«La Maravillosa Historia de Henry Sugar»: Wes Anderson de vuelta a Roald Dahl
El 2023 fue un año curioso para Wes Anderson: a mediados del año, Asteroid City llegó a las salas de cine con altas expectativas que fueron bajando por una propuesta que visualmente fue deliciosa pero que en contenido no terminó de explotar.
Posterior a este desangelado estreno, el director trabajó junto a Netflix en 3 cortos y un mediometraje que adaptaban algunos relatos de Roald Dahl, autor que el director admira, producto de dio como resultado la increíble obra de stop motion como lo es Fantastic Mr. Fox. El estilo del escritor de otros clásicos como Mathilda o Charlie y la fábrica de chocolate sin duda posee una gran compatibilidad con lo que propone Anderson, una afirmación que se refleja cual joya con La Maravillosa Historia de Henry Sugar, que a su vez suma otra nominación para el nacido en Houston en este caso como Mejor Cortometraje en los Oscars 2024.
Henry Sugar, un hombre adinerado, decide afrontar un reto extraordinario: quiere dominar una habilidad extraordinaria para hacer trampas en los juegos de azar.
Como ha sido costumbre en sus últimos proyectos, Wes Anderson imprime a sus producciones una vibra teatral en la que los diálogos se conviertan en monólogos peculiares pero satisfactorios, refinados e increíblemente entretenidos, siempre con un espacio para el humor intelectual que en este caso calza mejor que nunca.
Esta sofisticación en lo verbal y gestual se ve complementado por una puesta en escena simétrica, de colores pastel, de movimientos precisos en la cámara y de sets que son hermosos. Si se pausa en cualquier momento se obtienen wallpapers que realmente dan placer a la vista.
La narración se ve beneficiada por esto al tener una combinación de misticismo de la India, el lujo de las grandes mansiones europeas y de ese choque entre la sabiduría de los yoguis con la avaricia de occidentales. Curiosamente, la moraleja de esta historia llega de manera brillante, todo por intermedio de una reflexión alimentada por la bondad como el más poderoso propósito de la existencia de aquellos que han acumulado tanta riqueza que no queda más que compartirla a los más necesitados y, como requisito, de manera anónima.
Otro aspecto atractivo de esta producción es su elenco. Si uno se fija en la filmografía de su realizador la constante son nombres llamativos, ganadores al Oscar, nominados a dicho premio o de otros actores que son reconocibles, siendo justamente la mano de Wes la que los transforme en personajes tan diversos. Aquí se sube la apuesta: estos actores tienen la oportunidad de demostrar sus habilidades al interpretar más de un personaje en esta narración, cual obra de teatro. El resultado es magnífico.
Dev Patel como el Dr. Chatterjee a la par de John Winston, Ben Kingsley (que se roba pantalla en cada una de sus escenas) como Imdad Kahn y como el Crupier de los diferentes casinos a los que va Henry, Rupert Friend como Claud y Richard Ayoade que personifica dos personajes de mentalidades opuestas como lo son el Dr Marshall y el Gran Yogui (escena que por cierto es genial), se notan comprometidos, a gusto con sus participaciones.
Mención aparte merecen tanto Ralph Fiennes y Benedict Cumberbatch, destacando como siempre. Fiennes interpreta a un policía rígido y también al propio Roald Dahl, quien es narrador; Cumberbatch hace suyo este proyecto con una extraordinaria actuación como Henry Sugar, personaje sofisticado, sarcástico, pragmático, encantador y elegante, con vibras a Sherlock, Dr Strange pero que a la vez es distinto por el tono teatral que tiene.
Con una duración apenas superior a media hora, La Maravillosa Historia de Henry Sugar es una sorpresa agradable, una muestra de que Wes Anderson puede hacer obras destacadas sin renunciar a su estilo, disfrutables y de sofisticada realización. Una producción de visionado ideal ahora que se conocen a las nominadas a la máxima estatuilla.