«Dog: Un Viaje Salvaje», un perruno y emotivo debut para Channing Tatum
Las mascotas y las cintas referentes a la importancia de ellas en la vida de las personas se han robado el corazón del público general. Hachiko, Frankieweenie, El Llamado Salvaje o hasta Babe, demuestran que la comedia amigable con un drama efectivo hacen un match que no pierde validez ni presencia, siempre posicionándose como opciones en las que la familia pueda compartir un rato a lágrima suelta.
Coincidiendo con el retorno a lo grande de Channing Tatum, primero con La Ciudad Perdida, llega a salas de cine Dog: Un Viaje Salvaje, un dulce, eficaz y sencillo relato que pone en la mesa de discusión la importancia de la salud mental así como de la adopción de animales, siendo esto último algo que está más latente que nunca.
Briggs es un tipo que recorre la costa del Pacífico, con el tiempo justo para asistir al funeral de su mejor amigo. Le acompaña en este viaje su mascota: Lulu, una indomable pastor belga. A uno de ellos le queda una semana de vida, mientras que el otro vive como si cada día fuera el último.
Basado en el viaje final que realizó hace algunos años con su perrita Lulu, Channing Tatum hace un homenaje a la que fue su mejor amiga durante 10 años pero en el que aprovecha para recordarle al público sobre la penosa situación que muchos veteranos de guerra viven al enfrentar día con día sus traumas, un poco del presente de muchos perros de combate que son sacrificados por «no poder convivir en sociedad», así como de plasmar la responsabilidad muchas veces evadida por el ser humano relativa a la crianza de estos acompañantes peludos.
La cinta posee la suficiente belleza visual para hacer brillar los momentos de convivencia entre Briggs y Lulu. Puesta en escena sencilla, aprovecha el viaje para brindar secuencias musicales que elevan cada canción seleccionada (especialmente la que tiene a Kenny Rogers y su tema «The Gambler» como epicentro emocional). En cada escena, Tatum plasma de distintas maneras como ese proceso de sanación no sólo afecta de manera positiva a la persona sino que la mascota, como reflejo del amo, puede pasar de ser una auténtica fiera a una extensión de lo mejor de nosotros.
El protagonista emplea toda su carisma para hacer la parte dramática más llevadera sin quitarle fuerza, a la vez que mantiene fresca la parte cómica, con chistes que no desentonan y que detonan con autenticidad diferentes situaciones que ayudan a conocer a los dos protagonistas.
La sensación de dificultad hace ágil el ritmo de la cinta, algo que ayuda a que la audiencia mantengan atención en la más de hora y media de duración. Si bien hay algunos momentos que puedan apostar por la fórmula de este tipo de cintas lo cierto es que Tatum sabe cómo colocar la cámara para capturar todo el brillo que las perritas que encarnan a Lulu dejan en cada interacción con el actor.
El protagonista humano hace una adecuada actuación que sabe transmitir lo roto que está su personaje. Los transfondos de este y la canina militar son interesantes, se sienten auténticos seres con distintos traumas cuya sanación se dará orgánicamente, pasando por multitud de situaciones que llevarán al público de la risa a las lágrimas.
Si bien apuesta por la fórmula clásica de este tipo de películas, Dog: Un Viaje Salvaje es una opción ideal para aquellas personas que han perdido a un ser querido, especialmente para quienes desean un motivador para no dejar de amar a sus mejores amigos cuadrúpedos y que confirma a Channing Tatum como uno de los rostros visibles en cintas que nos hagan pasar un rato agradable.
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