Una familia extraordinaria
El próximo 5 de octubre llega a las salas Una Familia Extraordinaria (Wildflower) que tiene el regreso de Kiernan Shipka (El mundo oculto de Sabrina) interpretando a Bea Johnson una chica que posterior a un accidente empieza a recordar su vida y el cómo llegó a esa situación. Gracias a este estilo narrativo en forma de flashbacks es como podemos darnos cuenta que su vida no ha sido precisamente convencional, dado que fue criada por unos padres que al tener algunas discapacidades intelectuales, tuvo que hacerse responsable de si misma a una edad muy temprana lo que le generó tantos buenos como malos momentos.
Entre los flasbacks nos muestran a la familia de Bea que la visita en el hospital y discuten sobre la mejor forma de ayudarla. Algunos creen que no es bueno que ella siga con sus padres Derek (Dash Miko) y Sharon (Samantha Hyde) porque hasta cierto punto ella más bien los ha criado a ellos, lo que le ha impedido disfrutar de muchas cosas como tener un perro o poder comprarse cosas debido a que tiene que apoyarlos incluso en lo económico.
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Sin embargo, tenemos otros familiares como las abuelas Peg (Jean Smart) y Loretta (Jacki Weaver) que son de la opinión de dejarlos vivir su vida ya que ellas siempre consideraron que sus hijos a pesar de la discapacidad podían valerse por si mismos y, en su opinión, Bea no está del todo mal dado que es una alumna ejemplar y casi nunca se mete en problemas.
La película nos presenta estos lados de la historia que, gracias a los recuerdos de la protagonista podemos ver que ambos tienen razón. Nos demuestra que no todo es blanco o negro y, que realmente la que tiene la decisión final es ella, solo tiene que aprender a delegar y soltar sus preocupaciones para poder crecer. Y justo ese es el verdadero conflicto de la historia, todo esto se nos muestra para poder entender la encrucijada en la que se encuentra Bea, donde tiene que decidir si ella es más importante que el cuidar de sus padres.
Sin duda es una historia que tiene muchas caras ya que se va por el lado de la comedia, pero con otro tipo de narración sería algo triste, como muchas veces lo resalta Bea. Aún con el tono divertido tenemos escenas donde todo explota, Kiernan hace gala de su actuación y en tan solo unos minutos puede conmover a toda la sala haciendo que algunos se les escape más de una lágrima.
Las actuaciones de los principales que son Bea y sus padres sin duda se roban los momentos, pero en consecuencia eso provoca que los demás queden opacados. Muchos de ellos como Joy, la tía de Bea (Alexandra Daddario) se sienten como meros extras, son personajes desperdiciados porque están incompletos, les falta trasfondo. Esto provoca que la película se sienta por momentos pesada porque obstruyen el curso de la historia y no aportan nada.
