Juega o muere (2023)
«Juego o Muere», la ópera prima dirigida por la dupla Ari Costa y Eren Celebo?lu, nos sumerge en una historia donde la magia y el terror colisionan en un torbellino de suspenso y mortalidad. La trama se despliega en Salem, donde un grupo de adolescentes se ve atrapado en un juego siniestro desencadenado por un cuchillo maldito y un demonio implacable. Asa Butterfield y Natalia Dyer lideran el reparto, entregando actuaciones convincentes que amplifican la intensidad de esta experiencia slasher.
La premisa, que fusiona la imaginería de brujas con un terror sangriento y juegos infantiles retorcidos, inicialmente promete una travesía cinematográfica única y perturbadora. La película se sumerge hábilmente en la mitología de Salem, ofreciendo una visión contemporánea de lo macabro y lo sobrenatural.
La dirección de Costa y Celebo?lu destaca por su estilo visual cautivador y su capacidad para mantener la tensión a lo largo del metraje. Las secuencias de juego están coreografiadas con maestría, intensificando la sensación de peligro inminente que envuelve a los personajes. Además, la elección de ubicar la trama en un entorno histórico como Salem añade una capa adicional de profundidad al contexto y la atmósfera.
Asa Butterfield y Natalia Dyer, en los roles protagónicos, demuestran una química convincente y una habilidad para transmitir la angustia y la desesperación que su situación exige. Sin embargo, a pesar del talento del elenco y la premisa intrigante, la película se enfrenta a la crítica de no ir más allá de ser un slasher convencional.
Aunque ofrece una experiencia cinematográfica visceral y emocionante, carece de la profundidad necesaria para elevarse a un nivel más trascendental. La fusión de elementos mágicos y terror sangriento, si bien es interesante, no se explora lo suficiente como para ofrecer una reflexión duradera sobre el género.
En conclusión, «Juego o Muere» se erige como un ejercicio del género slasher competente, con momentos impactantes y visuales cautivadores. Sin embargo, la falta de una exploración más profunda y trascendental de su premisa única deja a la audiencia con un sabor agridulce, deseando que la película hubiera llevado su concepto intrigante un paso más allá hacia la grandeza.