«La Exorcista»: cuando el terror religioso cambia de roles

En México tenemos costumbres, anécdotas, leyendas y escenarios que son una potencial fuente de imaginación para producciones que puedan deslumbrar por sus peculiaridades que sin duda resultarían una bocanada de aire fresco en el panorama cinematográfico tanto del género como del mercado.
Como resultado de una pandemia que dejó en pausa muchas producciones, llega a salas de cine La Exorcista, una propuesta que teniendo un apartado técnico de buen nivel y escenarios llamativas, presenta una premisa que puede inspirar a otras obras para llevar a otro nivel estás temáticas.
La monja Ofelia al llegar al pueblo de Arquímedes se ve forzada a practicar un exorcismo a una mujer embarazada, luego de que el sacerdote local es vencido por el demonio. Cuando parece que la posesión ha terminado, descubre que la presencia maligna sigue en el pueblo y que tratará de regresar al cuerpo de su víctima en las próximas 48 horas.
Dirigida por Adrián García Bogliano, realizador de amplia experiencia en el género con cintas como Sudor Frío o Ahí Va El Diablo, construye un ambiente de tensión que se ve fortalecido por la buena fotografía que captura el entorno boscoso y lúgubre, dónde las leyendas parecieran fluir o existir con mayor facilidad, sumando un factor religioso que se siente creíble gracias a las locaciones, que van desde casas austeras hasta iglesias abandonadas.
La historia se basa en una alternativa interesante a los relatos de exorcismos, cambiando roles y con la presencia femenina como motor para la narración. No obstante, el ritmo lento de la cinta sumado a una corta sensación de peligro, evitan que las secuencias de acción, de gore y en las que el demonio se manifiesta con más fuerza, lleguen al climax necesario para elevar la experiencia.
El apartado de maquillaje, así como de las escenas de violencia, están bien llevadas, siendo lo mejor de la cinta. A esto se le debe sumar el componente del libro con los múltiples nombres de la entidad maligna, ya que este crea un universo que podría explotarse a futuro.
Así mismo, los guionistas enfocan de buena manera esa analogía que lo femenino tiene con los estigmas y prohibiciones de la religión, aunque se queda corto todo esto por una notable superficialidad, algo que deja potencial sin explotar.
La música le da más impulso a la estética decadente de la película, ya que es con sus notas que el pánico es más intenso o ese sentimiento de redención, de valentía crece con más efectividad.
En cuanto a la actuaciones, son de desigual nivel, siendo Salvador Sánchez, Norma Lazareno y Tina Romero presencias que demuestran compromiso, además de ser estas un homenaje al cine mexicano del género que los amantes de este tipo de películas apreciarán mejor.
Julio Bracho lo hace bien como el padre del pueblo, mientras que María Evoli y Ramón Medina entregan actuaciones comprometidas aunque quedan a deber un poco.
Si bien tiene defectos, La Exorcista es una opción competente para quienes buscan una mirada diferente a este tipo de relatos.