Post Mortem: Fotos del más allá. Una cinta de bajo presupuesto…y se nota.

La guerra y sus consecuencias les arrebata, en muchas ocasiones, personas queridas a la gente, ya sea por mandarlos al frente o por cuestiones de salubridad debido a la época. En Post Mortem, veremos un poco de estas pérdidas en pequeño pueblo de Europa del Norte, pues tras terminar la primera Guerra Mundial, la gripe española fue una causante de muchas muertes, pero, a veces, no les es posible el descanso.

Péter Bergendy es un director húngaro que ha tenido la oportunidad de dirigir algunos filmes más en este mismo género y en otros más, pues en este filme, se siente como es que trabaja con lo que tiene, posiblemente poco presupuesto, pero aún con ello logra captar la atención del público en ciertos momentos de la cinta, mantiene el ambiente tenso la mayoría del tiempo, aunque hay varios puntos de mejora en ello.

En cuanto a los actores, el peso recae en dos, la joven Fruzsina Hais, quien hace su debut en pantalla grande en el papel de Anna, una pequeña de 10 años originaria del pueblo donde se desarrollan los eventos de la película, la cual juega un papel importante en ello. Nuestro otro protagonista es Viktor Klem, interpretando a Tomás un sobreviviente de la Primera Guerra mundial, quien se ve envuelto en extraños sucesos unos meses después de regresar de la Gran Guerra. La ejecución actoral de ambos es bastante buena, de parte de Viktor, hace destacar que ha tenido bastante experiencia como protagonista, pues es un hombre que no se ve del todo escéptico a los sucesos paranormales que le ocurren a pesar de su adiestramiento militar, y denota preocupación y hasta miedo en los momentos cruciales. De parte de Fruzsina, se ve la poca experiencia actoral, pues hay bastantes escenas donde se nota que quiere reírse, aunque la escena es bastante seria, aunque, claro está, es bastante joven y puede deberse a otros factores, pero en general da lo mejor de sí por el peso que su personaje carga en la trama.

Como mencionaba previamente, se nota también el bajo presupuesto que se le dio a la cinta debido a los efectos especiales, el CGI es bastante notorio en bastantes momentos, aunque el maquillaje y ciertos juegos de sombras si están bien ejecutados.

La música y los efectos de sonido son demasiado abrumadores, tienen mucho volumen con tal de mantener el ambiente tenso y hacer que la audiencia pegue un brinco, en varios momentos, más que del miedo es por lo fuerte que suena a tal punto que puede lastimar el oído.

Muchos de estos puntos son justificables, las actuaciones por tener que recurrir a actores con poca experiencia, pero todos empezaron sin experiencia, así que todo bien; los efectos especiales que se usaron no son los de Hollywood, pero se entiende por el tipo de producción y el poco presupuesto, se hace lo que se puede con lo que se tiene, así que todo bien; los sonidos excesivamente fuertes son una técnica utilizada incluso en las grandes producciones cinematográficas, un recurso básico pero que logra su cometido de una u otra forma, así que todo bien. El verdadero problema es la historia, tiene una historia que inicia interesante, un desarrollo que aparenta ser sólido y con un trasfondo misterioso que debe resolverse para que los eventos paranormales se detengan, sin embargo, para la resolución del problema esto nunca sucede, puede llegar a sentirse que el problema se ha resuelto únicamente porque la película ya tiene que terminar, y el verdadero misterio se queda muy inconcluso, además de dejar una pauta final como si la historia fuera a tener una secuela, pero sería una completamente sin sentido alguno.

La mayoría de defectos son perdonables, o hasta justificables, por venir del nicho que viene, sin embargo, el punto central de la cinta es lo que la hace caer, tener una buena premisa no sirve de nada sin una buena conclusión. Va encaminada por la dirección correcta, pero el más allá no llegó demasiado lejos.