Sanctorum. Una combinación entre crítica social y ficción.
En ocasiones, el cine mexicano ha sido subestimado debido a algunas producciones de índoles románticas o cómicas. Sin embargo, hay ocasiones en que surgen algunos filmes que logran sorprender por lo interesantes que son. Sanctorum es un claro ejemplo de ello, una cinta mexicana que relata una problemática en la que viven ciertos pueblos originarios alrededor del país, con tintes de terror cósmico o sobrenatural.
Esta película llega a nosotros de manos del director mexicano Joshua Gil, quien ya ha tenido experiencia con el sine siniestro dirigiendo la cinta La Maldad (2015). Mayormente, lleva por buen camino gran parte del filme, muchas de las escenas están bastante bien cuidadas y tienen un enfoque que hace sentir al espectador parte de ella.
La fotografía, los efectos son de los puntos más fuertes que tiene esta producción, existen escenas de paisajes espectaculares desde el inicio del filme, al igual que los efectos, si bien no tienen una calidad hollywoodense, son de bastante mención, en especial cuando se trata de dar un aura sobrenatural. La música que acompaña a la audiencia también es interesante, mantiene ese ambiente espiritual que puede percibirse en estos pueblos originarios, calmada al mismo tiempo que intensa y profunda.
Las actuaciones tendrán opinión dividida para los espectadores, pues no son actuaciones tan sobresalientes en la mayoría de los casos, sin embargo, eso no le quita méritos a la esencia de la película, pues al ser la mayoría de ese pueblo originario, no tienen la experiencia que otros actores en cintas de mayor producción, pero cumplen bastante bien con su rol cada uno de ellos, incluso los más pequeños.
La historia es uno de sus puntos más fuertes, al mismo tiempo que es uno de los más débiles. Es fuerte debido a la historia principal, un pueblo originario que es sometido por un cartel de narcotraficantes, al mismo que tiempo que se encuentran en medio de una guerra entre estos y el ejército, es un pueblo al borde del colapso sin muchas opciones de salida. Esta problemática y desarrollo de los eventos es bastante sólido e interesante, debido a que es un hecho que viven una gran cantidad de pueblos originarios de nuestro país.
Lamentablemente, la historia avanza muy lento, puede percibirse que mucho de lo que se cuenta en 40 minutos se pudo haber contado en la mitad del tiempo con un ajuste de guion y de escenas. También los tintes de terror se sienten un poco desfasados y un tanto metidos a la fuerza, pues si bien es bastante importante simbólicamente mucho de lo visto, pareciera que esos eventos iban a tener más relevancia y tiempo en pantalla, cuando lamentablemente no fue así.
Como mexicanos, hay que estar pendientes de producciones como esta, que, si bien aún hay bastantes puntos que pulir, es una cinta de gran calidad, con una historia por demás interesante y profunda, bastante llegadora en ciertos momentos y que deja a pensar, al menos como locales, en la situación actual del país en cuanto a la militarización. Apoyar este tipo de cintas será muy benéfico para los espectadores mexicanos, ya que con el tiempo vendrán producciones de esta o mejor calidad.