Halsey: Empoderamiento, terror y maternidad en un espectáculo audiovisual

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Pasó un largo tiempo para que Halsey volviera con una nueva producción discográfica, misma que ha generado mucha expectativa desde el anuncio de su portada develado en un vídeo de 13 minutos en el que la artista paseaba por el Met de Nueva York viendo todas las obras dedicadas a la maternidad de la Virgen María.

Esta temática no sólo es la que aborda este cuarto álbum de estudio, mismo en el que Halsey buscaba volcar ese sentimiento del proceso de su viaje personal en los últimos meses donde su embarazo cambió su vida para siempre. Así, se hizo acompañar por dos de los productores musicales más destacados de los últimos años: Trent Reznor y Atticus Ross, el dúo detrás de la exitosa banda Nine Inch Nails.

Pero la creatividad de la intérprete no terminaría ahí ya que tomó la decisión de realizar una experiencia audiovisual única al acompañar los 13 tracks de su nuevo disco con un filme en el que vuelca todo el proceso de ser madre en un medio metraje filmado en IMAX titulado al igual que su álbum If I Can’t Have Love I Want Power, donde se hace acompañar por el director Colin Tilley para plasmar su relato.

En pantalla vemos a Lila (Halsey), una joven reina que pierde a su esposo, es víctima del prejuicio de los hombres alrededor de ella y sus intentos de manipulación para quitarle el trono. A la par, esta mujer embarazada va descubriendo la fortaleza dentro de sí misma al pasar por el proceso de convertirse en una madre, despertando incluso algunos poderes paranormales guardados en su existencia.

Ubicado en una época victoriana, Halsey hace gala de un espectáculo visual digno de una producción de época al lucir vestuarios estupendos diseñados por el modista Law Roach, acompañados de un guion escrito por ella misma que nos muestra guiños de una relación abusiva, de empoderamiento femenino, del arduo proceso de embarazo (algo que ella misma vivió) así como los miedos y lo bello de convertirse en madre.

Durante los 53 minutos de duración de este proyecto, no sólo somos testigos del viaje tremendamente personal y la catarsis de Ashley Frangipane, nombre real de la artista, sino de una gran combinación entre un relato retorcido con una música que va demostrando la evolución de Halsey en su nueva producción, sacándola de su zona de confort sin perder la esencia que la caracteriza.

El detalle visual, que va desde la paleta de colores usada por Tilley, que trabajó con la cantante en videos previos, nos muestra la locura, el erotismo, la sexualidad y lo paranormal en el proceso que la reina Lila va enfrentando, cayendo en un perfecto montaje que sirve de acompañamiento a la obra musical y nos recuerda a esos otros experimentos fílmicos de artistas para acompañar sus creaciones, como lo fue Ghosts de Michael Jackson en su momento.

Y es que las letras de sus canciones sirven de alguna manera como una narrativa aparte de la ficción victoriana de la que somos testigos. Una en la que parece que ni la lucha en contra del amor o la obtención del poder llevarán a buen puerto el destino final de nuestra protagonista.

No cabe duda que Halsey es una de esas artistas que se arriesgan y dejan las sutilezas de lado. IF I Can’t Have Love I Want Power es una demostración de ello, una carta en la que por fin se libera de aquellos fantasmas que no le permitían ser madre, de aquellos problemas personales que vivió en carne propia para plasmarlos en un relato de terror/suspenso que sirve para sacar sus propios demonios.

Así, jugando con la dualidad entre la Virgen y la Prostituta, Halsey logra mostrar una creación que la libera de alguna forma, dedicándole el proyecto no sólo al padre de su hijo, Alev Aydin, sino a todos aquellos seguidores que han estado en las buenas y en las malas, dándoles un relato íntimo que demuestra que la sexualidad, el empoderamiento y la maternidad pueden crear una experiencia audiovisual única.

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