El Día Que Todo Cambió (Reseña)
Un trágico acontecimiento marca la vida de Mario para siempre, ahora saldrá a las calles en busca de los responsables.
Ana y Mario forman un matrimonio joven, una noche van a cenar tranquilamente; al salir del restaurante se dirigen a su automóvil, lo van a abordar cuando son víctimas de unos asaltantes, los obligan a que les den los números de sus tarjetas para retirar el efectivo lo hacen, pero justo en ese momento tienen un accidente, chocan contra el muro de un túnel, para no dejar testigos los maleantes deciden acabar con la vida de la pareja. Tras una larga convalecencia sólo uno de ellos sale adelante de sus heridas, jurando acabar con quien le provocó este gran sufrimiento.
Muy en la temática de tú me la hiciste, ahora me las vas a pagar, pase lo que pase y caiga quien caiga; como lo que se veía en aquellas películas de Charles Bronson “Death wish” y todas sus secuelas, “Un hombre violento” o algunas más con Valentín Trujillo o las ya clásicas de los hermanos Almada; John Wick o el más reciente filme dirigido por John Woo “Silent Night” (“Venganza silenciosa”), el cual tiene parte de sus locaciones en la ciudad de México. Toca el turno de El día que todo cambió.
Su único objetivo es vengarse. #ElDíaQueTodoCambió, febrero 22 sólo en cines. pic.twitter.com/D6B8IkFbnI
— Corazón Films (@CorazonFilms) February 14, 2024
La trama tiene un inicio muy interesante, fuerte y contundente que te hace entender por qué Mario busca hacer justicia por propia mano, pero conforme van pasando los minutos todo eso se va diluyendo, si bien tiene un ritmo aceptable y las escenas de acción que no son tantas como se esperaban, pero están armadas de una manera creativa. La forma como está desarrollado el planteamiento es lo que le afecta.
Recuerda un poco a aquellos filmes de los años 70 de China y Hong Kong, donde así de manera muy abrupta, ya que se desarrolló el conflicto, ya que el héroe va a enfrentar al villano en turno, en un duelo a muerte; una vez logrado su objetivo, entran en pantalla los créditos, dejando a los espectadores querer ver un poco más allá que fue de la vida del protagonista.
Le arrebataron su felicidad, ahora tomará la justicia en sus propias manos. #ElDíaQueTodoCambió, febrero 22 sólo en cines. pic.twitter.com/AmqZLLTbWo
— Corazón Films (@CorazonFilms) February 12, 2024
Algo así sucede con El día que todo cambió, ya que uno entiende que por todo lo que vivió el personaje central una noche devastadora, física y emocionalmente; es justo eso lo que lo mantiene con ese deseo de venganza. Cuando llega a su clímax todo el asunto, cuando está frente a frente con la persona que le modificó por completo su forma de existir; de ser alguien muy optimista, feliz y hasta con cierta inocencia; a ser alguien muy frío, violento, callado e ensimismado. Se da cuenta que en realidad todos pueden cambiar, que siempre hay una segunda oportunidad y enmendar las cosas o seguir un camino de rectitud pese al ambiente que rodea a la sociedad.
Entonces ese corte, ese cambio de tono, de actitud es lo que afecta a tener un desenlace más coherente; uno esperaría que al entrar la cueva del lobo, al adentrarse al entorno del villano entonces debería suscitarse todo un caos, en el que pocas personas quedaran con vida, siendo culpables y llevándose consigo a uno que otro inocente.
Mario tenía planeado un futuro feliz con su esposa, pero una noche todo cambió. #ElDíaQueTodoCambió, 22 de febrero sólo en cines. pic.twitter.com/dBYhF6PvOp
— Corazón Films (@CorazonFilms) February 10, 2024
Algo que también afecta al desarrollo de la trama, es que ya que Mario tiene un modus operandi, ya que ha seguido la pista de los posibles responsables de la pérdida de su esposa; hay ciertos flashbacks que interrumpen todo. Desde los primeros minutos en pantalla, entendimos que formaban una gran pareja, que se querían y tenían muchas metas a futuro. Por tal motivo tiene unos rompimientos de ritmo terribles, en lugar de avanzar y solucionar de una manera eficaz la historia.
Pese a ciertos problemillas es de llamar la atención lo que logra la dirección de fotografía, que si bien sigue ciertos patrones o clichés dentro del género, para lo que se ha visto y realizado últimamente en los filmes de México, tiene buenas secuencias de acción, de persecución sobre los automóviles y las motocicletas; los golpes hacia el rostro hacen recordar a algunas escenas de las películas “Atroz” de Lex Ortega, “Irreversible” de Gaspar Noé o incluso “La pasión de Cristo” de Mel Gibson. Están bien sin exagerar las consecuencias de un puñetazo, patada o contacto con algún otro artefacto; quizás la parte que no concuerda con dichas heridas es lo que tiene que ver con las cicatrices o que de un día para el otro, si había o no una fractura ya todo sanó.
Se estrena el 22 de febrero.