«El Último Conjuro»: la nueva propuesta de cine de terror japonés

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La cinematografía nipona específicamente en géneros de terror y suspenso tiene dos grandes estandartes: Ringu (1998) y Ju-On (2002). La primera a cargo del director Hideo Nakata, donde una cinta con imágenes desconcertantes hacía que quien la viera moría a los 7 días siguientes, producto de una maldición a cargo de Sadako. Esta línea proliferaría en la carrera del cineasta, que en 2023 lo llevó a realizar Kinjirareta asobi y un año después llega a la cartelera mexicana bajo el nombre de El Último Conjuro.

Hideo Nakata desencadenó una franquicia conocida en Latinoamérica como El Aro con diversas secuelas. De ahí el realizador continuaría su obra con películas y miniseries de televisión bajo su sello. En esta ocasión El Último Conjuro sitúa la trama en la repentina muerte de Miyuki (Uika First Summer), esposa y madre que deja a Naoto (Daiki Shigeoka) y a su hijo Haruto (Minato Shougaki) desamparados.

El Último Conjuro | Cinépolis ENTRA

Con el deseo de volver a ver a su mamá, Haruto cantará un hechizo para traerla de vuelta. Esto afectará a Hiroko Kurasawa (Kanna Hashimoto), antigua compañera de Naoto que ahora se dedica a documentar sucesos paranormales, pero que poco a poco va experimentar eventos que no tienen explicación lógica hasta reencontrarse con Naoto y juntos lograr descifrar esta maldición a cargo de un espectro terrorífico.

El extracto de la sinopsis es suficiente para establecer el escenario en el que se desenvuelve esta propuesta del género que desde los primeros instantes, carece de un efectivo impacto por mostrar una narrativa atrapante para el espectador y en vez, preferir inyectarle humor involuntario por las situaciones que presenta.

Se estrena “El último conjuro” | Diario Digital El Calbucano

La visión de su director queda desperdiciada por su intento de refrescar la clásica historia de maldición, pues cae en la repetición de elementos como utilizar la televisión en su función de mostrar imágenes que captura Hiroko que hace referencia al legado de Ringu, pero que no aporta sustancia a la narrativa del ritmo.

Por otro lado, la historia forzada entre la relación de Naoto y Hiroko resulta inverosímil y una excusa barata para desarrollar las intenciones del espectro, que al inicio no se define su origen, y conforme avanza la trama se ofrecen pistas de lo que busca, para al final dar un giro de tuerca que reivindica lo que el fantasma cometió y da cierto sentido a los sucesos que sufren los protagonistas.

Es evidente que la producción de la cinta no contó con los mejores recursos, pues no pretende contar con un presupuesto que se refleje en pantalla. Sin embargo, al ser una película que utiliza efectos visuales para secuencias específicas, ni siquiera tiene la sutileza de esconder efectos digitales, lo que continúa arruinando la experiencia cinematográfica.

En línea con este aspecto, la proyección por lo menos para prensa, se vio afectada por la incorrecta relación de pantalla en la imagen, pues era un pan and scan que alteró el encuadre original, lo que ocasionó que incluso algunos subtítulos superiores estuvieran mutilados. Pero eso no fue suficiente, porque en el apartado de sonido, la mezcla pareciera que estuvo en formato estéreo, y no ser en 5.1 como es debido.

Diversos argumentos posicionan a El Último Conjuro como una de las peores películas del género estrenadas en este 2024 en cartelera nacional. Ni los personajes, historia o sus contados jump scares funcionan para interesar al espectador. Hideo Nakata perdió su toque que conquistó al público nipón hace 26 años, que con una escalofriante cinta VHS mostraba un pozo donde Sadako emergía para traspasar la pantalla y tomaba la vida del espectador que reproducía el video maldito.

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