«Yo, Capitán»: una mirada dolorosa y poderosa sobre la migración

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La migración es uno de los fenómenos con mayor presente en el mundo. Así mismo, es un reflejo de las complejidades, disparidades y dolores que el mundo actual, el más globalizado, deja mientras el tiempo avanza sin piedad.

Esto se intensifica aún más cuando se toca la situación que se vive entre África y Europa, separados por múltiples regiones geográficas (mar, desierto), con tantos contextos socioeconómicos y por supuesto, el motivante mayor: buscar una mejor calidad de vida arriesgando todo.

Plasmar esto en la pantalla grande es sinónimo de una empresa cinematográfica de gran envergadura y mayor responsabilidad, siendo Matteo Garrone el director encargado.

El realizador italiano ha ganado respeto a si como reconocimiento gracias a Gomorra (2008) y Dogman (2019), películas en las que plasmó con descarnadas imágenes gráficas algunos de los rostros más oscuros de la sociedad, siendo en la primera el poder de la mafia que azota no solo a los italianos sino que llega hasta a los migrantes y en la segunda, como los más fuertes mortifican a los más débiles, el deshonesto al honesto que llega hasta sus más bajos instintos que incluso se enfrenta las injusticias sociales.

En esta ocasión, Garrone narra desde los ojos de Seydoux, un joven senegalés, las dificultades que millones de migrantes enfrentan para intentar llegar a Europa (en su caso a Italia) con el fin de encontrar un futuro mejor para sus familias.

En este viaje junto a su primo Moussa, Seydoux enfrentará los reproches familiares de esta decisión, los retos por juntar el dinero necesario (una prueba complicada para un país tan lastimado), la corrupción que hace casi imposible hacer las cosas legalmente, los peligros del mercado negro con sus respectivas mafias, las extremas temperaturas de los entornos mortales y hasta del racismo que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

La cinta, gracias a su parte visual deslumbrante, combina dos maneras de narrar una historia con tantos matices. Por una parte, un realismo bien documentado, ejecutado de una manera descarnada que no teme en reflejar el desgaste físico, emocional o hasta las torturas movidas por la codicia que pone el dinero sobre la dignidad humana.

Por otro lado, hay un agregado de realismo mágico, transportado por la presencia del chamán que les exige a los dos jóvenes de 16 años que pidan permiso a sus familiares fallecidos o del uso de lo onírico en la que figura de ángeles es la conexión que tienen estos valientes protagonistas para seguir adelante.

La música es emotiva y le da un agregado importante a las actuaciones que son una de las sorpresas del 2023. Garrone no sólo apuesta por el wolof como el idioma en el que los personajes hablan sino que ha apostado por actores no profesionales para encarnar este filme.

Si bien los principales no comparten las mismas circunstancias que a quienes interpretan, agregando que todo esto está basado en un hecho real que sucedió frente a las costas de Sicilia en 2014 cuando un joven de 15 años, sin experiencia, se convirtió en el capitán de un barco con 250 migrantes, arriesgando su vida para que todos juntos encontrarán un lugar seguro en el país europeo.

Aunque por momentos hay un ritmo pausado, Yo, Capitán es un poderoso llamado de atención al tema de la migración, con el que seguramente muchas personas conectarán y que hace de la categoría a Mejor Película Internacional para los Oscars 2024 una de las más destacadas.

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