‘Sin señas particulares’, el diablo sí existe

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Sin señas particulares está dirigida por Fernanda Valadez, originaria del estado de Guanajuato y licenciada por el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Valadez y Astrid Rondero escribieron un filme crítico, analítico y oportuno para la actualidad social y política mexicana y, al mismo tiempo, totalmente capaz de extrapolarse a cualquier latitud y temporalidad, gracias a la maternidad como hilo conductor para presentar sus temas.

Es la historia de Magdalena Loredo (Mercedes Hernández), una mujer que emprende un viaje para encontrar a su hijo, quien desapareció cuando se dirigía a la frontera para cruzar hacia Estados Unidos. La actriz mexicana Mercedes Hernández ha participado en diferentes producciones cinematográficas, como son La Tirisia (2014), Belzebuth (2017), Esto no es Berlín (2019) y Nuevo Orden (2020), entre otros; su experiencia es vasta y sin duda, logra una destacada interpretación en Sin señas particulares.

Mediante un inteligente montaje, se observa el viaje que realiza Magdalena y, en determinado momento, se une el de Miguel (David Illescas), un joven deportado de Estados Unidos que vuelve para reunirse con su madre. Al principio no es posible saber exactamente cómo se ensamblarán sus caminos o en qué momento un personaje se servirá del otro para lograr sus objetivos. Sin embargo, su encuentro será esencial para ambos y se convertirán en mucho más que dos desconocidos en la búsqueda de sus seres queridos.

Sin señas particulares es una cinta muy crítica respecto a los procesos de búsqueda, investigación y atención a víctimas de desaparición forzada en México. A través del personaje de Magdalena se visibiliza cómo son los familiares de las personas desaparecidas quienes realmente realizan las búsquedas e invierten tiempo y recursos para encontrarlas, sin recibir el apoyo de las autoridades. El Estado da respuestas y prácticamente exige firmas para dar punto final a los casos, pero no provee explicaciones ni atiende el dolor de los padres de familia que necesitan confirmar y conocer la verdad.

Conforme la película avanza, se manifiestan problemas sociales como la corrupción, el crimen organizado y el narcotráfico ya que, en diferentes puntos del viaje de Magdalena y Miguel, tendrán que enfrentarse a diferentes obstáculos para continuar. Magdalena se encontrará, por ejemplo, con La Regis, un personaje que le pedirá detener su búsqueda, la orientará y le dará algunas pistas, pero el mensaje es claro, no seguir con la investigación. Una pregunta viene a la mente, ¿La Regis es cómplice, aliada o, simplemente, también tiene miedo? Pero Magdalena no descansará hasta encontrar la verdad, sea cual sea.

Hay un trabajo de fotografía muy apreciable en el filme cuando, por mencionar alguna ocasión, Magdalena sueña con su hijo, rodeado de la libertad de amplios paisajes. Es evidente que los escenarios fueron aprovechados por la fotógrafa Claudia Becerril Bulos, pues una ventana se convierte en un cuadro estético y perfecto para guiar la atención del espectador.

Una de las secuencias más interesantes de la cinta es cuando Magdalena se entrevista con el señor Alberto Mateo, quien estuvo con su hijo el día de su desaparición, pues viajaban en el mismo autobús. La narración de este personaje se realiza en una lengua diferente al español, mientras que son las imágenes quienes representan sus palabras. Él explica a Magdalena cómo vio al mismo diablo asesinar a las personas. Estos recuerdos y el sonido del fuego crean una atmósfera de terror en la película, pero de un terror social y de un diablo terrenal que destruye familias, estados, comunidades y que no encuentra freno, pues las desapariciones, las muertes y las luchas por territorios entre cárteles de drogas siguen ocurriendo.

Aunado a ello, uno de los señalamientos más agudos de Valadez es el cómo las víctimas se convierten en victimarios, y una decisión mantiene o quita la vida, y va más allá del valor o la ética, es la supervivencia lo que está en juego.

Lo anterior hace de Sin señas particulares un filme sumamente pertinente para el contexto social y político de México, pero no por ello es excluyente, al contrario, es posible dimensionarlo en cualquier otro estado o país. Por otra parte, el dolor, la preocupación y la impotencia que viven las madres al no encontrar a sus hijos se equipara cuando la situación es inversa, los hijos también están perdiendo a sus madres, a sus hermanos y otros familiares, y el origen es el mismo, el crimen organizado.

Sin señas particulares es la ópera prima de Fernanda Valadez, quien anteriormente había dirigido cortometrajes. Esta película recibió el Premio a la Mejor Ópera Prima y el Premio a la Mejor Fotografía de la Competencia Ficción en el Festival de Lima. En la Sección World Cinematic Competition del Festival Sundance 2020, obtuvo el Premio del Público y el Premio Especial del Jurado a Mejor Guion. Recientemente, ganó el premio Horizontes Latinos en la 68ª edición del Festival de San Sebastián. Sin duda, es indispensable su visualización, tanto en términos de ejecución como en temática, ya que la realidad en infinitos momentos es capaz de superar la ficción y si bien, la responsabilidad de la seguridad no recae en los ciudadanos, sí es posible contribuir a la visibilización de las víctimas de violencia, corrupción y desaparición forzada.

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