‘Le Pupille’: una encantadora fábula laica y navideña
Realizar una producción menor a una hora es una prueba de fuego para cualquier creativo. Desde la compresión de la idea hasta la lucha por ganar notoriedad para ser vistos, sumado todo esto a una labor poco certera de promoción (en plataformas de streaming, pese a los nombres reconocido involucrados se arroja al abismo de los catálogos), este formato está en constante guerra por ser reconocido, pero sobre todo apreciado.
Las premiaciones están en auge y para fortuna del público, Disney+ se ha apuntado una excelente obra que dura menos de 30 minutos, en los que nada sobra ni falta, en los que transmite de manera poética su mensaje, regalando fotogramas hermosos, entregando actuaciones auténticas. Le Pupille es sin duda una grata sorpresa, una joya para muchas personas que han encontrado aquí una fábula tremendamente excepcional. Un mediometraje de 37 minutos que ha conseguido para Alfonso Cuarón una inédita oportunidad para sumar otro Oscar a su estanteria.
Italia, Segunda Guerra Mundial. Un grupo de niñas de un orfanato católico vive a diario desventuras que son consecuencia de la rigidez de la Madre Superiora. No obstante, Navidad ha llegado como el momento para aprovechar cualquier oportunidad de divertirse, reír, saltar y hasta de reflexionar sobre lo que significa la fe, la bondad así como la maldad, todo ocasionado por un pastel que pondrá a prueba los valores tanto de las infantes como de las encargadas de este recinto.
Alice Rohrwacher, directora que tiene en su carrera apenas 3 largometrajes entre los que destaca la sopresiva Lazzaro feliz (2018) que ganó el Premio a Mejor Guión en el Festival de Cannes, construye una historia que combina la dulzura y la personalidad traviesa de las niñas para confrotar esa inflexibilidad religiosa latente en las monjas del orfanato. El guión de Rohrwacher atina en señalar con un humor de tintes oscuros la hipocresía de la religión, de la moral muchas veces exigida sin que sea seguida por esa institución y sobre todo del control que puede ejercer su doctrina en todo tipo de persona, siendo retratados estos puntos por una lógica infantil basada en la inocencia más auténtica.
El relato atrapa con un formato que combina una narración similar a los diarios, a los cuentos, envuelto todo con una estética que remite al neorrealismo italiano, utilizando los temas sociales, la búsqueda por la recreación fidedigna de aquella época, se logra señalar con la misma fuerza la nimiedad de las clases altas en contraste con la exaltación de lo que se tiene por parte de los más necesitados. Esto se puede ver cuando una mujer de posición alta busca el rezo para el amor de su vida a cambio de múltiples regalos para las niñas, mientras que una señora de escasos recursos da lo poco que tiene para desearles una Feliz Navidad a las niñas.
La música es agradable, le da personalidad a lo que se ve en pantalla y expande esa vibra pueblerina. A modo de coro, como de aquel modelo griego con varias voces, las actrices infantiles le dan ese toque cómico basado en su nerviosismo frente a la cámara, sus sonrisas naturales y esa picardía que generan una conexión con el espectador, preocupación por ellas e incluso, buscando comer de ese delicioso pastel que se posiciona como el objeto de deseo, el móvil por el que se pondrán a prueba la obediencia de las huerfanas.
Técnicamente es una propuesta hermosa. Grabada en 16 mm, aporte que vino de Cuarón, cada una de las escenas es una recreación de múltiples estampas religiosas, destacando sobre todo cuando el grupo de niñas plasman un nacimiento. Esta dimensión en el rodaje de la producción ayuda a construir una vibra íntima y artística, como si de pequeñas pinturas se tratara.
Le Pupille es sin duda el relato navideño más laico que podría existir. Un proyecto disfrutable que vale mucho la pena no solo por su ejecución técnica, sino que se sale de lo que se ve últimamente en la plataforma de Disney.