FICM 2020: Fauna, entre los festivales y una estructura nada convencional
El Festival Internacional de Cine de Morelia 2020 durante su presentación 18, tuvo la proyección de un largometraje llamado Fauna, dirigido por Nicolás Pereda con las actuaciones de Lázaro Gabino, Luisa Pardo y Tere Sánchez.
Durante la conferencia de prensa virtual, Nicolás Pereda destaca, en compañía de los actores y el moderador Fernando Moreno, toda la travesía, creación y conexión que tuvieron con este noveno largometraje del director, la experiencia que se llevaron en este extraño trabajo, así como la importancia de las proyecciones y alcance que se tiene en los festivales de cine actualmente.
Para el director Nicolás Pereda, los festivales ayudan mucho a nutrir la película y su proyección ante distinta audiencia, así como buscar un alcance mayor.
“Enfoques distintos para distintas personas, para mí en particular, es importante. Son de los pocos espacios donde se pasan las películas. Tendremos distribución en, no sé, más de tres o cuatro países, pero más allá de esos países; ir a otros lugares por los festivales se agradece. Aunque son películas pequeñas, la herramienta de los festivales en muchos sentidos nos dan cierta proyección y eso nos ayuda a que llegue a otras instancias.”
Y con respecto de los festivales, Tere Sánchez agrega: “Los festivales ayudan a conocer un poco más al director y a nuestros compañeros, así como darle un vistazo a los demás trabajos que rodearán al tuyo y los diferentes puntos de vista que van a desfilar ahí”. Luisa Pardo añade: “Considero que los festivales son espacios de encuentro y aprendizaje. Se pueden ver muchas películas y conocer a las personas que las realizan, una única y buena oportunidad; con esto entiendes la visión y línea de quien curó ese festival y lo que trata de lograr en ello.”
La cinta nos cuenta la historia de Luisa y Gabino, los cuales visitan a sus padres en un pueblo minero en el norte de México. Paco, el novio de Luisa, provoca el único interés del padre en ellos al actuar el papel de un narco. Para hacer frente a las tensiones familiares, Gabino imagina una realidad paralela de detectives y crimen organizado. Una versión astuta y cómica de cómo la violencia se ha infiltrado en la imaginación popular de México.
Este nuevo proyecto y carrera de Nicolás Pereda vuelve a relacionarse en el ensamblaje de actores, reuniendo presencias particulares en la actuación frente a la cámara e imaginación que proyecta Fauna; sin importar las alturas de la situación o el guion, Pereda no imagina un proyecto sin ellos: “Sabes, empiezo a imaginar un proyecto o al escribir un guion, sus caras aparecen y no hay nadie más. Quizás es como sus proyectos de teatro, los cuales no se pueden pensar en otras personas más que las que forjaron el colectivo y aunque este no sea un colectivo, yo lo tomo de esa manera”
Para Luisa Pardo, es la segunda ocasión que trabaja con el director, al cual siente muy intuitivo: “Parte de nuestras motivaciones artísticas se relacionan íntimamente con nuestras relaciones personales y amistosas. Una afinidad y naturalidad, con lenguajes que pueden estar muy aterrizados y Pereda o mis compañeros me dicen aterriza o vuela.” Añade Lázaro Gabino a las palabras de Luisa: “Es justo, creo que somos una compañía de cine, un grupo de personas que hacen las películas juntas durante un largo tiempo. Entonces, todos tenemos un background de grupo. Así que en otras producciones me he topado con pared; me cuesta mucho trabajo involucrarme en otros modos de producción. Me encuentro más hecho a la manera de estas películas que realiza Nicolás que a las otras producciones. Debo decirles que Nicolás no es el único que hace este tipo de cine; pero es con quién yo más las he hecho y se atreve a romper un poco con el modelo tradicional industrial de producir y hacer una película.”
El trabajo del director tiene una dinámica distinta a sus anteriores trabajos, los cuales exploran lo cotidiano a través de sus narraciones fracturadas y elípticas utilizando algunas herramientas de ficción y lo documental. Pereda menciona sobre los cambios que este nuevo proyecto trajo consigo, la construcción que tuvo la cinta y cuál fue su apoyo para este trabajo.
“Esto fue una dinámica distinta. Aunque es común en algunas películas, aquí fue extraño pero reconfortante por los amigos que te ayudan a continuar un proceso y no comenzarlo. En cuestión artística, trato de cambiar mis herramientas a la hora de grabar para que sea algo diferente. El caso de Fauna se divide en dos y la segunda parte de ella dentro de la misma maneja un tono distinto a lo que he realizado, así que tuvimos una charla sobre esto. En general, yo no trabajo con la construcción de un personaje. No es que me interese y tampoco es que les de tiempo a los actores, ya que no hay ensayos como tal. Creo que todo el proceso ya esta plantado y tiene que ver en que lo creado fue para ellos y el personaje, se convierte en el actor y no el actor en el personaje Me atrevería a decir que el conjunto de las películas, incluido mi proyecto, es un proceso de hacer retratos de los actores y de las personas, tomando apoyo de la ficción creada ahí. Puede que esto no sea algo psicológico, pero tiene que ver con lo afectivo.”
Es importante destacar, que Fauna es parte de un cine superficial, el cual no trata sobre la psicología de los personajes y se va más por lo sensorial como método de escape. “Es justo como lo menciona Nicolas. Es ajustarte un poco en todo, es lo ideal. Aquí se tiene un trabajo muy al natural que no duele, como otros trabajos.”, comenta Tere Sánchez.
Cada uno de los actores que sostuvieron una charla fluida con Fernando Moreno, destacaron que todo se siente tan tranquilo, tan familiar frente a la cámara que detrás de ella, por todo el equipo que va cambiando en cada producción. Ellos ya son amigos y familia que funcionan como un motor en conjunto. Fauna es un proceso de proyecto evolutivo y disfrutable, contrario a los anteriores proyectos, algo fragmentados, Pardo añade a ello: “Yo me viaje mucho, quería hacer algo caracterizado; aunque Nico le bajo dos rayitas a lo que quería. Eso me hizo pensar en que esto era interesante y cambiar un punto de vista sobre las caracterizaciones que tenía. Así que este proyecto de Fauna me permitió disfrutar de su proceso y el mensaje que la persona da al espectador y no el personaje como tal, bajo los pensamientos del director.”
Fauna es un antes y después en la filmografía del director. Marcando los intereses del director, los cuales con el paso del tiempo han cambiado y quizás, en algunos puntos no ha dejado conforme y satisfecho al cineasta, pero con cada proyecto hay un lugar para repensar las cosas. El director imagina muchos mundos y visualiza las posibilidades del cine y que este le brinda, para también ver que herramientas tiene al alcance y así poder generar estructuras con el paso del tiempo para un nuevo trabajo. En específico en Fauna tiene que ver con la conexión y el retrato que los actores pueden brindar a la cámara.
Ante los ojos de otros, este tipo de proyectos, como lo es Fauna, puede ser una negociación muy controversial para el actor en otros tipos de proyectos que tiene una estructura ya más conocida y establecida. Va desde lo peligroso, lo que se nota en otras ficciones, las cuales nos dejan llevar a lo imaginario y nos hacen un reflejo del reflejo; así como un entendimiento que habla directamente al espectador desde algo ya establecido y conocido, pero desde un singular punto de vista. “El entramado que se plantea aquí es algo complejo con legibilidad que toca lo social y la construcción de aquellos imaginarios en lo deseable.”, comenta Lázaro Gabino.
Con una serie de malentendidos y un cascarón que pareciera más pesado; la ficción se ve escrita por poco a poco en las tramas más mundanas y mucho menos explosivas. La cinta se ve permeada por una atmósfera y capas de diferente narrativa, lo cual hace que eso anterior mencionado, sea un punto de partida para contar esa historia.
“Siempre estamos lidiando con la realidad durante la filmación… Las cosas que aparecen en esa zona, las incorporamos al proyecto en turno. A veces se lleva o se presenta y es algo que se pone en juicio.” -comenta Lázaro Gabino. Por su lado Nicolás Pereda menciona “Hay que subir y bajar la ficción, divertirnos con ello. Manejar un universo, durante un proceso de reconstrucción. Eso sí, no les daré un proceso de relajación, ya que busco dejarlos antes de ese final que debe ser así sin catarsis, sin respiro. Yo no me detengo, no le doy vuelta a las cosas. La película no cierra con algo definitivo, no sigue la estructura convencional o modelo al que estamos acostumbrados.”, concluye Pereda.