Good Girls, crónica de una serie cancelada

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El pasado mes de agosto se estrenó la cuarta y tristemente última temporada de Good Girls, una serie de comedia dramática criminal producida por NBC, pero que igualmente era trasmitida en Netflix. A pesar de la asociación ninguna de las dos empresas dieron el visto bueno para renovarla debido a problemas de rating, dejando a los fanáticos de la historia con más dudas que respuestas.

Good Girls es la historia de Beth Boland (Christina Hendriks), Annie Marks (Mae Whitman) y Ruby Hill (Retta), tres madres de Michigan que, debido a problemas personales y financieros, no encuentran otra solución a sus problemas mas que volverse criminales. En principio tenían planeado que fuera un solo atraco a un centro de autoservicio, pero las cosas se complican y se ven envueltas en una red criminal que con el paso del tiempo las va dejando sin salida.

Posterior al robo se dan cuenta que gran parte del dinero pertenecía a Rio (Manny Montana) el jefe criminal de la ciudad, por lo que para compensarlo tendrán que saldar su deuda lavando dinero. Sin embargo, esta situación las deja peor de como habían iniciado financieramente, así que Beth, quien se convertiría en la líder de este grupo, ve una oportunidad de ganar un poco de dinero fácil aliándose con el pandillero. Como siempre pasa en estos casos, los personajes no saben cuándo parar, porque una vez que cumplen su objetivo monetario, buscan más y es que el mundo criminal les da cierta libertad y poder que en su día a día no poseen.

Por un lado, tenemos a Beth, un ama de casa totalmente dedicada a sus cuatro hijos, es la madre modelo, sin embargo, su esposo la engeña y ha llevado a su familia a la quiebra. Por su parte tenemos a Annie, su hermana, quien está divorciada, tiene un hijo que está pasando por un cambio de género, con un trabajo en el que apenas le alcanza el dinero para sobrevivir y cuyo jefe la acosa. Finalmente se encuentra Ruby, amiga de la infancia de ambas hermanas, madre de un niño y una niña que está gravemente enferma del corazón, pero que no puede atender debido a que con el trabajo de mesera que tiene y el sueldo de policía de su esposo no les alcanza para mantener a la niña con vida. 

Todos estos problemas fueron los que llevaron a este trío a cometer el asalto, gracias al dinero conseguido en ello y a la alianza con Rio, logran salvar a la hija de Ruby, el hijo de Annie puede conseguir lo necesario para su transición y Beth salva a su familia de la ruina financiera. ¿Entonces, por qué seguir?

Bueno, tal como Walter White en Breaking Bad, se dan cuenta que son muy buenas en este nuevo mundo, solo que a diferencia del icónico “Heisenberg” no producen drogas, ellas hacen dinero. En principio todo está bien, tan bien como se puede estar cometiendo un crimen federal, pero una vez que el ambiente se va tornando más oscuro, intentan salir del negocio, pero Rio, el antagonista de esta historia no dejará ir ese talento tan fácil.

Las primeras dos temporadas plantean un ambiente seguro, al menos para las protagonistas, ya que si bien tenemos escenas fuertes como un intento de violación y personas asesinadas de manera violenta, de cierta forma, la serie había logrado conservar cierto humor al respecto, nunca se sentía que algo realmente malo pudiera pasarles a ellas e inclusive a su familia – a pesar de ese gran cliffhanger de la primera temporada-, pero durante la tercera entrega empiezas a cuestionar eso y en la cuarta te das cuenta que las cosas no van a terminar bien.

Por ello, la cancelación de la serie toma por sorpresa más teniendo en cuenta el final de la temporada, el cual no pudo ser más abierto. Resulta frustrante que si se tenía en cuenta que la serie ya no estaba funcionando no prepararan el guion en función de eso; pudieron darle un buen final, ya que si algo fue claro es que no sabían qué dirección darle a la historia para poder dar pauta a una quinta temporada, así que estuvieron dando vueltas en el mismo tema, haciendo que si la serie había perdido audiencia, con esto terminara de cavar su tumba.

Hubiera sido interesante que ese giro en la trama que guardaron para el final lo hubieran apresurado para ponerlo a la mitad de la temporada, o inclusive se hubieran arriesgado a sacar a Rio de la fórmula y presentar a Beth como lo que habían estado construyendo, pero nunca se atrevieron a finalizar, que ella se convirtiera en protagonista y antagonista de su propia historia. Y es que ella en muchas ocasiones fue su mayor enemigo, su ambición por el poder empezó a consumirla y durante esta cuarta temporada lo admite; a través de una visión que nos muestra una realidad donde las chicas dejan el crimen, su vida se vendría a bajo, sobre todo la de Beth, quien por fines egoístas volvería involucrarse en ello, porque su vida ya no tendría sentido sin el poder y la adrenalina que conoció gracias a Rio.

Es una lástima el guion tan flojo que presentaron. Y es que la serie, a pesar de ser cancelada, pudo irse en alto. Sin embargo deja las amargas preguntas en el espectador: ¿vale la pena una quinta temporada? o ¿seguirían dando tumbos por no arriesgarse? ¿los esposos de las protagonistas dejarían de hacerse las víctimas y tomarían parte de la responsabilidad? ¿Annie por fin encontraría el amor y la veríamos crecer como persona? Son dudas que, para bien o mal, quedarán a la imaginación de los televidentes.

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