«La Sociedad De La Nieve» o como dar una nueva cara a lo ya contado
13 de octubre de 1972. Un viernes que quedó para siempre en la memoria del mundo porque dio historia de tragedia, supervivencia pero sobre todo, por la demostración que cuando los seres humanos se unen es posible superar cualquier adversidad. Los Andes fueron el escenario en el que 40 pasajeros y 5 tripulantes lucharon por sus vidas, regresando 16 que vivieron para contarla, inspirando con sus testimonios, dejando lecciones que son atemporales.
Estos componentes dieron material para charlas, novelas, libros y, como no podía ser de otra forma, películas. En 1976, apenas 4 años del suceso, el cineasta mexicano René Cardona estrenó Los Supervivientes de los Andes, una película que se sintió tibia y causó polémica por cambiarle el nombre a quienes estuvieron involucrados en este accidente; en 1993, Frank Marshall junto a un elenco conformado por Ethan Hawke, Josh Hamilton, John Haymes Newton y John Malkovich (como narrador también) dieron vida a la versión hollywoodense, resultando en una cinta que quedó en la memoria más como una película de aventuras con el mensaje de la fortaleza de trabajar en equipo para sobrevivir que como un relato fidedigno de lo que sucedió.
50 años después, J.A. Bayona decide ofrecer una mirada distinta a todo esto con La Sociedad de la Nieve. La clave que sigue el director español (que ya sorprendió con Lo Imposible de 2012) es más emocional, centrada en lo que todos estas personas sintieron, dándole un peso importante a la importancia del recuerdo, del testimonio, uniendo varias memorias para confeccionar una película que sin duda cumple destacadamente con sus propósitos.
Desde el inicio, Bayona golpea al corazón del espectador ya que genera un vínculo con el público, resultado de una labor titánica por establecer cada elemento de la manera más realista posible. No solo es un esfuerzo monumental por el uso de efectos prácticos para ilustrar las condiciones y los cambios corporales que sucedieron sino que grabar en alta montaña (en los lugares donde ocurrieron los hechos) así como de construir un grupo de actores que entrenaron, se unieron cual amigos o compañeros durante más de 6 meses. Los frutos a tan arduo compromiso fueron recompensados con una poderosa película que conmueve, impresiona, impacta.
El diseño de producción, los vestuarios, los peinados, el maquillaje junto a una dirección de fotografía espectacular, son aspectos que demuestran un respeto total para las víctimas. Es un homenaje que también se da con diálogos tanto del narrador como de los diversos recursos utilizados, especialmente cartas, objetos y una claridad que no oculta la antropofagia a la que tuvieron que recurrir para sobrevivir. Es en estos momentos plasmados monumentalmente que en la audiencia se da una reflexión sobre los propios valores, visualizando cada uno lo que haría, la fortaleza que quizá tendría o no de ofrecerse para que al fallecer el resto pueda alimentarse.
Un acierto excepcional que el director ha tenido es el de escoger de narrador y protagonista a Numa Turcatti, un nombre que hasta esta producción ha encontrado el lugar que merecía. Turcatti fue fundamental en muchos sentidos y en esta ocasión es el vehículo ideal para darle un espacio a todos, ilustrando con total solidez que este grupo de amigos, conocidos y familiares pasó a ser una sociedad que dejó ver lo mejor de la raza humano.
Habrá que mencionar con ovación dos elementos fundamentales: la música y el montaje. Michael Giacchino (Ratatouille, Up, The Batman, Jojo Rabbit) entrega una partitura maravillosa que enaltece los momentos de mayor tensión e impacto, dejando piezas melancólicas, trágicas y de triunfo, un trabajo de altísimo nivel.
Jaume Martí (Un Monstruo Viene a verme, Transsiberian) encabeza un desafío gigante como lo es la edición de este largometraje. J.A. Bayona ha mencionado que se rodó de manera cronológica, sin cortes y con una cantidad abrumadora de metraje conseguido, además de recrear el accidente aéreo enfocando a cada uno de los pasajeros y tripulantes del avión. Una caótica filmación que rindió sus frutos con una cinta impecable, ágil y atrapante, mérito de la maestría de Martí.
En cuanto al cast, el parecido entre actores con las víctimas es increíble, sumando que todos estos interpretes crearon un vínculo con las familias de los fallecidos y con los propios sobrevivientes. Cada uno de los involucrados en la actuación brilla, hace suya cada escena que se les da además de aportar para que sus compañeros hagan lo mismo. Enzo Vogrincic, Agustín Pardella, Andy Pruss, Matías Recalt, Tomás Wolf, Diego Vegezzi, Fernando Contigiani, por mencionar algunos, merecen un reconocimiento especial por su talento pero sobre todo por su compromiso que logra conmover a más de uno.
La Sociedad de la Nieve es una de las mejores películas del 2023, una opción que vale totalmente la pena y que demuestra que con el respeto, pasión y entrega al máximo se logra contar un mismo hecho pero con más fuerza, más poder e incluso con mayor efecto. Sin duda, la película que ha consagrado a J.A Bayona, que quedará por mucho tiempo en el corazón de quienes la vean.