Coraje: de tal madre, tal hijo (FICG37)

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Se dice que un artista habla en su obra de aquello que sabe, que siente, que conoce. El séptimo arte no es la excepción y a veces hay cineastas que encuentran en él un vehículo para reflexionar, hacer una catarsis interesante o poder enfrentar ciertos temas que no son tan fáciles de afrontar, usando la ficción como el vehículo para hacerlo.

Rubén Rojo Aura experimenta un poco de eso en su ópera prima presentada en el marco del 37 Festival Internacional de Cine de Guadalajara, Coraje, donde inspirado por su vida y experiencia personal decide hacer un homenaje catártico a su madre, la actriz Marta Aura, que protagoniza el filme. Aquí, interpreta a Alma, una actriz de 76 años que se está quedando lentamente ciega y teme perder su trabajo en la compañía teatral a la que pertenece mientras que su hijo Alejandro (Simón Guevara), que tiene problemas de alcoholismo, regresa a casa de ella después de pasar varios años en Madrid. Ambas crisis se enfrentan para finalmente entablar ese lazo que parecía perdido, aquel que existe entre madre e hijo.

Una de las cosas más interesantes de este filme es la forma en que Rojo Aura usa la ficción pero en ocasiones la desdibuja para mostrarnos pedazos de una realidad que rompe con el imaginario del guion, ya sea entre reflexiones de Marta Aura con sus amigas o incluso uno de los momentos más emotivos del filme en el que la historia se rompe por completo para mostrarnos una instancia catártica de gran poder.

Y es que el guion no sólo resulta una especie de terapia familiar interesante que deambula entre la delgada línea de la ficción dramática o algo similar a un documental, pues Alma también ejecuta un rol en una obra de teatro que funciona como una alegoría a lo que vive, Madre Coraje y sus hijos, pieza teatral escrita por Bertolt Brecht y Margarete Steffin, tomándola como una inspiración para dotarla de una sub lectura poderosa en el filme.

Marta Aura, quien se llevó el Mayahuel a la Mejor Actuación Femenina en el certamen 37 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, hace gala de las tablas que tiene. Desde las primeras imágenes del filme, la actriz demuestra esa pasión y sentimiento que le han caracterizado durante todos estos años para irnos sumergiendo no sólo ante la crisis de la ceguera crónica y la edad, sino ante dilemas profesionales y personales que muestran su parte más humana, entrelazando su papel con algunos puntos sacados de la vida real.

Simón Guevara, hermano del realizador, hace el papel del hijo de Alma, aquel que regresó con más penas que gloria y que busca no sólo escapar de esa adicción que lo ha impedido crecer en todo sentido, sino también una reconexión necesaria con sus raíces, con su madre y sus problemas. Este es un ejercicio bastante particular que logra momentos interesantes entre la actriz, su madre en la vida real y la ficción.

En un ejercicio de metacine emotivo, Rubén Rojo Aura logra con Coraje una cinta en la que no sólo rinde homenaje a su madre y sus raíces, sino también un proceso doloroso de enfrentar algunas heridas abiertas para sanarlas a través del arte, partiendo desde el amor y respeto a su madre para ir armando este conmovedor drama realista en el que todo de queda en familia, mostrando que el talento fluye en ella.

En palabras del joven realizador: «Es una mezcla de muchas emociones, un poco de nerviosismo y ansiedad también por las implicaciones que tiene esta película, porque hablamos de cosas muy personales, es desnudar esta vida familiar al público, pero por otro lado es una alegría, porque para eso la hicimos«. Y es que, en medio de esa alegría donde las almas del núcleo familiar se muestran como son, es innegable sentir que el talento va de tal madre, tal hijo.

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