FICUNAM 12: Yolanda Cruz, la identidad construida entre la migración y las raíces
Una peregrinación religiosa será el punto de encuentro entre una estudiante universitaria desplazada de Estados Unidos y una mujer que carga con el fantasma de su enamorado, pero que a la vez lucha por mantener su matrimonio a distancia. Ambas se acompañarán en este viaje hacia el Santuario de la Virgen de Juquila para encontrar respuesta a los dilemas que agobian sus vidas.
En Unplugged News platicamos con Yolanda Cruz directora de Hope, Soledad (2021), su largometraje de docuficción que formó parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM).
Yolanda señala que esta película la empezó a trabajar durante un momento de tensión sobre las políticas de Donald Trump, el expresidente de Estados Unidos de deportar a los migrantes y muchos de los jóvenes con los que trabajaba expresaban su preocupación ante ese panorama.
“Yo siempre ando con preguntas en mi trabajo documental. Es cuando tomo la oportunidad de ser parte de este planteamiento y así, conforme se resuelve poco a poco, la película va tomando vida. Entonces dije, estos jóvenes se regresan y qué va a pasar con ellos ¿Nosotros los aceptamos o no los aceptamos? ¿Ellos aceptan ser parte de nosotros?”
Para este proyecto la directora entrelaza la historia de Hope, interpretada por Frida Cruz, sobrina de Yolanda, en la que presenta esta incertidumbre de las generaciones jóvenes que buscan construir una identidad dentro de dos mundos, por un lado su presente en Estados Unidos y sus raíces como parte de una comunidad indígena. “Las dos somos de la UCLA, al principio éramos rebeldes, pensábamos <<no, no queremos ser parte de una institución>> pero ahora que ya estamos algo más grandes, apreciamos la experiencia que tuvimos allá».
Un detalle fue muy cuidado dentro de la creación de este personaje fue la dificultad de las lenguas al ser predominante el inglés con el que crecieron y tener nociones del español por sus padres. “No quería la historia típica de cine industrial, en donde se habla el español perfecto. El español es la lengua con la que viven muchos migrantes en Estados Unidos, porque sus papás no les enseñan sus lenguas indígenas, pero al final hay un recuerdo de lo que fueron… Era lo sutil de la puesta en escena”.
Por otro lado encontramos la historia de Soledad (Karen Daneida), una mujer que se entera que el amor de su vida falleció y no se despega del teléfono esperando recibir la llamada de su esposo que vive en Estados Unidos. “Me relacionaba con eso también, yo tenía a mi pareja fuera y nos llamábamos. Ya sabíamos que las cosas no estaban bien, pero esa llamada era importante. A veces dentro de esta distancia te alivia tener esa ilusión de que existe alguien que piensa en ti”.
“Yo he sido migrante desde hace muchos años, tengo una relación estrecha con mi comunidad, con la que se queda y la que se va. Hay una soledad inmensa de los dos lados. Lo inmediato que pensamos es una mejora económica, pero qué consecuencias tiene. Creamos una sociedad que vive añorando.”
Yolanda se planteó varios retos para definir a este personaje, el primero fue la representación de la soledad del quedarse y continuar la vida sin tu ser amado. El segundo reto fue que no quería la representación que comúnmente se hace de una mujer mexicana que ahoga su dolor llena de ocupaciones en el hogar y cuidando a su familia. “Yo quería presentar otra mujer, una mirada distinta de como se ve esto, como veo yo el mundo. Para mi eso era Soledad, una joven que tenía mucho amor que dar y que estaba explorando una forma de sacar esa pasión”.
Para hablar de las comunidades indígenas, la religión es un punto importante. Sin olvidar el sometimiento ideológico del catolicismo dentro de la historia de la comunidad, la directora de Hope, Soledad, se enfoca en el significado místico y espiritual que guarda el peregrinar hacia el Santuario de la Virgen de Juquila en medio de la sierra de Oaxaca.
“Algo debe de tener que la gente hace este viaje tan riguroso, tan cansado, que se sienten tan aliviados de sus penas cuando van a este lugar, algo mágico. La idea de explorar, entonces yo me junté con los peregrinos para caminar con ellos y la experiencia fue muy bonita… Yo creo que a los 20 hubiera hecho un documental reaccionando a la religión. No lo vi como una película sobre la virgen en sí, sino fue más para promover esta espiritualidad. Fue con mucho respeto, porque no cuestionamos la fé, simplemente mostramos el camino”.
Como mujer cineasta perteneciente a una comunidad indígena, Yolanda ha observado los cambios que poco a poco se realizan a favor de la inclusión y el apoyo por parte de la industria cinematográfica. Nos comparte que el IMCINE ha impartido formación sobre violencia de género a todos los realizadores y su equipo. “Es bueno que nosotras mujeres tomemos estas clases, porque a veces, sin quererlo también cometemos ciertos errores. También siento que debemos tomar clases sobre violencias raciales, tenemos una cultura bastante discriminatoria”.
Acerca del tema del cine indígena, actualmente trabaja dentro del programa ECAMC (Estímulo a la Creación Audiovisual en México y Centroamérica para Comunidades Indígenas y Afrodescendientes) por parte del IMCINE. Tomando en cuenta los nuevos apoyos y programas dirigidos para cineastas indígenas, aún hay ciertos retos. “¿Quién evalúa los fondos? para ser una cineasta indigena, si no es etnográfico o no explico bien la película, parece que no califico como cine indigena, y cuando se aplica para cine nacional, uno es demasiado indigena”.
Después de un recorrido en festivales internacionales mexicanos y de otros países a lo largo de su trayectoria, se reconoce con una nueva mirada de lo que busca presentar como parte de la nueva ola de cine indígena donde retoma elementos del cine industrial con argumentos que dan pie a diversas reflexiones.
“Siempre hay que explicarle al mundo lo que es uno, pero cuando uno es más joven es difícil y es conforme uno va descubriendo su voz y su visión. Ahorita ya un poco más liberada del peso de tener que explicar digo “si no lo entienden, pues discúlpame, ese ya es tu problema, no es el mio”. La película va a encontrar a su público”, finaliza.