Winnie-the-Pooh: Blood and Honey (Reseña)

El pequeño oso amarillo de Disney ha sido el pilar de la infancia de muchos de nosotros, vio su primera aparición en los libros creados por Alan Alexander Milne, el primero de ellos fue su libro homónimo lanzado 1926.
A lo largo de los años, Winnie the Pooh ha tenido bastantes adaptaciones, una de las primeras fue un espectáculo de marionetas ideado por Bil y Cora Baird en 1958, años más tarde (1966) sería el mismismo Walt Disney quien compraría los derechos del gran osito. Gracias a este empujón, Winnie pudo poscionarse en el mercado como uno de los programas infantiles mas rentables y llamativos de la época, tal fue su éxito que en épocas de la Guerra Fría, Disney aprobó una versión exclusiva para la Unión Soviética, esto como un gesto para detener la guerra.
A lo largo de los años, el boom por Winnie Pooh fue creciendo de manera descomunal permitiendo la creación de varios cortometrajes, largometrajes, programas de televisión, cortos e inclusive videojuegos, y no solo eso, ha sido de inspiración para diversas manifestaciones de arte así como en ayuda pedagógica, inclusive fue usado como recurso para explicar temas completamente distintos a lo que fue planteado.
En 2022 Disney comenzó a perder varios de sus personajes, los cuales se convirtieron en dominio público, lo que significa que cualquiera puede hacer lo que se le dé la gana con ellos. Winnie fue una de las víctimas y Ryan Reynolds fue uno de los primeros en aprovechar el bug.
Posteriormente llegaría Rhys Frake-Waterfield con la película Winnie-the-Pooh: Blood and Honey, la cual marca su debut como director y nos da una propuesta completamente diferente del osito amado por todos. En esta ocasión Winnie no seria el oso que despacha amor por todos lados, ahora se convirtió en lo que juro destruir, la encarnación del mal, un asesino en serie que no descansara hasta saciar sus instintos mas bajos.
El anuncio de esta película estuvo lleno de polémica, las reacciones por parte de la comunidad comenzaron a tirar más hate que nada, no tuvo la aceptación de mucha gente debido a que atentaba contra su infancia.
El argumento de la película mantiene la idea original de que Christopher Robin se hizo amigo de Winnie Pooh, Piglet, y todos sus amigos, el cambio que hubo aquí fue que al pasar los años el contacto entre ellos se veía mermado pasando a ser casi inexistente por lo que Pooh y sus colegas regresaron a una época más primitiva convirtiéndose en depredadores salvajes.
Algo que quiero que tengas muy en claro es lo siguiente: no esperes mucho de una película de bajo presupuesto filmada en 10 días.
Los únicos puntos buenos son la introducción y el escenario. La primera porque retoma aspectos importantes del libro original y los adapta para que sea congruentes con los orígenes de Pooh; y el segundo debido a que la película fue grabada en el lugar de inspiración para el hipotético bosque de los 100 acres. Todo lo demás son puras malas noticias.
Los personajes son planos, carecen de motivaciones y no puedes preferir o hacer conexión con uno porque la película no te da buenos argumentos para hacerlo, el único personaje que tenía potencial se muere de la manera más pedorra. Christopher Robin brilla por su ausencia y su papel de niño asustado. Se siente que sobre sexualizaron a algunos de los personajes femeninos y otros solo están ahí de relleno. En cuanto a los asesinos, en muchas secuencias sus movimientos son bastante bruscos, tontos y no dan miedo.
En cuanto a guion, la idea es buena, pero está mal ejecutada, la película no te transmite una esa sensación de miedo y tensión que debería, todo está repleto de clichés y se pone de parte del Winnie malo haciéndolo indestructible. Y la actuación, no estuvo tan mala pero tampoco estuvo buena. Los efectos especiales no son los mejores, pero es algo rescatable.
La película tiene algunas escenas con discontinuidad, otras con errores de ejecución, sobreactuadas, exageradas y también hay con mucha incongruencia, existe una en particular donde hay un suceso que realmente tenía que dejar marca, y una muy fea, pero no lo hace, la persona afectada está como si nada en la secuencia siguiente.
Winnie-the-Pooh: Blood and Honey es una película que tiene una buena idea, pero es completamente mal ejecutada, realmente se ve un trabajo de bajo presupuesto que no le pega a su objetivo principal: dar miedo.
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