Hilda, final de temporada (Reseña)

El último mes del año llegó y con ello la tercera y última temporada de Hilda, una serie animada británica-canadiense que está basada en los cómics homónimos del autor Luke Pearson, que es conocido por su trabajo en Hora de Aventura. Hilda debutó en el lejano 2018 como una exclusiva de Netflix y, tras cinco años, tres temporadas y una película, tuvimos el final de la historia de esta niña de cabello azul que tiene cierto imán para encontrarse en situaciones bastante raras.

La serie se desarrolla en un mundo parecido a los países nórdicos pero con personas y criaturas fantásticas, donde los humanos están conscientes de su existencia pero parece ser que prefieren ignorarlas. Dentro de estas criaturas destacan los trolls que, de hecho, fueron la problemática de la película, sin embargo, durante la tercera temporada parece ser que los escritores decidieron darle vuelta a la página y, si bien, se menciona el incidente acaecido en dicho filme, no se detienen en ello, pero sí lo utilizan para darle un toque más oscuro a la historia.

Las aventuras de Hilda (Bella Ramsey) a este punto se sienten normales, incluso para sus allegados como su madre Johanna (Daisy Haggard) o sus amigos Frida (Ameerah Falzon-Ojo) y David (Oliver Nelson), es como un día más, por ello, en esta temporada deciden dejar de lado el tono infantil, que realmente ya se había ido perdiendo un poco a lo largo de las otras entregas, para tener un producto maduro, donde la evolución de los personajes ha sido maravillosa, construyendo una amistad sólida que está libre de drama, claro que hay problemas, pero todo se resuelve hablando y con empatía.

Como se menciona, aquí no hay enredos, todo es muy claro por lo cual no existen capítulos de relleno, todo forma parte de un rompecabezas para llegar a la trama final. Hilda tenía muchos misterios en su vida, que aunque en cierto momento llegamos a albergar cierta duda como espectadores, no le prestamos demasiada atención porque los propios personajes pasaban por alto estas cuestiones como quién era el papá de la niña o qué había pasado con él. Claro que pueden existir las madres solteras, pero era raro que no se le mencionara, incluso los amigos de Hilda bromean al respecto cuando, de hecho, el padre se presenta.

La familia de Hilda fue el aspecto central de la temporada, porque parecía ser que no se necesitaba ese trasfondo, al final de cuentas, todo en su vida parecía ir bien. Tenía el apoyo de su madre y, ahora tenía a una red de apoyo entre sus amigos humanos y los seres a los cuales había ido ayudando en el camino, llegando incluso a formar parte de su dinámica familiar como es el caso de Tontu, Alfur, Twig e incluso podría contarse Woodman.

Esta temporada, por las criaturas que presenta se siente una vibra parecida a Gravity Falls, pero de aquellos capítulos un poco de terror como el de El Cambia Formas. A su vez, explora lo que está de moda, los multiversos y los viajes en el tiempo que, aunque realmente no aportan mucho a la trama, resultan interesantes, sobretodo porque tenemos la aparición de Woodman, un personaje que a pesar de su personalidad distante todos quieren tener de vecino.

Estas nuevas aventuras preparan el terreno para el misterio principal, el pasado de la familia de Hilda que, aunque anteriormente no sentías que hiciera falta, ahora que lo presentan descubres que efectivamente era la pieza que faltaba en esta historia, dado que explica el imán que tienen tanto ella como su madre hacia el bosque y las criaturas mágicas. Es un final agridulce como al parecer viene siendo costumbre en las series animadas, pero es satisfactorio porque cierran todas las tramas, por lo cual es excelente para todos aquellos que odian los finales abiertos.