Little Girl, de Sébastien Lifshitz, se estrena el próximo 29 de julio

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Sasha, de 7 años, siempre supo que era una niña a pesar de haber nacido niño. Al no ser tratada como una niña de su edad por la sociedad, Sasha y su familia enfrentan la batalla diaria para hacer que su diferencia sea aceptada y respetada.

Sébastien Lifshitz nació en París, Francia, en 1968. Estudió historia del arte y en 1990 entró al mundo del arte contemporáneo. Durante la década de los 90 realizó algunas obras cinematográficas y en el año 2000 estrenó su primer largometraje de ficción, Presque rien (Come Undone), el cual fue elogiado por la crítica y tuvo distribución internacional. Su primer largometraje documental, La traversée (The Crossing), estrenó en la Quincena de Realizadores de Cannes 2001, y su siguiente ficción Wild Side (Del lado salvaje) ganó el Teddy en la sección Panorama del Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale) 2004.

Sébastien Lifshitz, director del documental

Desde entonces, sus películas han sido regularmente estrenadas en festivales internacionales: Les invisibles (The Invisibles) y Les vies de Thérèse (The Lives of Thérèse) estuvieron en la Selección Oficial y Quincena de los Realizadores de Cannes respectivamente, mientras que Adolescentes estrenó en el Festival Internacional de Cine de Locarno 2019. Después de Wild Side y Bambi, estrenada en la edición de 2013, Little Girl es la tercera película de Lifshitz en ser incluida en la sección Panorama de la Berlinale.

«Sasha estaba totalmente consciente de la cámara. No es para nada una niña sin idea de lo que hace. Por ejemplo, en uno de nuestros primeros días de rodaje, le pregunté si podríamos filmarla en su cuarto. Estuvo algo indecisa al inicio porque fuera de sus hermanos y su hermana, nadie entra a su cuarto. Es su reino.. Nadie en la escuela sabe que su cuarto es el cuarto de una niña. Es como una habitación secreta. Al permitirnos entrar estaba demostrando un nivel de confianza, nos estaba permitiendo entrar a su vida», comenta el realizador galo.

Acerca de la realización del documental, Sébastien dice: «Le dije que me gustaría filmarla mientras jugaba. Me miró, como confundida. Colocamos la cámara en la habitación, compusimos el cuadro, y luego ella se sentó en la cama y se quedó viendo fijamente a la cámara. Le pregunté “¿no vas a jugar?”, y me contestó, “No. Cuando juego usualmente estoy sola”. No podría hacer como que jugaba, fingir que estaba sola, si nosotrxs estábamos ahí. Para ella era un sinsentido; si lo hacía hubiera pasado a ser una actriz, así que se negó. Su resistencia me pareció maravillosa».

«Hubo también una vez en que estábamos rodando en su cuarto. Nos dimos cuenta de que no nos estaba poniendo atención, probablemente porque pensaba que estábamos apenas colocando la cámara. Estaba jugando en su cama, acostada en la orilla y dejando su cabeza colgar hacia abajo. De pronto, se dio cuenta de que la estábamos filmando y observó directo la lente, como para asegurarse de que la estábamos viendo, como diciendo “Sí, lxs dejaré filmarme aquí, en este espacio privado”. Fue muy poderoso», continuó explicando Lifshitz.

«Sasha tiene gran apego a todos los signos externos de la feminidad, con especial énfasis en la ropa y los juguetes. Recientemente, Karine me dijo que una vez que la escuela aceptó a Sasha como una niña, ella empezó a enfocarse menos en estos signos externos de feminidad. De pronto podía aceptar colores, ropas y juegos más “masculinos”. Se preocupaba menos por hacer una declaración de su identidad. Karine ve esto como un progreso real para Sasha en cuanto a su necesidad de afirmación», concluyó el director francés.

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