Spencer: El peso de cargar con la corona.

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La Princesa Diana de Gales, mejor conocida por el público como Lady Di, marcó un antes y un después en la historia al ser mundialmente reconocida por casarse con el príncipe Carlos ganándose su titulo nobiliario aunado a ese gran carisma, su nobleza y ternura que la posicionaron fuertemente en el mundo, ganándose el amor no solo de su nación, sino de toda la gente que tuviera el goce de escucharla, verla o conocerla de alguna u otra manera.

Su vida es, sin duda alguna, una de las más documentadas a la fecha, tomando más fuerza en este nuevo siglo pues cada entrevista que llegó a dar o los eventos que llegó a cubrir han sido retratados en infinidad de documentales como “Diana, Our Mother: Her Life and Legacy” (2017), libros como “Diana: A Portrait in Her Own Words” (1999), series como el éxito de Netflix en sus más recientes temporadas, The Crown, o películas como es el caso de “Spencer” (2022), del chileno Pablo Larraín. Pero ya habiendo tanto material sobre su vida y muerte, las repercusiones en la corona y su familia, ¿era necesario ahondar más en su nombre, sus problemas o su legado?

Para Larraín la respuesta es sí, pues en su concepto de retratar a diferentes personas influyentes durante su vida no podía dejar atrás a la icónica Diana de Gales. El filme se inspira en los tres días de Navidad, justo un año antes de que decidiera divorciarse del príncipe Carlos, en ese punto sin retorno en que ya el matrimonio de ambos no puede ser salvado ni siquiera por una fuerza mayor como lo es la Corona Británica, un momento en el que Diana ya estaba muy afectada por todo el peso que conllevaba ser parte de la familia real y la poca comprensión hacia sus costumbres, la constante vigilancia y el prejuicio emitido por miembros cercanos a ella.

Durante el tiempo que la seguimos vemos la apariencia de una vida inocente corrompida por el lujo y la extravagancia, en que unos vestidos de la más alta costura y collares de perlas no serán suficientes para tapar el dolor que ella siente y no serán limitantes para causarse el daño de los que habló en numerosas entrevistas, así como las dolorosas consecuencias de lo mismo como la bulimia o las constantes autolesiones, situaciones que serán un tema recurrente en este autorretrato de fábula que escribe el chileno.

Para entender un poco por dónde va la idea de este director tenemos que mirar hacia atrás. Cuando dirige Jackie (2016) se nota qué camino quería tomar para guiar la historia de esta mujer, figura histórica en la que presenta una dualidad donde no todo es tan bueno o malo como la historia nos hace creer sino repleto de una serie de matices que complementan las versiones, y es que el empoderar a una mujer tan influyente conlleva mucha investigación. Pero esto no lo vemos en Spencer, ya que el pecado de Larraín es centrar toda la historia en un lapso de tiempo limitado que no permite ver una evolución o razón de las circunstancias que vive la princesa, dando por hecho que todos sabemos que pasará y que el contexto se sobreentiende, dando como resultado una historia muy plana en que solo vemos el sufrimiento de una mujer que casi se siente como una mártir.

Kristen Stewart luce impecable en esta actuación, sabemos que llenar los zapatos de Lady Di es difícil por si solo. Como ejemplo tenemos a Emma Corrin en The Crown (Netflix) que dejó la vara alta pero no se le quita mérito a esta nueva interpretación ni a lo que veremos en pantalla que desarrolla ante esas pequeñas gesticulaciones y expresiones pues con ellas logra transmitir ese dolor y ansiedad que la persigue todo el tiempo, incluso el pasado que influye en ella al compararse con Ana Bolena.

Sin embargo, la cinta también peca de tener un ritmo muy lento y no explotar más todos los atributos que tienen a su alcance, dando importancia a personajes como Maggie, su tocadora, o Darren McGrady el jefe de cocina real, quienes solo sirven como la parte humana que da voz a la conciencia de Diana Spencer. A pesar de tener en el guion a Steven Knight, experimentado escritor quien ya ha escrito proyectos como Peaky Blinders o Taboo, no encuentra como crear un verdadero escenario de tensión o clímax durante las dos horas que dura la película.

Por otro lado, los vestuarios no son nada diferentes a lo que hemos visto en otras películas donde la realeza es la protagonista, la fotografía opaca muestra una visión igual de gris que la película, misma en la que el mayor peso simbólico recae en un collar de perlas. El diseño artístico destaca en locaciones como el Palacio que impone por si solo y esa aura de oscuridad y silencios que logran hacer sentir claustrofóbico o hasta abrumado a uno, algo que representa el sentir de la princesa. La caracterización de Kristen luce espectacular especialmente en cada vestido que usa, aunado al peinado y maquillaje que la complementan de manera adecuada. Pero parece que se esforzaron demasiado en representarla tan bien que se olvidaron de elegir un cast correcto para el resto de los miembros de la familia real.

Concluyendo, Spencer es una película que cumple, pero pasa a ser una más de las largas historias sobre Diana, no ofrece una perspectiva nueva y hasta llega a parecer que se busca ensuciar el nombre de ella por como es llevado el drama llegando al punto de una victimización innecesaria. Aunque eso si, ha sido ganadora de varios premios cinematográficos gracias a la actuación de su protagonista que la posicionó en los Premios de la Academia del 2022, esperando que ni a la cinta ni a Stewart les llegue ese mismo peso de cargar con la Corona.

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