Rápidos y Furiosos 9: llevando una saga al infinito y más allá

Hace 20 años, el guionista Gary Scott Thompson, apoyado por David Ayer y Erik Bergquist, escribirían una historia que mostraba el fenómeno subcultural de las carreras de autos nocturnas dándole un toque especial de policías y ladrones con aires de casi cine independiente. Todo esto inspirados en una historia real escrita en un artículo de 1998 titulado ‘Racer X’, que hablaba justamente de un corredor de autos en las calles de Nueva York.

Dirigida por Rob Cohen con un presupuesto bastante moderado que parecía más de la escuela de cine independiente norteamericana que de las grandes producciones hollywoodenses, llegaría entonces Rápido y Furioso a carteleras, logrando un gran éxito de taquilla inesperado que impulsaría a que la saga se extendiera un par de entregar más.

Sin embargo, nadie esperaba el gran alcance que tendría con la audiencia, que a pesar de ciertos altibajos, seguiría apoyando a la franquicia de manera fiel, llevando a la misma a niveles insospechados que demuestran no sólo el cambio en el enfoque de la misma sino una transformación, para bien o para mal, que llevaría a una cinta de automóviles, velocidad y carreras «al infinito y más allá».

Resulta increíble que, a pesar de lo inverosímil que llega a rayar en el absurdo, se llegue al vigésimo aniversario de la misma con una novena entrega que sigue explotando el factor de extremo entretenimiento obligando al espectador a ponerse en neutral, cual automóvil, para disfrutar de la espectacularidad, la destrucción y la acción simple y llana que entregan ya estas películas.

Justin Lin, que ha tomado el volante de la saga en cuatro cintas anteriores a ésta, vuelve para continuar la historia de Dominic Toretto (Vin Diesel) y su “familia”, quienes ahora tendrán que lidiar con el hermano menor de Dom, Jakob (John Cena), demostrando que no importa cuánto puedes huir del pasado, éste siempre te encuentra para enfrentarlo.

Desde la quinta parte de la saga, el giro que dio esta franquicia fue interesante, pero la fórmula de la familia y ese equipo aparentemente indestructible se había ido gastando debido a que poco a poco caía en el camino de tomarse demasiado en serio las cosas. Si bien en la saga la acción no ha faltado nunca y los villanos cada vez han ido mejorando (al menos en papel), parecía que a los autos se les estaba acabando ya la velocidad y la capacidad de entretener.

Pero una de las mayores virtudes que tiene esta cinta es que, después de un largo camino, reafirma su condición de mero entretenimiento plasmándolo inclusive en el guion ante una frase de Roman Pierce (Tyrese Gibson) que casi raya en lo meta, dándole a entender a la audiencia que lo que están viendo jamás puede tomarse en serio.

Otro aspecto interesante cae en que, por fin, podemos ver un poco más de la historia de Dom con su aparente hermano perdido, teniendo unos flashbacks interesantes que tristemente deslucen por el pésimo cast a las versiones jóvenes de los protagonistas donde el único que se salva es Ozuna, que curiosamente si se parece a Don Omar de joven.

Los personajes en esta novena entrega de repente actúan como no los habíamos visto antes. Tenemos por primera vez a Roman, el bocazas del grupo, siendo valiente o disparando armas, vemos a la hacker Ramsey (Nathalie Emmanuel) conducir como nunca a pesar de que admite no saber hacerlo, incluso a Mia (Jordana Brewster) hacer un rol de pelea que nunca habíamos visto. Pero esto no quita que siga habiendo un desarrollo plano en sus personalidades, desaprovechando sobre todo a esta última en una historia que trata de la hermandad pero que sólo se centra entre Dom y Jakob.

La adición de John Cena al cast demuestra el poderío que la franquicia tiene. Lamentablemente su personaje antagónico no tiene el mismo carisma o impacto que tenían Hobbs (Dwayne Johnson) o Deckard Shaw (Jason Statham) o incluso la misma Cipher (Charlize Theron), convirtiéndolo en un malo/bueno que, a pesar de ser uno de los ejes de esta historia, no termina por convencer. Peor aún resulta el “villano”, Otto (Thue Ersted Rasmussen), quien en su afán por ser caricaturesco resulta uno de los peores malvados de toda la franquicia, algo de lo que ha adolecido la saga sobre todo en las primeras entregas.

Algo que si es aplaudible es la facilidad con la que Lin ejecuta escenas de acción, incluso llevando a la saga al espacio de una manera tan ridícula que resulta risible en este universo donde los autos pueden volar, emulando un poco a lo hecho por el 007 en Moonraker (Gilbert, 1979) pero sin caer aún en la parodia, donde la acción nos remite más a esas cintas clásicas ochenteras donde a los buenos jamás les va a pasar nada y son capaces de hacer lo que sea sin importar las leyes de la física.

Incluso hay cosas que cambian en esta entrega como la menor exposición de mujeres bailarinas fuera de contexto (a pesar de la aparición de Cardi B) o la falta de música de reggaetón y rap que ya era casi característica de la saga, cambiándolo por una musicalización adecuada de Brian Tyler, viejo conocido de la franquicia de velocistas ilegales convertidos en héroes de acción.

Es así que Rápidos y Furiosos 9 llega en un momento de fiesta para la saga que comprueba que no hay límites para una serie de cintas que han cambiado, que con el paso del tiempo dejaron atrás ese interesante mundo subcultural de las carreras para ahora volverse un mero pretexto para la destrucción o incluso los viajes espaciales. Solo queda ver hacia dónde irá esta carrera que parece encontrará su final en una décima entrega, una que nos hace preguntarnos qué más pueden hacer que no hayan hecho hasta ahora.

FICHA TÉCNICA

Título Original: F9: The Fast Saga
Director: Justin Lin
Año: 2021
Actores: Vin Diesel, Michelle Rodríguez, John Cena, Jordana Brewster, Ludacris, Tyrese Gibson, Nathalie Emmanuel, Sung Kang, Anna Sawai, Kurt Russell, Helen Mirren, Charlize Theron, Lucas Black

Calificación: 6/10