«Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo»:el multiverso desbordante de A24

La nostalgia, los crossovers y las secuelas/precuelas/reboots/remakes están de moda, gobiernan el mercado, dictando el proceder de las mentes creativas en la industria cinematográfica. Esto último, se puede visualizar con lo realizado en el UCM de Marvel (Disney) con la reunión de los tres Spider-Man junto a varios de sus respectivos villanos en Spider-Man No Way Home, el multiverso de la locura en Doctor Strange In The Multiverse Of Madness o hasta en Chip N Dale: Rescue Rangers en una reunión de personajes icónicos pero separados por sus compañías. Todos estos proyectos con éxito que padecen de una profundidad necesaria para darle solidez al contenido pese a su brillantez en la forma, apenas cumplen para pasar un rato de calidad en cuanto a entretenimiento.

Siendo el multiverso aquel concepto de viaje y convivencia que permite estos encuentros esperados, A24 aprovecha la tirada para establecer la cinta por excelencia en esta temática con Todo En Todas Partes Al Mismo Tiempo, una auténtica experiencia que gracias a su manejo excepcional de una variedad de géneros, actuaciones comprometidas, un torrente de cultura pop que encaja orgánicamente así como de volver lo cotidiano y lo absurdo en motores emocionantes que sin duda posicionarán la película como una de las más impresionantes de los últimos años.

Cuando una ruptura interdimensional altera la realidad, Evelyn (Michelle Yeoh), una inmigrante china en Estados Unidos, se ve envuelta en una aventura salvaje en la que solo ella puede salvar el mundo. Perdida en los mundos infinitos del multiverso, esta heroína inesperada debe canalizar sus nuevos poderes para luchar contra los extraños y desconcertantes peligros del multiverso mientras el destino del mundo pende de un hilo.

Dan Kwan y Daniel Scheinert, directores que conforman la dupla Daniels y que se ganaron la aprobación crítica con Swiss Army Man, aprovechan la libertad creativa del estudio para hacer una crítica, sátira así como homenaje a toda una cantidad de películas, series y actuaciones que ayudan a que tanto drama, acción como comedia puedan convivir a la perfección. Aciertan ambos cineastas en colocar una premisa tan sencilla como la base de un relato caótico que se dispara con elementos tan cotidianos que hace que el público pueda conectar desde el primer minuto a la vez que genera interés por lo que pueda suceder, escalando en lo técnico y narrativo explosivamente, siempre con un ritmo que destroza esa sensación de bajón que se da en los momentos emotivos.

El guión de Kwan y Scheinert aprovecha para dejar mensajes que pegan duro con el contexto actual, abordados de manera orgánica. El relato que bien puede quedar como una alocada historia de ciencia ficción, también se posiciona como un drama familiar en el que se discuten a través de diálogos inteligentes temas como la homofobia, el choque de generaciones, la empatía con el otro, la lucha por salir adelante por parte de los inmigrantes, el potencial no aprovechado, la importancia de la comunicación en la familia, la violencia como la peor respuesta ante los problemas y la reflexión sobre el peso de nuestros propios obstáculos en universo. Todos estos existen el tiempo suficiente, yendo a la par de todo el torrente de dinamismo de la narración.

Los paisajes, los vestuarios, el maquillaje y efectos especiales dotan a cada variante de su propia personalidad, utilizando elementos de cada uno como herramienta para viajar en los diferentes universos, propulsado ese trayecto por romper la lógica, aportando una creativa e imaginativa manera que ayuda a saborear cada realidad. A diferencia de otras propuestas, la audacia de Larkin Seiple permite sentir que realmente se traslada el espectador a un mundo distinto, con una protagonista que es distinta en cada mundo, con habilidades diferentes y que ayuda a que el montaje así como el uso de diversos recursos brille con fuerza.

En la música, Son Lux, en colaboración con David Byrne, André 3000 y Mitski, regala partituras que van a la par del género, estilo y emoción predominante en las secuencias. Lo visual se ve beneficiado por las composiciones, generando adrenalina, diversión pero sobre todo emotividad que hará de la experiencia un auténtico torbellino en el que se pasa de la risa a las lágrimas en cuestión de minutos.

El cast está bien seleccionado y dirigido, con protagonistas, secundarios e incidentales esforzándose por darle vida a cada uno de los personajes. Por parte de los últimos, Jenny Slate (Big Mouth) Andy Le (Shang-Chi), Brian Le (Shang-Chi), Harry Chum (Glee) y hasta Randy Newman (compositor de la música de Toy Story, entre muchas otras) transmiten esa diversión de sus papeles, con sus propios problemas y peso en el multiverso. Slate, los Le y Chum regalan coreografías sorprendentes, dignas de altos presupuestos pero que dejan bastante pálidas a las de otros grandes estudios. En el caso de Newman, presta su voz para una intervención hilarante que resulta irónica con su andar en el estudio del ratón.

Grandes nombres componen a los personajes secundarios. Jamie Lee Curtis encarna a una gruñona agente de Hacienda, la cual se transforma no solo en su apariencia en cada parada multiversal de la principal, sino que sus rasgos varían drásticamente, prueba de un gran nivel de compromiso ; James Hong se roba cada escena como el abuelo Gong Gong, demostrando su gran experiencia en lo cómico; Ke Huy Quan interpreta al temeroso Waymond Wang, el esposo de Evelyn, quién es parte fundamental de la trama, protagonizando, si no la mejor, si una genial escena de kung fu; Stephanie Hsu sorprende gracias a su increíble abanico emocional, dándole a Joy Wang, la hija de Evelyn, profundidad y quizá el personaje con mejor construcción de la cinta.

Aplausos y mención aparte merece la experimentada Michelle Yeoh, quien como Evelyn, la protagonista, requiere de un manejo actoral elevado. Yeoh demuestra un nivel superlativo sustentado por lo que su extensa carrera le ha dejado, siendo un agasajo verla pasar sin problemas de la confusión, temor a una mujer empoderada que aún tiene mucho que aprender, que se convierte en una heroína real y admirable, sobre todo por su faceta de mujer emprendedora, madre que debe luchar con el choque de generaciones (la de su padre con su hija), un matrimonio que se tambalea y con el peso de afrontar al gigante cotidiano que es el pago de impuestos. La vemos con excelente desempeño en acrobacias, imprimiendo genialidad a la espontaneidad en el manejo de los recursos que tiene a la mano, a la par de una magistral actuación dramática que se roba el corazón de todos.

Con estos elementos, Todo En Todas Partes Al Mismo Tiempo es un platillo cinematográfico imperdible, demostración de que los proyectos realizados con amor, calidad y respeto por la audiencia pueden triunfar, llevando al público a aventuras que no solo regalan un rato de entretenimiento ausente en estas época, sino que hacen reflexionar sobre como nuestra realidad puede ser una aventura mortal, con la idea de que quizá no seamos nuestra mejor versión pero si que tenemos un potencial que podemos o no explotar.