«Antes que lleguen los zopilotes»: ‘aguas’ de amor y traición
Desde siempre ha habido tres temas que han fascinado a los seres humanos debido a la incomprensión que los mismos generan: la muerte, el sueño y el amor. Una prueba de esto son los Siglos de Oro español con exponentes como Calderón de la Barca (La vida es sueño), Luis de Góngora (A una rosa) y Juan Boscán (varios poemas de amor) donde son temáticas recurrentes.
Antes que lleguen los zopilotes (2023) es la ópera prima de Jonás N. Díaz donde nos relata un viaje misterioso y fantástico entre el amor y la traición. Es con esta cinta que el joven director se galardonó con un premio a mejor largometraje de ficción durante el GIFF 2023.
En un mundo incierto entre lo que es real y no, el pescador Justino (Francisco Pita) sufre una muerte a causa de su compañera Tuza (María del Carmen Felix). Esta mujer en el afán de curar su cruda moral se decide a ayudar a Luvina (Tsaya Esquivel), la viuda de Justino, a encontrar el cadáver de su marido antes de que lleguen los zopilotes.
Jonás N. Díaz nos envuelve en un halo de misterio durante toda su cinta, desde el inicio vemos una balsa que según el color del cristal por el que sea visto esta podría reposar en lo que parece el interior de una casa, en un lago o quizás, a lo Schödringer, es ambos y ninguno a la vez. Lo único cierto para todos los observadores es que se trata de un concepto que resulta intrigante desde el inicio.
La cinta es austera en muchos sentidos, pero aprovecha todo lo que la compone para brindar una historia que pudiera ser minimalista en cuanto elementos; pero sumamente profunda y de altas dimensiones en su narrativa. Pues por ejemplo, en cuanto a locaciones solo tenemos un puñado: los diferentes cuartos de una casa, alguna toma al aire libre y un lago; y luego en cuanto a cast se trata de únicamente tres personajes. No obstante, la magia de la historia es sembrar esa duda de que esta realmente pasando, en sí que es este mundo extraño que tanto nos fascina. Lo que recuerda un poco a Macario de B. Traven y Pedro Páramo de Juan Rulfo; por la forma de abordar la muerte y el sueño, temas bastantes presentes en el filme.
Así como los siglos de Oro, esta obra recopila esa triada de tópicos tan característicos. En el caso del amor, este se expresa de forma irracional entre los personajes; pues es el que les hace cometer actos que resultan en crimen o traición. Lo que agrega emoción y tensión, que sumadas a la confusión resulta en un mix bastante acertado.
Las actuaciones son destacables, sobre todo María del Carmen Felix y Tsaya Esquivel, pues es lo que sostiene de buena manera la película; ya que al tratarse de un número limitado de personajes y locaciones podría ser fácil caer en el aburrimiento. Sin embargo no es el caso, ya que estas mujeres empoderadas tienen muchas facetas por mostrar en pantalla.
La fotografía adopta el blanco y negro, lo que automáticamente aumenta el drama de la atmósfera. Pero además en este muy particular caso alimenta al mundo onírico, pues con el color perderían impacto ciertos efectos prácticos y podrían distraer un poco. Un ejemplo, es la muerte de Justino que con la paleta de colores quizás requeriría de efectos más sofisticados. Otro aspecto que fomenta esta decisión es sentir ese mundo como un lugar frío; ya que con la niebla presente se favorece el sentimiento. La música acompaña al espectador en ese viaje de misterio y como toque extra el español antiguo por parte de los personajes abonan a la ambientación.
Antes que lleguen los zopilotes es una cinta retadora que como su balsa recorre aguas inesperadas y como Justino con su red pesca al espectador en su mundo. Mediante una narrativa sencilla a simple vista logra encapsular ideas más complejas en torno a la muerte, el sueño, el amor y la traición. Una propuesta loable del cine mexicano actual que nos dejará pensando.