Perdidos en Tokio (Reseña)
Una consagración que por fin llego
5 años después de sorprender con su primer largometraje, Sofia Coppola se ganaba la aclamación y reconocimiento como cineasta, algo impensable casi 3 lustros antes con su criticada actuación en la tercera entrega de El Padrino. Una cinta que hizo historia al posicionar a la realizadora neoyorquina como la tercera mujer en ganar el Premio Oscar a Mejor Guión Original.
Luces nocturnas, el azul matinal, ventanas que nos muestran el esplendor de Tokio, mucha de la cultura pop japonesa de principios del nuevo siglo a través de la TV, música, así como de calles donde siempre hay necesidad de traductores, donde el visitante suele perderse por un choque de idiomas. Todo esto lo plasma Sofia Coppola en una historia que, más allá de una atracción palpable, habla sobre la soledad, las relaciones personales, la decadencia mediática, la incertidumbre y crisis de la vida matrimonial, encarnada por dos generaciones que de alguna manera atraviesan por un umbral similar en el sentir pero no así en el punto del camino vital.
Bob Harris (Bill Murray) es un actor de viejas glorias y con un matrimonio de 25 años en un punto muerto que ha viajado a la capital nipona para ser la imagen de un whisky que busca introducirse con éxito en tierras asiática. Charlotte (Scarlett Johansson) es una joven egresada de filosofía que atraviesa la crisis de los 20 y que esta casada con un famoso fotógrafo publicitario, ambos alojados en el mismo hotel que Harris y que este no le presta la atención que ella espera. Sin embargo, su estancia en Japón cambiará cuando ambos se conozcan y de allí, entablen una relación especial, donde encontrarán en el otro, la compañía que tanto necesitaban en un país donde todo es diferente.
Con esta premisa, Coppola demuestra un progreso notable en sus elementos fuertes ya mostrados en Las Vírgenes Suicidas, donde perfecciona la construcción de personajes, su dirección de cámaras y aprovechar esa esencia intimista que de alguna manera hace universal un relato que transcurre en una esfera privilegiada, pero que pese a todo el dinero o lujos, el hotel no es más que una prisión de la que propone huir Bob.
La película propone diferentes discusiones interesantes. Por parte de Harris atraviesa un periodo difícil debido a la fragmentada relación con su esposa que solo le habla para tomar decisiones de remodelación en su hogar, hijos que no se quieren comunicar con él o un ambiente en exceso superficial donde se le ve como un vehículo publicitario donde ni siquiera puede comunicarse ni enterarse del todo.
Mientras que Charlotte, que vive la entrada a una época de decisiones rápidas e impulsivas, es una recién egresada de la carrera de filosofía sin horizonte claro, un matrimonio en un periodo de enfriamiento debido a las pocas atenciones que su marido le da, así como de amistades que o no la quieren escuchar por teléfono o que solo son temporales mientras dure su estancia en Japón.
Esta efectividad en poder hacer general un discurso personal se debe en gran parte a la fotografía. Lance Acord, que había trabajado en Lick the Star (corto con el que debutó Coppola) hace buen uso de la iluminación del lugar para transmitir emociones. Por una parte, tonos azulados de la mañana, donde impera la mayor cantidad de melancolía. Mientras que por la noche, los colores adquieren vida, ya que los momentos de felicidad se dan aquí, que justo es cuando hay mayor interacción entre ambos protagonistas.
Habrá que mencionar que se sigue una fórmula de comedia romántica ya establecida pero que se diferencia sobre todo por decantar los intereses de la relación no tanto en la búsqueda de afecto, sino que el objetivo es el hallar a la persona que escuche, que hable, que se divierta y que acompañe en la misma situación solitaria.
De igual manera, la selección musical se amolda a las escenas. Desde canciones que son movimiento puro como Too Young de Phoenix, hasta tracks que son más calmos como Alone in Kyoto de AIR (quienes ya habían trabajado en el primer largometraje de Sofia). Habrá que destacar que también se aprovecha el choque generacional entre Murray y Johansson, ya que artistas como Roxy Music o Kevin Shields aparecen para generar momentos de conexión auténtica.
Como se ha visto, el factor emocional es la base principal de todo el producto y es el centro por el que gravita el ritmo de la misma. Múltiples tomas mirando a una ciudad inmensa que sobrepasa los pensamientos de Charlotte en contraste con la visión enclaustrada por la televisión del hotel pero que igualmente sofoca a Bob mientras esta en soledad, hacen por momentos que todo se detenga demasiado y que se sienta un sopor agradable pero pausado.
La forma tan cotidiana, en ocasiones monótona, en que se cuenta la historia muchas veces puede desesperar al espectador menos paciente e incluso, puede parecer que pasan muchas cosas pero al final, nada de esto realmente afecta (visiblemente) al curso de los sucesos. El cierre sin final cliché puede ser un arma de doble filo aunque anunciado desde un principio, cuando ambos principales anuncian cuanto tiempo tienen para estar juntos. Una decepción para los más románticos que se vio cegada por una aventura que tiene una tensión latente pero que no termina de concretar por una cuestión simple: ellos buscaban compañía para ese limitado capítulo de sus vidas.
En conclusión, Perdidos en Tokio significa la consagración merecida y trabajada por parte de Sofia Coppola, con un éxito en taquilla superlativo (119 millones de recaudación contra los casi 5 de presupuesto), sumado a la aclamación crítica por doquier traducida con nominaciones en las categorías de Mejor Película, Mejor Actor, Mejor Director y la victoria en Mejor Guión Original de los Premios Oscar.
La cinta contada entre una estela de simplicidad hermosamente ejecutada quedó como uno de esos clásicos que sigue causando división entre los fans y los haters, uno instantáneo, un homenaje perpetuo a la dificultad que supone no poder comunicarse si bien por la diferencia de idiomas, culturas o las mismas emociones.
Tráiler Oficial
FICHA TÉCNICA
Título Original: Lost In Translation
Año: 2003
Director: Sofia Coppola
Elenco: Bill Murray, Scarlett Johansson, Ana Faris, Giovanni Ribisi
¿Donde se puede ver?: Google Play, iTunes
CALIFICACIÓN: 8.5/10