Hijos del Diablo (Reseña)

Algo del más allá se esconde en una casa, un misterioso secreto se irá descubriendo ante los ojos de un niño con una debilidad visual, pero con un don muy especial.
Un matrimonio pese a tener ya tres hijos deciden adoptar a un pequeño más, en este caso es un niño con un considerable daño en sus nervios ópticos; quieren brindarle la seguridad y protección que se merece, realizan todos los trámites necesarios y finalmente llegan al hogar. En el momento en el que le presentan la casa y a sus habitantes, el chico siente la presencia de algo o alguien más; al tener agudizados sus demás sentidos puede percibir cualquier ruido por bajo que sea. Poco a poco al tener una noción de cada rincón del inmueble e ir empatizando con su nueva familia y sus hermanos, se dará cuenta no todo es miel sobre hojuelas y que algo muy extraño y aterrador sucedió ahí.
Aunque la película se estrenó en el año 2022 en Asia, finalmente en este 2025 llega a los cines de México y es una más del extenso catálogo de filmes de lo que se conoce como el K-Horror (Todas esas películas de terror originarias de Corea).
Si bien ya en anteriores ocasiones se ha contado la historia de una persona invidente o con trastornos severos en la visión y que ésta tiene el don de ver más allá, de tener una percepción extrasensorial como en “El ojo” en la versión de Hong Kong o la americana; ésta en particular tiene algo que la hace especial, porque no sólo se queda en esa anécdota, usan el recurso, pero es justo esto lo que desencadena un trasfondo.
Al tener una visión muy limitada el niño se da cuenta que en esa casa y con esa familia hubo una tragedia considerable, empieza a hablar de otro chico como de su edad, lo escucha llorar; por lo que se le tiene que revelar que antes de conocerlo y de hacer los trámites de su adopción existió un cuarto hijo, pero perdió la vida en un trágico accidente.
Pudiera parecer una trama sencilla y que se enfoca en descubrir qué fue lo que en realidad ocurrió, la directora que también es la guionista; empieza a alargar todo innecesariamente con subtramas para que el filme tenga que ver más con lo sobrenatural o paranormal. Teniendo a un joven de quien se dice que está poseído y que puede ver personas muertas como su propia madre. Aunque más adelante sí va a tener una relevancia en el desenlace del filme.
Una de las actrices que se roba por completo la película es quien interpreta a la hija mayor del matrimonio, dejan con la duda de qué tan buena o no es; como lo que ya se vio en “El ángel malvado”; aunque en este caso no es una sociópata y no es mala per sé; pero tiene esa dualidad entre su rostro tierno y una frialdad al tratar tanto a su nuevo hermano como a su hermana.
El papel de la madre también es importante porque es el hilo conductor de la historia, está pasando por una depresión tras la muerte de su hijo, el cual tenía un trastorno motriz y le impedía caminar, necesitaba muchos cuidados y se sentía responsable por su salud. Ello derivó en que decidiera actuar por instinto de qué era mejor para ella, para su familia y su hijo.
El padre es un personaje completamente gris, no aporta nada, sólo lo interesante es que es un reverendo y tiene una profunda fe católica o cristiana, toda su familia debe respetar y seguir al pie de la letra todos los dogmas religiosos, los niños tienen que decir sus oraciones a cierta hora de la noche e ir a misa.
Por todo ello parecería que los niños fueran a actuar tal y como “Tin y Tina”, aquel filme español donde los protagonistas cometen ciertos actos terribles, por lo que dice la biblia, sin medir las consecuencias.
De pronto el niño con su debilidad visual pareciera que estuviera poseído por el espíritu del hijo fallecido, pero sólo es una histeria colectiva, donde incluso él siente un temor muy grande por estar en un ambiente desconocido, con personas con las que no ha podido formar un vínculo afectivo.
Lo cierto es que en el último acto de la película se desvela todo de manera abrupta, puesto que el niño nunca fue poseído por el espíritu de nada ni nadie; simplemente la madre estaba al borde de un colapso sentimental por ver sufrir a su hijo, de escuchar sus quejidos, percibir todo ese dolor día con día y al vivir cerca de un estanque. Se le hacía fácil llevar a sus peques a disfrutar de la naturaleza, de jugar en la vegetación o meterse a nadar. Tenía que permanecer al lado de la silla de ruedas, estar al pendiente de los cuidados, las medicinas.
Al ver cómo todo esto abrumaba a su familia, la hija mayor decidió terminar con el sufrimiento de su hermanito y el joven que en teoría estaba poseído en realidad tenía unos episodios de esquizofrenia que le hacían ver o escuchar cosas, él se dio cuenta de todo pero tuvo que guardar silencio porque nadie más le iba a creer.
Hay muchas escenas engañosas con los clásicos jump scares de que algo extraño o misterioso va a ocurrir y son los hermanitos más pequeños entrando a una habitación; existen las tomas de los clásicos pasillos en la oscuridad y cómo los personajes deambulan por el lugar. Secuencias en las que se fijan en las fotografías como si algo o alguien estuviera ahí aunque a simple vista no hay nada.
Como cortometraje o mediometraje hubiera funcionado mucho más, pero se va haciendo lenta, pesada, no da miedo y en realidad se trata de un drama disfrazado de terror; de ahí el título original en coreano “Mihog” (“Engaño”) y justo es eso, un engaño. Madre e hija encubren todo, haciendo ver que el niño se ahogó porque le fallaron los frenos a las silla de ruedas.
Se estrena este 13 de febrero.