Siempre Juntos: la neurodiversidad y la empatía con el otro
Las diferencias son el punto central de la riqueza en el ser humano. Y el amor, que todo lo puede unir, es la base para todo tipo de reflexión que desemboca en uno aún más importante: su funcionamiento. A raíz de esto, las artes han encontrado una fuente de canciones, poemas, obras de teatro pero sobre todo películas.
Hay una tendencia interesante que refleja la visión que hay sobre el amor. La preponderancia de la arista relativa al amor romántico eclipsa los otros tipos, por lo que irónicamente resulta en refrescantes propuestas cuando se ahonda en otras conexiones. En el caso de «Siempre Juntos», el amor entre padres e hijos es el epicentro, la causa de un torrente de belleza que transmite la pureza y la fortaleza de este vínculo
Dirigida por Tony Goldwyn, actor conocido por su participación en clásicos como Ghost, Tarzán o Besos que matan, retrata de una manera agradable pero respetuosa la complejidad que existe en una condición tan relevante como lo es el autismo. Además de su actuación, Goldwyn cuenta con un gran reparto que incluye a Bobby Cannavale (Vigilante), William Fitzgerald (que debuta de manera excelente), Rose Byrne (Buenos Vecinos), Vera Farmiga (El Conjuro) y también los consagrados Whoopi Goldberg (curiosamente su compañera de reparto en Ghost) y el legendario Robert De Niro, entre muchos más.
La historia sigue a Max Bernal (Bobby Cannavale), un comediante que vive con su padre (Robert De Niro) mientras lucha por criar a su hijo autista, Ezra, con su ex esposa (Rose Byrne). Cuando se ven obligados a afrontar decisiones difíciles sobre el futuro de su hijo, Max y Ezra se embarcan en un viaje por el país que tiene un impacto trascendental en la vida de ambos.
Uno de los aciertos que posee esta cinta es que logra tocar de manera contundente la posición de desventaja en la que Ezra se encuentra, en una sociedad en la que pese a la evolución de la mentalidad en la sociedad respecto a esta situación se continúan haciendo juicios de valor en la que las personas, más por lo que el entorno dice que por las cualidades que habitan en ellas.
Surgen entonces dos visiones encaminadas al cuidado y bienestar de Ezra. Una es la de la madre con un notable cansancio decide guiarse por los consejos y recomendaciones de expertos; la otra, la del padre que confía en la integración del mundo, alejándose de la construcción de un mundo seguro, luchando porque su hijo sea tratado como uno más.
Aquí el espectador entra en una dinámica de análisis interesante. En esta batalla por la integración, el padre sobrepasa los límites en la legalidad para lograr su cometido, por ende, el público que a primera vista observa estas acciones desde lo reprochable puede llegar a considerar otras posturas, cuestionando a la misma sociedad, al estado de la misma que prácticamente no tiene las condiciones para abrazar la existencia de una persona en ese estatus ni de garantizar un ambiente que realmente lo integre.
Aunque pueda parecer una cinta más del tipo feel good, Siempre Juntos es una opción entrañable, con momentos de humor efectivos, de lágrima viva pero que aporta ese toque de reflexión necesaria para iniciar una discusión que quizá lleve a cambios en quien la vea.