Reseña de Black Panther: Wakanda Forever
La fase cuatro de Marvel ha traído consigo significantes pérdidas, pero tal vez ninguna se ha sentido tan real como la de la Pantera Negra, personaje interpretado por el actor Chadwick Boseman, algo que derivó en lo que, posiblemente, sea uno de los cambios más trágicos que se han vivido en este mundo lleno de superhéroes al fallecer en el año 2020, dejando abierto el legado de este superhéroe en el futuro cercano.
Sin duda alguna esta perdida se ve retratada en esta secuela, donde Ryan Coogler nos demuestra que, tanto el Rey T’Challa como Chadwick dejaron un legado que hasta hoy en día sigue intacto. Esta escuela comienza de forma sombría, con una secuencia de escenas que explican el motivo de la inesperada muerte de la Pantera Negra (Boseman), dándole inicio al dilema de su hermana menor Shuri (Letitia Wright), el cual se va desarrollando a lo largo de la película, introduciendo al espectador en una travesía junto con ella que ayudará a ambos a enfrentar el duelo que esta pérdida le ha dejado. En ella se prueba que, a pesar de que la fuerza y la voz de las emociones negativas como la ira y la venganza, pueden llegar a ser más fuertes en este viaje, al final los sentimientos como la compasión o la empatía deben triunfar para crear el corazón de un rey honorable.
Por otro lado, tenemos a la reina Ramonda (la nominada al Óscar Angela Bassett), quien debe asumir el trono y hacer lo posible por mantener a Wakanda como una potencia soberana en el mundo, ya que las miradas de todos han vuelto a caer sobre ellos pensando que no tienen el poder para defenderse. La historia da un giro abrupto cuando el gobierno de Estados Unidos, desesperado por obtener vibranio, ese místico mineral del que solamente Wakanda es poseedor, inicia una operación para rastrearlo en el Océano Atlántico, pero esta fracasa misteriosamente, presentándonos así un nuevo adversario de los wakandianos: el misterioso pueblo de Tlalokan, un imperio submarino que también es poseedor de ese preciado material.
El líder de este pueblo, Namor (Tenoch Huerta), fija una misión donde promete mantener a su pueblo en secreto y a salvo. Pero para lograrlo debe destruir al creador que ha inventado el rastreador de vibranio y aliarse con Wakanda para gobernar el reino de la superficie. Es aquí cuando comienza la nueva aventura de Shuri, ya que, al negarse a formar parte de este plan, traen la guerra a su nación y ahora, al no haber una Pantera Negra que los proteja, es ella quien debe encargarse de mantener la paz. ¿Será capaz de convertirse en la sucesora de T’challa?
Pero el objetivo principal de Shuri trae consigo varias subtramas como lo son su encuentro con Ironheart y el trasfondo de su nuevo contrincante, Namor, quien difumina la línea que siempre ha existido entre héroe y villano, aportando una nueva visión de antihéroe que es raro de encontrar en el Universo Cinematográfico de Marvel.
Todos los elementos que se ponen en pantalla se mantienen en un ciclo repetitivo que demanda un balance entre la verdadera trama y la preocupación de la sucesión del papel de Pantera Negra, debido a que varias decisiones de la película quedan enfrascadas en el segundo tema y dejan de lado personajes como Riri Williams (Dominique Thorne), mejor conocida como Ironheart, o incluso al mismo Namor, del cual su deseo de venganza queda injustificado de alguna manera, ya que se conoce que es descendiente de un pueblo Mesoamericano que tuvo que aprender a vivir bajo el agua. Sin embargo, eso no da pie a la obsesión que tiene por gobernar el mundo de la superficie.
A diferencia del filme anterior, aunque Coogler nos deja apreciar un poco más acerca de la cultura, algunos paisajes y seres que habitan Wakanda, no nos permite admirar otros puntos del relato como lo son el reino submarino de Namor y el folklore maya que este manifiesta, con todo y el gran diseño de producción, vestuario y fotografías que tiene. Pero cuando lo hace muestra, como en la anterior cinta de la saga, un mundo complejo, diferente, donde la minoría latina puede sentirse identificado gracias a un héroe vestido de villano salido de las ideologías mayas.
Ciertamente, Black Panther: Wakanda Forever; la cinta nominada al Oscar por Mejor diseño de vestuario, Mejor canción original (“Lift Me Up”, pieza musical interpretada por Rihanna), Mejor maquillaje y peinado y Mejores efectos visuales; habla, a través de una pérdida que se siente tan real, sobre el hecho de cómo se puede encontrar una forma de sanar y luchar por lo que es justo aun cuando la luz se ve consumida por la oscuridad. Lástima que se tarde tanto en resolverlo.