22 Semana de Cine Alemán: En el punto ciego (reseña)
Al efecto de ver, pero no ver; por más contradictorio que suene, se denomina el punto ciego. Existen experimentos caseros para entender mejor esta cuestión óptica propia de nosotros. En una cartulina es posible dibujar una equis y un círculo, tras cerrar uno de los ojos e ir alejando la cartulina parecerá que desapareció el círculo, que claramente sigue ahí pero que hemos perdido la capacidad de ver.
En el punto ciego (Im toten Winkel), de la directora Ay?e Polat, se muestra una historia que logra empatar a la perfección con este comportamiento del ojo humano. Historias dentro de otras, que no se perciben pero que están ahí.
Una reportera alemana visita un poblado con el fin de hacer un documental de su interés. Algunos de los involucrados en el documental forman parte de una historia más allá de la que se muestra. Eventos misteriosos alrededor de algunos de estos protagonistas se van desencadenando y dejando más incógnitas que respuestas. Lo que se veía como la elaboración de un llano documental termina por acoger, en sus entrañas y de manera accidental, la forma de algo más oscuro y opaco, lo inimaginable, la conexión de una serie de crímenes.
La cinta se divide en tres capítulos: el primero se basa en los documentalistas y las personas a documentar. Es en este momento que conocemos, sin saberlo y de forma accidental, a los personajes principales de esta historia. Mediante algunas historias, aquellas que se nos dejan ver por las rendijas del ojo visor de la cámara y otras más que forman parte del montaje de la cinta de Polat. Y es que no todos los personajes que se muestran en primera instancia tienen un papel significativo en la historia que se termina por construir y contar, o mejor dicho mostrar.
La directora logra ser lo bastante astuta para que el espectador no tenga ni la menor idea de que se viene, porque en el primer capitulo muchas cosas terminan siendo irrelevantes con respecto lo que se termina contando. Es durante el segundo capitulo que partimos más desde la perspectiva de un personaje, nuevo para nosotros, pero que se vincula con otros dos mostrados en el primer capítulo. Es aquí donde se nos empieza a revelar el lado turbio que compete a la historia.
Y el capitulo final no forma parte como tal de una perspectiva particular como los anteriores capítulos, pero termina por encerrar el gran cuestionamiento que se va generando durante el avance de la cinta.
El filme, como su nombre lo indica, juega mucho con lo que se deja ver y con lo que no. Convirtiéndose en una especie de teléfono descompuesto, entre el espectador y la directora, pues cada secuencia de imágenes es fácil de mal interpretar, al menos en una primera inspección, debido a la incompletitud de información hacia uno como observador. Juego que va terminando conforme se va contextualizando más uno con los datos adicionales que se van presentando a futuro. Lo que sí, es que va moldeándose este thriller pues resulta muy audaz con preservar el misterio. Es decir, muestra lo suficiente para que la historia avance, pero no tanto para no romper con este ambiente misterioso.
