Eduardo Jiménez y la animación como herramienta inclusiva
Esta semana llegó al catálogo de Disney+ la cinta de animación mexicana nominada a dos premios Ariel, Un Disfraz para Nicolás, de Eduardo Rivero, una propuesta que no sólo brilla por su gran historia sino por dar el paso hacia un cine inclusivo que permita romper con los estereotipos establecidos acerca de temas como el Síndrome de Down.
En Unplugged News hablamos con uno de los productores de la cinta, Eduardo Jiménez Ahuactzin, cuya casa de animación, Peek-Paax, está detrás de este proyecto y otros más que buscan usar el género de la animación para hablar de estos temas y de paso, romper con esos estigmas establecidos, dando pie a una inclusión necesaria en el cine.
«Es una adaptación de un cuento que escribió justamente un amigo de Miguel Ángel Uriegas, guionista del filme, llamado Pablo y el Baúl. Lo que nos gustó de esta historia es el lado humano que nos muestra a Nicolás como un niño más sin ponerle un título ni mencionar que tiene Síndrome de Down, reforzando un mensaje de inclusión muy interesante que hiciera reflexionar a la audiencia«, comenta el productor.
Sin embargo, la vocación por producir filmes con mensaje viene desde antes. Ahí está el ejemplo de la anterior cinta de la misma casa productora llamada El Ángel en el Reloj, donde de manera bastante asertiva se hablaba de temas como el cáncer, la muerte y la pérdida, poniéndolos al alcance de toda la familia. «Es una de nuestras metas, hacer estos proyectos que tengan una causa, que sensibilicen, que hagan visibles estos problemas de una manera inteligente, respetuosa y comprensiva para que los niños puedan aprender y hablar de ello abiertamente«, expresó el productor al respecto de su visión.
Uno de los grandes aciertos de Un Disfraz para Nicolás recae en su cast de voces en donde destaca la labor de talentos como Paty Cantú o Pepe Lavat, pero sobre todo que al protagonista le haya dado voz el joven Fran Fernández, quien también padece Síndrome de Down y le aportó una calidad humana al proyecto. «Trabajar con él fue hermoso. Es un chico con el que nos llevamos de maravilla y que se sintió entusiasmado por participar. Creemos que lo hace muy bien en la cinta y qué mejor que sea él quien le de voz a este protagonista con el que tiene ciertas cosas en común. Aunque la labor no fue sencilla, ya que a veces se cansaba mucho y teníamos que darnos unos breaks para que se sintiera mejor, pero francamente llenó de muchísimo corazón tanto el estudio donde grabó como a la cinta misma», recordó emotivamente Jiménez Ahuactzin.
Algo en lo que los productores se sintieron afortunados fue al encontrar a Eduardo Rivero para dirigir la cinta, ya que le imprimió el sello debido a la misma. «La paleta de colores y los trazos fueron gracias a él, su visión y el equipo al que dirigió. La verdad es que Eduardo fue un gran acierto que nos ayudó a poder crear este mundo de fantasía en medio de la realidad con sus colores y formas. Pero sobre todo, que entendió la idea desde el principio de poder dar un mensaje bello sin caer en la explotación de la condición del personaje, sino tratándolo como uno más, conectando con lo que Mike Uriegas quería transmitir«, agregó el productor.
Uno de los pasos importantes que Jiménez Ahuactzin destaca es que poco a poco y después de grandes luchas por mantener al estudio vivo, la animación mexicana comienza a ganarse un puesto importante y a romper los esquemas establecidos. «Tenemos una gran riqueza en ello. Hay grandes realizadores que comienzan a cobrar importancia en este género y que aprovechan el mismo no sólo para contar historias familiares sino un tanto más reflexivas o para adultos. Ana y Bruno, de Carrera, por ejemplo, es una demostración de ello. Y aunque nosotros en el corto o mediano plazo no pensamos entrarle a ese tipo de proyectos más serios o diferentes, confiamos en poder seguir creciendo, apoyando y hasta trabajar con algunos de estos grandes talentos a futuro», declaró.
Tal es el caso que, justamente, la llegada de Un Disfraz para Nicolás y de El Ángel en el Reloj al sistema de streaming Disney+, tiene a él y sus compañeros bastante entusiasmados. «Cuando nos contactaron no podíamos creerlo. Pero ahora creemos que eso es un resultado del gran trabajo que estamos realizando y que ellos se han dado cuenta de ello. En nuestras producciones nos hemos incluso aliado con organizaciones importantes que ayuden a que estos mensajes sigan sonando, que los proyectos fluyan y se vean. Llegar a Disney nos emociona muchísimo porque plantea un alcance aún mayor no sólo para esta gran historia, sino para la animación mexicana, motivándonos a seguir creando», agregó emocionado Eduardo.
La labor de Eduardo Jiménez Ahuactzin y sus colegas no para, ya que siguen trabajando en próximos proyectos. «Estamos trabajando en uno como productores llamado Bestia y en otro como asesores del proyecto que se llama Ambrosía. Esperamos que pronto se puedan ver en algunos festivales y que sigan abriéndose espacio junto a otras grandes creaciones de animación no sólo para llevar el nombre de México en alto sino que se sigan creando estos espacios, incluso en plataformas para estos mensajes de inclusión que no son forzados ni obedecen a ninguna cuota, sino que se da de forma natural y respetuosa», concluyó.