Rendez-Vous: los peligros de una cita a ciegas en una sola toma

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El cine de corte independiente tiene una libertad creativa que se puede explotar en diversos géneros. Para Pablo Olmos Arrayales, director graduado de la ESCAC en Cataluña, España, no es la excepción. Fascinado siempre por el género del terror y el suspenso, el realizador mexicano decidió abordarlo en su primer largometraje, inclinándose por mostrarnos un relato cuya manufactura resulta interesante así como técnicamente complicada.

Dar el salto de los cortometrajes, mismos que habían sido bien recibidos y gozaron de formar parte de festivales como Mórbido o Sitges, no fue tan sencillo pero era el paso a seguir. Y para hacerlo, Olmos Arrayales toma el asunto de las citas online para mostrarnos en una cinta de una sola toma los riesgos que este tipo de situaciones conlleva y cómo el juego de las apariencias forma un papel determinante en ello.

Rendez-Vous nos lleva por esta primera cita a ciegas donde Lili (Helena Puig) espera la llegada de Eduardo (Antonio Alcántara) en un pequeño viaje de nocturno por las calles del centro de Coyoacán en donde, como en cualquier otro encuentro de desconocidos, comienzan a conocerse. Pero las cosas se ponen un tanto extrañas mientras la noche avanza y el relato comienza a jugar con el espectador, creando una tensión entre los protagonistas oculta en los pequeños detalles que poco a poco nos lleva al límite con algunas sorpresas y giros de tuerca.

La estética de la cinta recae en una fotografía a blanco y negro que genera momentos que remiten a una especie de cine negro clásico, incluso jugando un poco con los elementos del mismo así como a las vueltas de tuerca del género que recuerdan la gran escuela que dejó el maestro del suspenso, Alfred Hitchcock. Pero sobre todo resalta la gran virtud del cineasta al enfrentar la dificultad de seguir todo en una sola toma mientras genera la tensión suficiente entre estos dos amantes encontrados que encontrarán un final sorpresivo, todo esto ante el peligro real de no obtener un buen resultado al final.

Esa apuesta que Pablo Olmos Arrayales toma al hacer su primer largometraje de esta manera da frutos a pesar de que al final del relato el guion se salga un poco de control. Sin embargo, la cámara respeta bien las secuencias, los tiempos y las transiciones que se sienten naturales y fluyen poco a poco entre sus dos personajes, mismos en los que recae todo el peso de este escabroso relato pero que generan una química en la que el espectador no sabe de qué lado está y la cuestión del bien y el mal constantemente se ve en duda.

El largometraje, que fue presentado por primera vez en la edición 2019 del Mórbido Fest, ganando el Premio del Público a Largometraje y tuvo su exitoso paso a través de otros festivales de renombre como el Macabro y Feratum, mismos que se caracterizan por crear espacios para este tipo de cine arriesgado que a veces coquetea con la línea de lo comercial, funciona de gran manera con todo su aire independiente, demostrando que el bajo presupuesto sumado a un relato interesante y el ingenio creativo pueden funcionar mejor que los efectismos usados en relatos de mayor escala pero con poca sustancia.

Otra situación que hace interesante este relato es justamente el hablar de las citas a ciegas y cobijarlo con un tema acerca de la violencia de género que rodea al país, donde los desaparecidos y muertos cada hora siguen en aumento, tomando así la premisa original de tiempo atrás una resonancia en la actualidad que pocas cintas logran. Asimismo, existe una subtrama oculta donde las grandes revelaciones llevan a un climax alocado donde el tema de salir con extraños y las intenciones de los mismos da mucho para reflexionar.

Y qué decir de la pareja protagónica, ya que tanto Puig como Alcántara entran en sus respectivos personajes hasta llevarlos al límite que la historia les propone en un final demencial o hasta excesivo pero que no demerita la frescura de la propuesta que resulta mucho mejor lograda que otras cintas de reciente estreno. Ver a Lili y Eduardo interactuar en ese toma y daca de desconfianza y secretos ocultos se convierte en un juego que atrapa poco a poco a la audiencia, especialmente si la ves con una cita a ciegas.

Así, este primer largometraje de Pablo Olmos Arrayales es un proyecto por demás interesante donde, como guionista, sabe elaborar un buen suspenso en un primer filme que no es perfecto pero sí muy destacado en su manufactura y arriesgado al hablar de un terror social, algo cotidiano a lo que cualquiera de nosotros podemos enfrentarnos sin saberlo. Pueden disfrutar de esta interesante propuesta como estreno exclusivo en el Cine Tonalá.

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