La Venganza de Cenicienta (Reseña)
Dirigida por Andy Edwards, reinventa el cuento clásico con un enfoque oscuro y sangriento. En esta versión, Cenicienta, cansada del abuso de sus hermanastras y madrastra, busca venganza con la ayuda de su Hada Madrina. Esta adaptación añade un giro terrorífico al tradicional relato de la joven que encuentra su final feliz.
El guion de Tom Jolliffe mezcla elementos de horror con el cuento de hadas original, aunque a veces la trama resulta predecible y falta de profundidad para mantener el interés total del espectador. No obstante, hay momentos de tensión efectivos que podrían complacer a los aficionados al género slasher.
Liam Hejsak, el director de fotografía, crea una atmósfera sombría y opresiva que se ajusta al tono de la película. Las escenas están bien iluminadas, destacando el contraste entre la inocencia de Cenicienta y la brutalidad de su venganza. Los efectos visuales, aunque modestos, aportan un matiz inquietante a la historia.
La banda sonora, compuesta por Kristen Personius, es esencial para el ambiente de la película, con partituras inquietantes que intensifican la tensión en las escenas clave.
Un aspecto notable de «La Venganza de Cenicienta» es su tratamiento de temas como el abuso y la venganza. La película aborda las consecuencias del maltrato y presenta a una protagonista que toma control de su destino de forma extrema. Aunque este enfoque puede provocar reflexión sobre justicia y moralidad, la película opta por centrarse más en el entretenimiento y el horror, sin profundizar demasiado en estos temas.
En resumen, «La Venganza de Cenicienta» ofrece una perspectiva oscura y novedosa del cuento clásico. A pesar de algunos fallos en la ejecución, la atmósfera creada por la fotografía y la música contribuye a una experiencia entretenida. Los temas sociales abordados pueden resonar con algunos espectadores, aunque no se exploran en profundidad. Es una opción intrigante para quienes disfrutan de reinterpretaciones de cuentos de hadas con un toque de terror.