Spiderman: Sin Camino a Casa, una gran aventura conlleva grandes responsabilidades

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No cabe duda que uno de los héroes más populares de los cómics es, sin duda, Spiderman (o el Hombre Araña). Desde que Stan Lee y Steve Ditko lo crearon para Marvel en aquel lejano mes de agosto de 1962 en el que aparecería en la portada de Amazing Fantasy #15 en plena era de plata de las historietas, el arácnido amigo de todo el vecindario se convertiría en algo de gran impacto, un personaje entrañable en manos de un simple adolescente de nombre Peter Parker cuyo origen todos conocemos.

Su primer paso fue llegar a la televisión en forma de una serie animada de donde sale ese popular tema que se ha vuelto un sello característico para el vecino amigable de Queens, Nueva York. Años después, llegarían un par de series de televisión como The Amazing Spiderman (1977-1979) y su homónimo japonés casi surreal, Supaidaman (1978-1979), producida por Toei que se alejaba de la creación original entrando al género tokasatsu, para después continuar con más variaciones animadas.

Pero fue hasta el año 2002 en el que el productor Avi Arad y el director Sam Raimi, posterior al éxito de los X Men y años antes de que el MCU siquiera fuera concebido, en el que por fin haría su presentación estelar este popular héroe de mallas entalladas y poderes arácnidos, interpretado por Tobey Maguire, donde se enfrentaría a su gran rival, el Duende Verde (Willem Dafoe). Rompiendo récords de taquilla, sería solamente el primer paso para varias interpretaciones de este icónico personaje.

Diecinueve años después y siguiendo con los eventos presentados en la segunda película del arácnido ya plenamente incorporado al universo de Marvel, interpretado por Tom Holland, llega la tercera historia de este héroe que tendrá que lidiar con el hecho de que su identidad ha sido revelada por el villano Mysterio (Jake Gyllenhall) y las consecuencias que esto tendrá en su día a día.

Peter Parker acudirá a pedir ayuda ni más ni menos que al Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) para que, con un hechizo, pueda ayudar a que el mundo lo deje un tanto en paz. Sin embargo, todo se sale de control y Parker/Spiderman empezará a recibir visitas inesperadas que cambiarán su presente, obligándolo a enfrentar su heroísmo de diferente forma, volviéndolo más consciente de la responsabilidad que eso conlleva.

La más reciente aventura del arácnido es, sin duda, una montaña rusa de emociones llena de sorpresas y momentos esperados que cumplen al espectador en su afán de entretener y darle mayor desarrollo al Parker de Holland. La experiencia que esta cinta ofrece nos remite un poco al pasado reciente de Marvel, específicamente Avengers: Endgame (Joe y Anthony Russo, 2019) donde la acción encuentra un balance con el arco dramático que presenta, dándole a este actor un poco más de rango para su Spiderman, exponiendo su naturaleza e intenciones.

Para fortuna del héroe, no está solo en esta locura pues la presencia de Cumberbatch como Strange así como los regresos de actores veteranos como Alfred Molina como el Doctor Otto Octavius/Doctor Pulpo, Willem Dafoe del infame Norman Osborn/Duende Verde o Jamie Foxx como el incomprendido Max/Electro, le dan un contrapeso interesante al dilema moral del protagonista que a diferencia de las anteriores entregas, deja un poco de lado la comedia adolescente para inclinarse más por un enfoque un tanto dramático.

La labor del director Jon Watts es diferente a las dos anteriores. En la primera entrega ofreció una carta de presentación acerca de un adolescente en busca de una guía; por otra parte, la secuela llevó este dilema a gran escala, dando un paso más hacia la consolidación de este joven como el héroe de Marvel y los cómics que todos conocemos. Pero aquí, esa esencia juvenil de repente se convierte en un paso más maduro. Incluso en las secuencias de acción, se nota que Watts ha aprendido de otros para poder crear momentos emotivos dentro de la dinámica acelerada del filme.

La historia escrita por Erik Sommers y Chris Mckenna ofrece el entretenimiento suficiente más allá de ciertos sacrificios argumentales al enfrentar la complicación de meter todo lo que muestran en una sola cinta, lo cual puede resultar a veces muy conveniente para los hechos, haciendo que argumentalmente se sienta bastante saturada o incluso deje algunos vacíos inexplicables que pasan desapercibidos debido a la locura visual que propone la película.

Algo que se aplaude es que, ya sea uno un fanático del superhéroe con poderes arácnidos o no, la cinta de Watts resulta disfrutable en todos sentidos. Si bien para comprender la escala de momentos épicos que presenta la película es recomendable estar familiarizado con las cintas previas de ‘Spidey’ más allá de Holland. Esto, aunado a varias sorpresas y otras cosas que tal vez ya se sabían pero que al verlas cobrar vida en la pantalla nos devuelven a ese punto en el que, por primera vez, vivimos las aventuras de este amistoso vecino.

A pesar de ciertos inconvenientes en la narrativa y la propuesta, parece que esta versión de Spiderman por fin encontró el camino a casa que Sony y Marvel necesitan, dándole un buen cierre a este arco de tres filmes que respeta los universos cinematográficos hechos anteriormente pero sobre todo para dejar una sensación de un nuevo salto, uno que nos hace creer que una gran aventura conlleva grandes responsabilidades para el arácnido y el MCU. Hay dos escenas post créditos, asi que disfruten el viaje hasta el final.

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