El Top: Joel Schumacher
El pasado lunes 22 de junio el mundo de Hollywood sufrió una pérdida más en sus filas. Mejor conocido como el director que arruinó a Batman, hecho por el cual pidió disculpas a los fans más de una vez, el director Joel Schumacher dejó un legado fílmico casi de culto donde sus malos pasos eran tan grandes como sus mejores aciertos cinematográficos.
Es por eso que, en memoria de este peculiar director, dejamos de lado esos traspiés (algunos casi de culto) para recordar lo mejor de su obra que cerró de buena forma al dirigir dos episodios de la aclamada serie House of Cards (2013 – 2018).
MENCIÓN HONORÍFICA
LÍNEA MORTAL
(Flatliners, 1990)
«¿Qué hay más allá de la muerte?» Esa era la cuestión para cinco médicos que planeaban producirse un coma y obtener respuestas a esas cuestiones sin pensar las consecuencias que esto tendría.
Mediante un thriller que planteaba estos dilemas éticos y morales entre la vida y la muerte, Schumacher y un gran cast liderado por Julia Roberts (su primera colaboración con él), Kiefer Sutherland (en su segundo trabajo de cinco que tuvo con el director) y Kevin Bacon, la cinta se volvió tan de culto que tuvo un remake bastante malo hace unos años.
Una musicalización correcta y esa fotografía que usaba ciertos colores como el azul o el rojo para resaltar los momentos dolorosos de los protagonistas además de esa ambientación un tanto gótica alrededor del lugar donde realizaban su experimento ilegal, son parte de lo que le da cierto encanto a este relato.
El logro de Schumacher con Línea Mortal es que ofrecía una propuesta interesante acerca de cómo los pecados del pasado podrían regresar a atormentarnos a la par de una trama que nos recordaba que «hoy es un buen día para morir».
CAMINO DE GUERRA
(Tigerland, 2000)
Hay muchas cintas acerca de la Guerra de Vietnam, las consecuencias de la misma o incluso la absurda desensibilización que se cometió con aquellos jóvenes elegidos para pelear una guerra que no era suya.
Mas allá de los clásicos como Apocalipsis Ahora (Ford Coppola, 1979) o Pelotón (Stone, 1986), en el año 2000 llegó esta ninguneada cinta con un Colin Farrell muy joven (y que después volvería a trabajar con Joel) para hablarnos de esa preparación dura de los soldados en su propia tierra con Camino de Guerra.
Una fotografía llena de grises y con un grano bastante peculiar producía en el espectador la sensación de un lugar en el que no queremos estar. Y eso es justamente lo que esta cinta transmite: un aire de protesta antibelicista donde a todas luces pareciera que la peor guerra ni siquiera estaba en Vietnam sino en uno mismo.
Con buenas interpretaciones por parte de un cast que tiene nombres como Shea Whigham, Clifton Collins Jr. o hasta Michael Shannon, el relato de Bozz (Farrell) y su arco dramático resultan lo suficientemente interesantes para un relato no tan común de lo que hay detrás de una guerra que nadie pidió.
ENLACE MORTAL
(Phonebooth, 2002)
¿No es gracioso? Escuchamos un teléfono sonar y podría ser cualquiera. Pero un teléfono que suena tiene que ser contestado, ¿no es así? Esta frase adquiere un significado peligroso en Enlace Mortal, donde Schucmacher explota este cuestionamiento para desarrollar un thriller bastante efectivo.
La segunda colaboración entre Farrell y este director llegó dos años después de la primera, esta vez para entregarnos una cinta con aires claustrofóbicos donde un publicista se ve atrapado en una cabina telefónica ante la mira de un francotirador justiciero que busca corregir los malos actos y las mentiras de este peculiar personaje.
El juego del teléfono que suena como una amenaza para el que lo contesta se convierte también en el vehículo de expiación de los pecados y mentiras de Stu (Farrell), quien de repente enfrenta la decisión de volverse honesto o morir.
El histrionismo de Farrell, que carga con el peso de la cinta, además de una estupenda interpretación meramente vocal de Kiefer Sutherland (una más al lado de Schumacher) hacen del relato una montaña rusa de emociones que, aunque podría ser predecible, no suelta al espectador en ningún momento.
Aunado a una musicalización interesante y una edición bastante efectiva, Enlace Mortal nos enseña que los teléfonos pueden ser una amenaza desconocida que busca una respuesta por un interlocutor que puede recibir un llamado amistoso o una lección de vida bastante dura.
UN DIA DE FURIA
(Falling Down, 1993)
Hablar de Michael Douglas es hablar de un legado actoral impresionante que nos remonta a su padre, Kirk. Afortunadamente para nosotros, Michael ha logrado hacer grandes relatos como Wall Street (Stone, 1987), cinta por la que ganó un merecido Óscar a Mejor Actor.
Seis años después de este logro, Douglas se une a Schumacher para interpretar a David Fens, un ciudadano común y corriente que un día decide tomar las cosas por su propia mano, tratando de hacer justicia a su situación en un viaje que lo llevará a cruzar la ciudad para ver a su hija en su cumpleaños.
Este personaje nos guía en Un Dia de Furia, donde Schumacher hace de Douglas un antihéroe al cual amas u odias a la vez. Perseguido por un policía a punto de jubilarse (Robert Duvall), el camino de Fens hacia su destino final es una travesía como pocas.
Aquí la ciudad e incluso la sociedad misma son personajes que rodean y provocan este día de furia de Fens. Gracias a una fotografía que juega con colores amarillos áridos nos transmite una sensación de hostilidad urbana tremenda donde la más mínima diferencia detona en una violencia desbocada.
Sin duda, Un Dia de Furia nos recuerda lo que es tener un mal día en la oficina, mismo que nos puede llevar a un punto de no retorno donde un simple viaje por la ciudad hacia casa puede ser el detonante de cualquier ciudadano.
LOS MUCHACHOS PERDIDOS
(The Lost Boys, 1987)
Los ochentas fueron una década que, mirándola con ojo nostálgico, nos ofrecieron muchas con trasposiciones culturales e incluso obras memorables en el cine.
Dentro del mar de ideas buenas para cintas cómico/familiares como Los Goonies (Donner, 1985) o Volver al Futuro (Zemeckis, 1987), también el género del terror vivía una época de gloria gracias a cintas como Pesadilla en la Calle del Infierno (Craven, 1984) o El Despertar del Diablo (Raimi, 1981).
Es ahí que Schumacher aprovechó la oportunidad para dar una reinvención a la leyenda de los vampiros con Los Muchachos Perdidos, dándoles un toque más rockero, underground y salvaje, muy al estilo de la década de la desfachatez.
De la mano de Kiefer Sutherland, que por primera vez trabajaba con el director, como el líder vampiro David, Jason Patric como Michael y los dos Coreys más populares de los 80, Feldman y Haim, en los roles de los hermanos freaks de nombre Edgar y Alan Frog, además de una música que incluye un cover de The Doors, esta historia de vampiros marcó un hito en su momento.
A 33 años de su estreno, Los Muchachos Perdidos sigue siendo un referente bastante entretenido que nos recuerda que, en palabras de Schumacher, «los vampiros son sexys». Y al parecer también unos rebeldes sin causa.
EL CLIENTE
(The Client, 1994)
Basada en una novela de John Grisham, esta cinta nos trae un relato muy al estilo de este novelista que mezcla el suspenso y el drama en un contexto legal donde un joven es testigo del suicidio de un abogado de la mafia. Esto lo pondrá en el ojo del huracán, ya que tanto la justicia como los criminales irán tras él para saber qué tanto es lo que sabe y, de ser necesario, hacerlo hablar o callarlo para siempre.
Algo que de nueva cuenta destaca en esta cinta de Schumacher son las grandes actuaciones en el cast, desde el joven Brad Renfro hasta Tommy Lee Jones y Susan Sarandon, misma que gracias a su rol como la abogada Reggie Love alcanzó una nominación al Premio de la Academia.
Gracias a este trío y a una adecuada adaptación, El Cliente resulta ser uno de los más logrados proyectos de Schumacher, contagiando al espectador de estas sensaciones de rebeldía y temor por parte de Mark Sway (Renfro) quien sólo por estar en el momento y lugar equivocados se convierte en un ratón perseguido por fieras del lado de una justicia un tanto abusiva y por los depredadores del mundo criminal sin saber que hacer.
Sin embargo, gracias al carisma de Sarandon y su Love, una figura femenina fuerte que lucha igual que Mark ante las adversidades de su vida, que la historia fluye, se vuelve interesante hasta llegar a una conclusión que si bien puede ser un tanto formuláica da un buen cierre a este drama detectivesco que la pone entre las mejores adaptaciones de Grisham junto a The Firm: Sin Salida (Pollack, 1993) o El Informe Pelícano (J. Pakula, 1993).
Algunos de estos títulos están disponibles en plataformas como Amazon Prime Video, HBO y Cinépolis Klic.