Good Boy: la propuesta de terror noruega sensación en redes sociales

A mediados de 2023 circuló la historia de Toco, un hombre japonés que había gastado lo equivalente a 12,000 euros para lograr su sueño: convertirse en un collie. Y esto a través de un traje hiperrealista canino con el que pasea por las calles de Tokio robándose todas las miradas a su paso.

Este relato tan surreal como extraño movió la atención hacía Good Boy, una película noruega que aprovecha el comportamiento inusual de Toco para desarrollar una premisa más oscura, de manufactura clase b y que se gané a los adeptos más entregados a propuestas independientes que siempre son recibidas con los brazos abiertos por el público latinoamericano, como pasó con la creativa Talk To Me.

Sigrid, una chica que estudia psicología, conoce en una app de citas a Christian, un agradable y atractivo joven millonario con el que pasa la noche. Al día siguiente algo turbio tambalea una realidad aparentemente perfecto: Frank, un hombre disfrazado de perro, interactúa como si fuera un can de verdad. Sigrid deberá decidir si irse o aceptar esto con tal de estar con un hombre que parece ser el ideal, con el riesgo de que más oscuridad aparezca.

Viljar Bøe, director-guionista que realiza su tercera incursión tras To Freddy y Theodor, acierta al apostar por una duración menor a 90 minutos para desarrollar su premisa. Demuestra hacer buen uso de un limitado presupuesto al aprovechar las diversas locaciones: una mansión de lujo citadina y una casa en el campo de estética práctica pero que posee recovecos que se explotan para generar una sensación de encierro.

Bøe tarda un poco en establecer a los personajes y es justo cuando este proceso ha finalizado que lo realmente interesante comienza, con buenas ideas que no encuentran el puerto ideal para ser correctamente ejecutadas. Esto podría explicarse por como surgió la idea, una base de múltiples referencias más o menos estables:

He tenido esta idea desde hace bastante tiempo. Creo que tuve la idea en 2018, una persona disfrazada de perro. Además, no estoy seguro de por qué estaba tan interesado en eso, o por qué se me ocurrió, pero me gustó la imagen de lo que era – una buena manera de atraer al público. También me inspiré mucho en 50 sombras de Gray y en La Bella y la Bestia, y en esas historias de ricos incomprendidos que primero son un poco malos, pero luego resultan ser, al menos en La Bella y la Bestia, una buena persona. Pero yo quería darle la vuelta a la historia. Así que esos fueron los dos elementos que al menos empezaron”.

El realizador también hace sutiles señalamientos a las paradojas sociales como la mente abierta ya que las señales de riesgo dictadas por el sentido común se dejan a un lado para favorecer una «tolerancia» a conductas claramente anormales y alarmantes.

Así mismo, toca el egoísmo a través de dos puntos de vista: el de las personas opulentas que acostumbradas a no tener límites económicos se perciben con el derecho a llevar a cabo sus caprichos sin importarles someter a otro individuo y el de las personas del común, que son capaces de aguantar todo con tal de acceder a riqueza, estabilidad y estatus, sin importar el riesgo que pueda significar.

El ritmo es desigual debido a una serie de situaciones que no calzan del todo con lo que se va hilando. A esto se le deben sumar actuaciones que si bien funcionan para esta oscura fantasía no encajan en ciertas escenas, dejando una sensación de irregularidad.

Sin embargo, Good Boy resulta en una película entretenida que por el morbo de saber que sucede y una premisa peculiar funciona e incluso demuestra que no se necesitan grandes presupuestos ni de aparatosos efectos para llamar la atención.