Reseña: Yo nunca
El pasado 8 de junio salió la cuarta y última temporada de Yo Nunca, una de las series más populares de Netflix. Yo Nunca cuenta la historia de Devi (Maitreyi Ramakrishan) una chica de ascendencia india que posterior a la muerte de su padre sufre algunos problemas que durante algún tiempo le impidieron caminar y, a su vez, este hecho la ha estigmatizado dentro de su escuela, por lo que, les propone a sus amigas Fabiola (Lee Rodriguez) y Elenor (Ramona Young) cambiar su estatus social de “nerds” a chicas populares.
Esta serie fue escrita de manera un tanto autobiográfica en tono de comedia por la guionista y productora Mindy Kaling, conocida por su participación en The Office. Tal y como en dicha serie, el fuerte de Yo Nunca es la comedia, pero al mismo tiempo la complejidad de sus personajes, porque Mindy Kaling presenta una historia refrescante, con seres que no son perfectos y, que evolucionan a lo largo de los capítulos de forma orgánica.
Su narrativa de igual forma es original, porque tenemos narradores que presentan el fuero interno de Devi, Ben (Jaren Lewison) y Paxton en algunos momentos de los episodios que ayudan a completar la imagen que se muestra. Además, estos narradores son personas que en principio podríamos pensar que no se relacionan con lo que se nos cuenta, pero al final, todo tiene sentido, por ejemplo, en el caso de Devi, quien narra su perspectiva es el famoso tenista John McEnroe, quien se enlaza a su vida gracias al gusto por su padre por dicho deporte. Por su parte, Paxton es narrado por Gigi Hadid y Ben por Andy Samberg -quien por cierto se echó en falta ésta última temporada- y ambos encuentran puntos en común con la vida de los personajes.
A través de las temporadas, podemos ver a Devi ganarse su apodo de “Crazy Devi” por los errores que comete, pero al mismo tiempo la vemos aprender de ellos. Esta última temporada es un cierre y una demostración del crecimiento de todos, como pasa de ser un drama amoroso a una historia que toca temas más profundos como la identidad, el proceso de crecer y el miedo que eso conlleva.
En esta cuarta temporada no tenemos demasiado tiempo en pantalla a los personajes secundarios, sin embargo, es entendible debido a la duración de los episodios que van de una media de 22 a 30 minutos. Por tanto, el mayor problema fue Margot (Victoria Morales) el nuevo interés amoroso de Ben; ella se siente como alguien que sobra y pudieron darle más tiempo en pantalla a otros como Aneesa (Megan Suri) quien de hecho había tenido un peso importante en la temporada dos.
Quizá no quisieron repetir la fórmula o el incluirlos podía generar un exceso de tramas, pero se siente la ausencia y, además, el papel de Margot dentro de la historia no ayuda al público a generar un vínculo, provocando que se sienta por momentos como la antagonista, porque nos presentan a personajes maduros, pero ella tiene reacciones un tanto diferentes, incluso inmaduras. El claro ejemplo es el conflicto que tiene con Devi por su camioneta, ya que ésta última tenía motivos claros para creer que ella era la culpable del vandalismo e incluso en algún punto “pruebas” que llevaron a Margot a casi ser expulsada, Devi repara a tiempo el daño pero no hay nada de empatía por la otra parte.
Siguiendo con el problema del vandalismo, se descubre que el culpable es Ethan (Michel Cimino), un nuevo personaje que pasa sin pena ni gloria a pesar de formar parte del “despertar sexual” de Devi, simplemente desaparece a mitad de temporada. De nuevo, espacio desperdiciado que pudieron emplear en otras tramas.
Por último, tenemos la historia de Kamala (Richa Moorjani), cuyo personaje tenía mucho potencial pero nunca se explotó, quedando incluso opacada por su abuela Nirmala o Pati (Ranjita Chakravarty) que en temporadas pasadas solo era una especie de alivio cómico y catalizador de algunos conflictos, pero aquí la vemos desarrollar una historia que pudo ser interesante si le hubieran dedicado más tiempo y no la hubieran enredado con el camino de Kamala. Como resultado tenemos dos personajes con un cierre un poco insatisfactorio.
En suma, la cuarta temporada de Yo Nunca es la más alejada en trama a sus antecesoras, pero la esencia se mantiene. Se enfocaron en dar cierre a las tramas y mostrar de manera clara la madurez que adquirieron los personajes, presentando así a seres sumamente entrañables. Nos dan un final feliz y conmovedor, con escenas durante los últimos dos episodios que seguramente les sacarán más de una lágrima a los espectadores porque son temas con los que muchos nos podemos identificar, es una serie que toca el corazón y, en lo personal no pudieron cerrar de mejor manera que con “Don’t Know Why” de Slowdive, que resume a la perfección la esencia de ésta última temporada de Yo Nunca.
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