Rayo Guzmán y Arturo Morell: nadie está a salvo del ‘Screenshot’
A través de relatos imaginarios que parecen reales, casos ficticios que se asemejan mucho a testimonios de nuestro acontecer diario, la novela Screenshot plantea una interesante, entretenida y dura reflexión acerca de cómo una herramienta como el celular puede convertirse en un arma, exponer la intimidad de cualquiera o determinar el balance entre los ejecutores y los lastimados. En Unplugged News hablamos con Rayo Guzmán y Arturo Morell acerca de esta obra que pone a pensar al lector sobre el poder de una captura de pantalla.
«Arturo y yo somos amigos desde hace tiempo y teniamos muchos deseos de escribir algo juntos. Entonces en el momento de elegir la temática pensamos en un tema muy de actualidad, hablamos sobre las redes sociales, nos dimos cuenta de que no había nada escrito en específico de la trascendencia que tienen el día de hoy las capturas de pantalla y a partir de ahí surge la historia y comenzamos a escribir este libro que siempre digo que lo hicimos a dos corazones. No es un texto en donde, como en otros trabajos a cuatro manos, ves que un capítulo lo escribe uno, el título lo escribe otro. Todo el libro en general, incluso los screenshots, los hemos elaborado juntos; es una obra que nos ha hecho reflexionar también a nosotros y espero que el lector piense también sobre las prácticas de nuestra privacidad el día de hoy y sobre lo importante que es tener mayor conciencia y responsabilidad sobre el uso de nuestros contenidos en la vida digital«, explicó Guzmán acerca de la génesis de estos relatos.
Por su parte, Arturo, coautor del libro, ahondó en esa relación que ambos tienen y la manera en que este tema los cautivó. «Me gusta mucho su trabajo, la forma en la que escribe y siempre que coincidimos, cuando que hay siempre buena vibra pensamos “hay que hacer algo juntos” y en lo que vamos aterrizando y pensando de qué hablamos, chateamos y nos compartimos memes, lo decidimos. Queríamos hablar de las redes sociales, pero los screenshots son algo de lo que nadie ha hablado y empezamos a trabajar. Cuando tu te llevas muy bien con alguien, y tienes un proyecto en conjunto, no sabes cómo va a ser esa dinámica porque ya es otro nivel de colaboración, pero todo el proceso lo disfrutamos tanto los dos. Mi querida Rayo y yo, sufrimos, nos preocupamos con los temas y creo que eso se refleja en los 16 relatos que presentamos, todo un abanico muy amplio de historias, de emociones. Sí, el hilo conductor es una screenshot, pero son tan diferentes que pueden parecer que son completamente opuestas, algunas te hacen llorar, algunas te hacen reir, otras te generan empatía, otras te hacen reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestra privacidad. En las redes, nada es privado, cuando escribes un mensaje en WhatsApp, piensas que lo estás haciendo para el público, para todo el mundo, lo estás haciendo en una cena familiar abiertamente, nada se queda en la intimidad«, afirmó.
Afortunadamente, este compendio de historias ha recibido una gran recepción por parte del público, algo que Rayo cree que radica en que los relatos apelan a todas las generaciones. «Se ha conseguido algo muy interesante, tener un libro con un formato muy amigable para todas las edad, los lectores están llegando de todos los segmentos, en donde además de entretenerte y pasar un buen rato, vas a cerrar el libro y te va a quedar con la semillita de “¿qué estoy haciendo? ¿Cómo uso mis dispositivos? ¿Qué tipo de contenidos comparto, promuevo? ¿De qué manera soy respetuoso con lo que veo que los demás se expresan?” Estamos muy contentos por el efecto que vemos que tiene en los lectores y eso para nosotros, nos reafirma que la línea de trabajo literario que elegimos ha sido muy bondadosa, para que un tema respecto a cosas que son tan cotidianas al que le hemos dejado de dar la importancia que se merece, se haga presente de esta forma».
Arturo explicó que esa fue su idea desde que hablaron con el equipo editorial, una apuesta que ha funcionado bastante. «Nos preguntaban todos “¿a qué público va a ir dirigido? Rayo y yo decíamos, a jóvenes, pero también a adultos y personas mayores. Afortunadamente, hemos tenido la oportunidad de presentarlo en ferias de libro y charlar con los lectores también a través de redes sociales , en los foros de lectura y nos reunimos con ellos y con ellas. Entonces nos vamos dando cuenta que están leyendo desde 12, 13 años hasta 70, 80 años y vemos que les gustan las historias».
Y es que una de las grandes virtudes de Screenshot es la amplia gama de temas que de alguna manera conectan con el lector. «Cualquiera se puede identificar, sin duda. Nosotros hicimos énfasis en tópicos que son nosotros muy importantes como el ciberbullying, el influencer, la extorsión, casos que pueden ser conmovedores y derramar una lagrimita y otro como el del caso del capítulo de “Adictos a la Screenshot” que nos han dicho los lectores que les roban carcajadas. Pero creo que con cada personaje, vas a encontrar alguna de tus conductas en el manejo de tu vida digital y creo que eso es lo que está siendo que el libro pueda ser recibido por diferentes públicos y lo que nos dicen siempre a Arturo y a mi es que “terminé el libro y de verdad me puse a hacer conciencia de qué es lo que hago”, enfatizó Guzmán.
Al respecto de la actualidad de estos temas, Morell dio un ejemplo bastante destacado. «Tenemos un capítulo que se llama “El influencer” y las personas nos dicen, como salió la película del Estafador de Tinder, que demuestra justo eso. Como nosotros salimos publicados primero nos dicen, que parece basarse en nuestro libro. Y como toda la historia se cuenta a través de screenshots, entonces estamos muy contentos de que esa actualidad podamos verla en la literatura«.
Rayo Guzmán aportó su punto de vista al respecto de que la realidad y la ficción son separados por esa delgada línea y cómo podemos mejorar el vivir con estos dilemas de la era digital. “Creo que los contenidos actuales tocan precisamente esa vida digital que todos tenemos y se disparó aun más con la pandemia. Generaciones que antes no usaban muchos instrumentos o herramientas, las empezaron a utilizar y hoy en día nosotros se nos tiene que estar explicando cómo usarlas porque caemos redonditos a las trampas que puedan existir en ellos. Entonces, es una obra que esperamos siga tocando a más lectores; tenemos la esperanza de que todos pongamos un granito para que nuestro mundo digital sea mejor».
Arturo Morell retoma un asunto que es fundamental para comprender los líos de este mundo digital: la ética y la responsabilidad en el uso de estas herramientas. «Algo que platicábamos mucho Rayo y yo, es que siempre nos ha preocupado eso: la ética, así como proponer una responsabilidad social. Cuando llega Screenshot, sin querer moralizar, también quiere decir que seamos todos éticos. Cuando compartes algo en una relación que todo es confianza y todo funciona muy bien y comparten intimidades a través de un texto, si esa relación llega a cambiar, que no solo es de pareja, también la laboral, amistosa o familiar, tenemos que hacer un codigo de etica tácito de que no vamos a usar la información que en algún momento nos confiaron. Eso creo que sonaría mucho nuestras relaciones y esa relación social, todos somos responsables del buen funcionamiento de nuestros entornos, de la sanidad mental y emocional de las personas que nos rodean. Entonces hay que tener mucho cuidado de cuando nos sentimos heridos en el ego porque hicieron un comentario en un grupo de Whatsapp, así que comparto algo que me dijiste en privado y esa respuesta reactiva va a generar una satisfacción efímera, pero al final abre una ruptura en la confianza y la relación que puede llegar a consecuencias graves, como lo manejamos en alguno de los capítulos».
Guzmán también declaró que las redes de repente se han vuelto una zona de guerra en la que no existe una responsabilidad social o afectiva. «Estamos tocando algo que se está convirtiendo en un terreno super fértil para lastimarnos los unos a otros. Si tu entras a redes sociales, vas a encontrar un discurso de odio que de verdad sorprende. Irresponsabilidad en el uso de imágenes de niños, de personas mayores, en la fabricación de memes. Estamos normalizando cosas que no deberían y el libro de alguna manera, logra la visibilidad de aquello que decía Arturo, darnos cuenta que así como tú tomaste una captura inocentemente y se lo mandaste en privado en quien tú confías, el panorama puede cambiar, pues al día siguiente, lo que para ti fue una confesión en privado para la otra persona no lo sea y lo comparta en sus redes. Es un riesgo tremendo, porque nadie está a salvo del screenshot. Y entonces, cuando estés de fiesta, andes enojado, triste, frustrado, ¡Guarda tu celular! No publiques nada«.
Dentro de este compendio de historias acerca de la tecnología y los infames screenshots, ambos autores compartieron cuáles son sus preferidos. «A todos los quiero, pero claro que si hay favoritos. Yo me divierto mucho cada que los releo. Rayo siempre cuenta algo maravilloso de cómo, cuando la pandemia cayó, el proceso literario tuvo que parar porque no se sabía cuando se iba a editar y de pronto cuando lo vuelve a leer, me marca y me dice “¡Arturo, tenemos un libro super fregón!” Porque, claro ya lo dejaste descansar. En mi caso, el relato de la deep web me gusta mucho porque muchas personas no saben que estamos navegando en el 15% – 20% de la red. O sea, hay unas cosas tan profundas donde hay intercambios internacionales, mucha criminalidad, información que nadie conoce y de repente ya no puedes salir de ahí, es como el crimen organizado. Ese a mi me encanta», confesó Morell.
«Hay otro que nos tira la onda a los dos, porque estábamos escribiendo y Rayo decidió darle un movimiento super distinto para que fuese más divertido. Y eso me ha pasado a mi, por ejemplo con amigos, que les digo “¿Ya viste? Nos mandaron el mismo mensaje” y eso le pasa a todo mundo, de chicos o chicas que están ligando con varias personas a la vez y hace copy paste casi al mismo tiempo«, agregó entre risas el escritor.
Por su parte, Guzmán hizo hincapié en que tiene varios que han crecido gracias a esta etapa de encierro que todos vivimos. «El libro reposó varios meses, su fecha original de publicación se retrasó. Cuando lo retomo, le digo a Arturo: en serio escribimos un libro super bueno. Ya no lo leí como autora o como escritora, lo agarré como lectora. Según el mood, cada persona va a encontrar el que le lata más, con el que conecte, pero a mi me gusta mucho el del Padre Beto, “El bendito Screenshot”. Es que todos hemos enviado una cosa a donde no debemos y nos metemos en problemas. Me gusta también el de “Lord amenaza” por el grado de trascendencia que tiene en estos momentos en que es tan importante que sea visible esa violencia que hay en las parejas. A raíz de ese capitulo, muchos chavos me han escrito y me han dicho: “Identifiqué un montón de conductas de parte de mi pareja que no tenía porqué permitir. Era una toxicidad que no había identificado y me sirvió el libro para darme cuenta que sí estoy permitiendo cosas que no debo.” Creo que a cada relato le tenemos un cariño especial», explicó.
Algo interesante que compartieron ambos es el aprendizaje que obtuvieron al escribir acerca de este tema tan presente y cómo los ha cambiado a partir de ponerlo en esta novela. «Algo que he descubierto es la importancia que da cuando pasa algo en la vida digital y vienen los bloqueos y no tienes chance de explicar y decir: ‘Espérate, algo pasó, eso no era para ti’. Algo importante del libro es que hace repensar cómo necesitamos la interacción humana, hablarlo, mirarnos a los ojos. En lo personal, ha habido cosas bien chuscas. Un día le mandé buenos días mi amor al técnico del internet porque me equivoque en lugar de mi esposo, o le mando la foto del súper a un cliente en lugar de mandárselo a mi hija. A todos nos ha pasado algo que dices: ‘No es posible’ debido a lo fácil que es hacerle una captura de pantalla a todo. Vas buscando por internet y captura de pantalla, ya no quieres regresar al link, ya no quieres descargar la foto o esperar la notificación del envío. Todo es un screenshot, una herramienta que tiene su lado útil, pero también tiene su riesgo. Podemos encontrar tantos testimonios como seres humanos que tengan un dispositivo en la mano«, reflexionó la carismática Rayo.
A su vez, Morell nos ofreció un consejo para cuando un pantallazo nos meta en problemas. «Cuando mando algo en un grupo al que no lo debió mandar. Antes lo borraba de manera inmediata, esperando que nadie lo haya visto. Ahora espero a ver quiénes lo revisaron y ya lo borro con tranquilidad y espero a negociar con esa persona el silencio. Eso nos faltó en uno de los relatos, poner ese tipo de negociación que va de decir ‘ya sé que viste el asscreenshot que envié mal, qué quieres a cambio de no decir nada», comentó entre risas.
Finalmente, ante el exceso de las redes sociales y la aparente libertad de expresión que presentan, hay que reconocer que estamos en un punto en que las herramientas se han convertido en algo más negativo. Rayo Guzmán cree que este libro puede poner en perspectiva el uso de ellas a futuro. «Hay que repensar el ¿Quién soy? ¿Cómo me comunico? ¿Qué es lo que quiere recibir del contacto con otra persona? ¿De qué calidad quiero que sean los mensajes? Imagínense que un día despertemos, que abras tu Twitter, Whatsapp o Facebook y que encuentres un buen número de mensajes responsables, positivos, amables, ¿no sería acaso una sensación mejor, que encontrar, tanto bullying, odio o prejuicio? Puedes ver conversaciones entre personas que ni siquiera se conocen entre ellos que son muy dañinas».
Arturo Morell, para concluir esa poderosa reflexión, agregó: «Existe como una afición de meterse a discutir con personas que ni conoces de temas que ni te importan. Nada más por llevar la contraria. Desde que empecé con las redes sociales, me he comprometido a que si voy a compartir algo, que sea positivo, si voy a comentar algo, que sea algo que construya. No me engancho, si publico algo y alguien comenta por molestar, no me engancho en contestar, no vale la pena. Creo que estas herramientas hay que usarlas para unir, no para dividir«, finalizó.