Sin Tiempo Para Morir, el cierre de un largo ciclo para el 007

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En el año de 1962, los productores Albert R. Broccoli y Harry Saltzman decidieron tomar las novelas literarias y cuentos cortos del escritor Ian Fleming para crear una franquicia cinematográfica que ha dado pie a 25 películas a lo largo de casi seis décadas. Su nombre: Bond, James Bond, también conocido como el agente 007, derivando en la primer película, Dr. No.

Varios actores han portado el traje, lidiado con villanos memorables y otros olvidables en un legado impresionante que ha logrado mantenerse vigente. Desde el elegante Sean Connery, pasando por el modelo George Lazenby, la irreverencia de Roger Moore y sus gadgets, la seriedad de Timothy Dalton, el carisma de Pierce Brosnan hasta llegar al rudo de cabello rubio Daniel Craig, demostrando que la saga cinematográfica y la obra de Fleming ha sabido adaptarse a los tiempos.

Después de año y medio de espera, llega la última participación de Craig como el famoso agente del MI6 británico de la mano del realizador Cary Joji Fukunaga en Sin Tiempo para Morir, en un filme que no sólo marca la despedida del popular actor sino el cierre de la versión más humanizada de Bond, uno que sufre, sangra, se enamora y siente, faceta sólo vista anteriormente en Al Servicio Secreto de su Majestad (1969).

La premisa de este cierre para el rol de Daniel nos presenta a un James Bond retirado que ve durar su aparente paz poco tiempo cuando su viejo amigo Félix Leiter (Jeffrey Wright) de la CIA necesita de su ayuda, llevándolo a encontrarse con misteriosos villanos y sus armas de última tecnología y tal vez un fantasma del pasado que podría ser el más grande reto para el agente británico.

Si hay algo que marca estos 15 años de la era Craig es el enfoque y desarrollo que James Bond fue formando. Desde su presentación en Casino Royale (2006) que vulneraba por completo al agente para luego establecerlo como un personaje que iba más allá de la galantería clásica y los gadgets con Skyfall (2012), dándole una historia de fondo que por fin cierra el círculo en esta entrega dirigida por Fukunaga.

El guion de esta cinta decide inclinarse por aspectos que siguen explotando este factor humano que el Comandante Bond había mostrado más no explotado del todo, ligando de buena forma lo que sucede en este relato de casi tres horas con todo lo sucedido en las anteriores películas con Craig para darle un cierre más que digno a un personaje icónico que pareciera dejar atrás los planteamientos y visiones en las que nació, sobre todo en su emotiva secuencia climática.

Algo que es aplaudible es el compromiso de Daniel Craig. De ser alguien que no quería ser el 007, pasa a dejar una huella importante al atreverse a crear alrededor de Bond un universo que tuvo su fresco inicio hace 15 años, no sin estar exento de dudas, tropiezos y altibajos. A pesar de ello, el actor hace historia con varios datos curiosos en la saga de más de 50 años, como ser el actor que duró más tiempo en el papel así como otros detalles que terminan poniéndolo a la altura de Sean Connery.

La labor de Fukunaga es bastante buena. Tomando muchos elementos de la mitología del 007, ofrece guiños discretos, mucho ‘fan service’ bastante bien disfrazado pero sobre todo le da una fluidez al filme con muy buenas escenas de acción y con un misterio que poco a poco se va desarrollando y que deja claro que este James Bond sigue creciendo, aventurándose a llevarlo a terrenos inesperados mientras cierra el rompecabezas creado en las cintas de Craig.

Pero Sin Tiempo Para Morir va más allá de eso, ya que no sólo parece ofrecer un cierre argumental al arco del 007 de Craig sino que parece abrir puertas a una nueva etapa para este agente al hacer varios homenajes a la historia del mismo. Ver el Aston Martin usando los gadgets clásicos a lo Connery, algunas bromas y posturas un tanto absurdas que remiten a Moore, incluso recordando la etapa más oscura del espía británico con Dalton, entre muchas otras cosas que parecen cerrar no sólo la etapa de Craig sino un ciclo de 25 películas de un héroe creado y nacido en el contexto de la Guerra Fría.

Otro aspecto importante en la saga de Bond siempre son los lugares en los que transcurre la acción, algo que se ha vuelto un sello de este universo. En esta ocasión, veremos al ex agente viajar entre lugares como Noruega o Italia, pasando por países ya bien conocidos por el 007 como Jamaica o la misma ciudad de Londres para finalizar en una locación que remite justamente a los inicios de la saga: una isla abandonada que sirve como hogar para el venenoso villano central.

El cast que rodea esta última aventura de Craig como Bond también luce bien. La química que tiene con Lashana Lynch y el tema del número 007 son bien llevados, la aparición de Ana de Armas en una breve secuencia resulta brillante y el equipo clásico alrededor del agente funciona muy bien, mostrando etapas de sus roles secundarios que no les habíamos visto antes y resultan ser el marco perfecto para este cierre, sobre todo con Ralph Fiennes dudando de sí mismo como M.

La música de Hans Zimmer nos lleva por lados tanto emotivos como emocionantes, acompañando esta despedida con el clásico tema compuesto por John Barry y haciendo suya la partitura, haciendo también algunos homenajes a la saga que estarán ahí para los más fanáticos del 007. Otro aspecto destacado es la fotografía del ganador del Óscar Linus Sandgren, que muestra una visión interesante entre los paisajes que sirven como escenario para este final.

Sin embargo, la despedida no puede ser perfecta. Hay algunas situaciones en el guion que podrán parecer un poco flojas, específicamente con el villano Safin, interpretado por Rami Malek, quien se queda corto para el cierre y que queda muy por debajo de Waltz, Bardem o Mikkelsen. A pesar de ello, su megalomanía se apega a los clásicos villanos de la saga misma, aunque no lo haga de una manera tan efectiva.

A pesar de ello, Sin Tiempo Para Morir marca una despedida poderosa, fuerte y emotiva no sólo para este Bond de Craig, aquel que fue vapuleado por la crítica al ser anunciado como 007 y que tuvo sus dudas en aceptar el rol, sino también para aquel espía que Fleming creó y que ha cambiado, crecido y evolucionado desde esos tiempos hasta la actualidad, aceptando que a veces los viejos héroes tienen que colgar la capa, o esta vez, el traje, para dar paso a nuevas historias, nuevos enfoques y nuevos agentes.

En una época en que la línea entre los villanos y los buenos cada vez se hace menos clara, James Bond se mantiene como ese héroe a la antigua pero que a su vez se cuestiona a sí mismo y lo que pasa a su alrededor, dándole una motivación más allá de la fidelidad al Servicio Secreto de su Majestad para llevar a cabo la misión más importante de todas.

No queda más que decir que, tanto para Craig como para la franquicia, esta vigésimo quinta cinta de la saga marca un cierre de ciclos para la larga caminata del 007, entregando un filme que sirve como despedida, como homenaje que los fans reconocerán a todas luces y que resulta una montaña rusa de emociones, de acción y de exageraciones que son dignas para el icónico personaje, aquel cuyo nombre es Bond, James Bond.

Ficha Técnica

Título original: No Time To Die
Dirección: Cary Joji Fukunaga
Reparto: Daniel Craig, Ana de Armas, Rami Malek, Leá Seydoux, Lashana Lynch, Ralph Fiennes, Christoph Waltz, Ben Whishaw, Naomie Harris, Jeffrey Wright
Distribuidora: Universal Pictures
Duración: 163 min.
Año: 2021

Calificación: 8.5 / 10

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