«Casi El Paraíso»: un México atrapado en sus peores vicios
Pese a los cambios tecnológicos, sociales y culturales; el México moderno de hoy parece aún padecer grandes males del siglo pasado. En la década de los cincuentas, Luis Spota, escritor y periodista, redactó una de sus novelas más importantes: Casi El Paraíso. Misma que se caracterizó por ser una ardua crítica de la clase política mexicana y el malinchismo en la sociedad.
A casi 70 años, llega a cines una ambiciosa adaptación «Casi El Paraíso«, dirigida por Edgar San Juan. Se trata del primer film que dirige San Juan y decimos que es ambicioso; pues es el producto de una producción tripartita: México-Italia-Estados Unidos. Por si fuera poco, a este proyecto su director le ha invertido diez años.
Ugo Conti (Andrea Arcangeli) es un supuesto conde italiano que usa su posición y aspecto físico para seducir hábilmente a mujeres adineradas. En su paso se encontrará con la hija de un político oaxaqueño, Teresa Rondia (Karol Sevilla) y él no desaprovechará la oportunidad de sacar provecho de esta poderosa familia. Por otra parte, Alonso Rondia (Miguel Rodarte) cree que finalmente podrá alcanzar sus máximas aspiraciones políticas si se alía con el conde. Dando así pie a una historia llena de engaños, traiciones y crímenes.
El primer aspecto a notar es que se trata de una cinta bastante fiel a la novela: en cuanto a los temas que aborda. Dando menor importancia a la época donde se ambienta originalmente, es decir, el México de los 50s. Edgar Juan opta en su lugar ajustar esta narrativa a los tiempos actuales. Una decisión que pareciera arriesgada, pero que termina por ser un acierto total; ya que logra incorporar de forma ingeniosa a las redes sociales: para mostrarnos lo fácil que es engañar mediante ellas y el ímpetu de validación social que buscamos con ellas.
La cinta centra su crítica principalmente en aspectos como: el malinchismo, la corrupción política, la manipulación, la vanidad, la simulación, la farsa y la ambición. Pues por ejemplo, el título hace referencia a ese malinchismo donde extranjeros son tratados de forma esplendida, mejor que el trato entre mexicanos, al punto que para ellos, los extranjeros, el país es casi un paraíso. Conti se aprovecha de esta situación, que no es la excepción en la clase política, y mediante técnicas de manipulación logra sus objetivos; en palabras de él: “actúa como si tuvieras una corona invisible puesta y serás tratado como rey siempre”. La ambición de Alonso, la vanidad de su hija y el desmedido poder político que tienen; será la mezcla perfecta para darnos una atractiva historia donde todos los males antes señalados se retroalimentan entre sí.
El montaje consta de la historia principal acompañado de flashbacks que nos cuentan más acerca del pasado de Ugo Conti y de cómo logró convertirse en lo que es. En este segundo apartado puede notarse que basta con pequeños momentos certeros para contextualizar al espectador. Aspecto que le da dimensión a su protagonista/antagonista. Y en este punto se nos revela un vínculo especial entre el conde y el personaje de Frida Becker (Esmeralda Pimentel).
Es sabido que Spota denunciaba los abusos del poder, entre ellos: la represión al oficio del periodismo, gremio al que él pertenecía. Es por ello que en la cinta se ven unos cuantas referencias a esto; cumpliendo con la misma función de Spota: mostrar los, aún existente, ataques hacia este oficio.
Lo que más sorprende es que pese a ser el ópera prima de Edgar San Juan, esto no se nota en absoluto; pues contamos con un producto muy cuidado y de alta calidad. Hecho que se podría explicar con el largo tiempo detrás y todo el amplio equipo que tuvo en su elaboración. Como dato curioso, la familia de Spota: nietos y la esposa, quien ya falleció -hace casi cuatros meses previos al estreno-, vieron la cinta y dieron su aprobación.
En cuanto a actuaciones: los papeles y actores se sincronizan de manera univoca; siendo la variedad lo que enriquece al producto final. Vemos a una Karol Sevilla saliendo de su zona de confort y arriesgándose a hacer papeles más “atrevidos”, en este caso dos escenas con un tono erótico, lo que es un parte aguas; pues desde Soy Luna se le ha visto en roles más de corte infantil y con una participación muy cuidada: por lo que Casi El Paraíso sería sus primeros pasos en un proceso de actuación más complejo. De la misma forma para el actor italiano, Andrea, se ve un muy buen trabajo en su primer protagónico en español. Y no podemos dejar de lado a Esmeralda Pimentel que en conjunto con la dirección nos sorprende con un papel donde se empodera a la mujer de una efectiva, donde se muestra su independencia por encima del típico actuar bajo los efectos del romance; siendo además tan astuta como el conde, o incluso más.
El apartado musical esta sumamente pensado; pues la cinta retoma éxitos musicales originarios de Italia, pero que trascendieron a habla hispana. Tal como es el caso de “Será porque te amo” (Sarà perché ti amo) de Ricchi e Poveri y “La maldita primavera” (Maledetta primavera) de Loretta Goggi: lo que enfatiza la relación e importancia de ambos países en la película. Además de esto, Casi El Paraíso, resulta ser de esas pocas películas mexicanas que poseé un soundtrack original: en este caso se trata de “Casi El Paraíso” de Karol Sevilla.
Casi El Paraíso es una cinta muy ambiciosa que logra conectar de forma certera sus planteamientos; lleva al espectador por un camino donde diversos mensajes y personajes conectan de forma magistral. Mostrando que Edgar es un director con mucho potencial y que los diez años, equipo de tres países, los viajes a Italia para la filmación, los riesgos en decisiones creativas, y más; valieron totalmente la pena. Es una cinta mexicana muy recomendada de ver y que quizás trascienda como pocas producciones nacionales lo han hecho.