Los Cabos 10 en Unplugged News: Beyond The Infinite Two Minutes, un sci fi existencial con muy buen humor
El cine japonés parece tener una muy buena racha en el cine de género. Hace sólo unos años atrás, Shinichiro Ueda sorprendería a muchos con una comedia de zombies diferente llamada One Cut of the Dead, que funcionaba además como un pequeño homenaje a este subgénero y al cine serie b, con casi nulo presupuesto pero una pasión tremenda por narrar una historia interesante.
Este año, llega la ópera prima de Junta Yamaguchi llamada Beyond the Infinite Two Minutes, que nos plantea un relato de ciencia ficción bastante sencillo en su forma pero de una complejidad interesante que resulta muy propositiva, dándose el lujo de explicar los viajes temporales en formas más congruentes que cualquier película de gran presupuesto envidiaría.
La película nos presenta al dueño de una cafetería, Kato (Kasunari Tosa) que descubre como uno de los monitores que tiene en casa proyecta una imagen del futuro, pero solamente de dos minutos. A partir de este momento, aparecerán diferentes personajes que van cayendo presa de ese loop temporal y buscan ver qué tanto pueden explotarlo sin pensar en las consecuencias.
El trabajo actoral es bastante bueno, algo que se debe al involucramiento de la compañía teatral Europe Kikaku, de la cual el realizador es miembro desde el año 2005, donde realizó algunas producciones como director y editor. Es así que conoce a este equipo bastante bien, lo cual le ayuda para obtener la gran química entre estos diversos personajes dentro del relato, simulando un largo performance de una sola toma.
Además del desempeño actoral, Yamaguchi también aprovecha de buena manera la única locación que tiene para su filme. Esta limitación permite que el ingenio del realizador se explote de mejor manera en el guion, escrito por Makoto Ueda, otro miembro del colectivo Kikaku, que juega con conceptos de ciencia y paradojas temporales haciendo incluso referencia al efecto Droste, que ejemplifica un bucle visual prácticamente infinito.
Es ahí donde viene lo más destacado de esta producción, que nos demuestra que a partir de una premisa que pareciera tema de cortometraje se pueden desarrollar los hilos de un largometraje de una hora y diez minutos de duración que no solo juega con la concepción del tiempo sino con las cuestiones existenciales de qué tanto somos víctimas de un futuro escrito ante la voluntad libre que tenemos de forjar nuestras propias decisiones, o tal vez hasta paradojas.
Aunque esto suena un tanto existencialista, el cineasta japonés logra balancear este dilema con un tono cómico ligero que hace de esta situación algo entretenido sin necesidad de muchos efectos especiales. Esto, aunado a la idea de que sea un filme grabado en un sólo plano secuencia, decisión que ayuda a la narrativa de la película junto a una edición bastante efectiva, algo que enaltece las virtudes de este pequeño filme donde la aparente sencillez es un engaño ante la profundidad temática que maneja.
A ello se anexan los giros narrativos que vemos en el segundo acto, mismos que le aumentan una capa de complejidad mayor al relato, sumados a la forma en que fue filmada (quédense a los créditos finales para descubrirlo), hacen de esta ópera prima que resulta un experimento de bajo presupuesto bastante efectivo en su montaje que podría recordarnos a un episodio de la serie clásica La Dimensión Desconocida.
Realizada durante la pandemia, Beyond the Infinite Two Minutes nos regala un ejemplo de creatividad que da como resultado una de las mejores cintas de ciencia ficción que hemos visto recientemente; una gran historia hecha con creatividad y mucho corazón para sacar adelante un bucle infinito que convierte estos «dos minutos» en un filme que se vuelve una paradoja entre la sencillez y la complejidad poniendo a Junta Yamaguchi en la mira de los amantes del cine de género.