‘AIR’: cuando arriesgando se gana

Nike. Jordan. Son dos palabras que están unidas por la silueta del mejor jugador en la historia del básquetbol. Pero, ¿sabías que Michael no quería saber nada de esta empresa? ¿qué era incondicional a Adidas y Converse? ¿Cómo sucedió ese cambio tan radical que revolucionó la industria del calzado así como el marketing? Para saber que tuvieron que hacer para lograrlo deberás ver AIR, la más reciente película como director de Ben Affleck.

Para comprender mejor la historia, habrá que entender el contexto. Durante la primera mitad de la década de 1980, el deporte ráfaga tenía dos marcas que dominaban el calzado; por un lado Adidas, considerados los mejores tenis en cuanto a calidad así como diseño sobrío, el favorito de muchos grandes jugadores; por otro lado Converse, la que tenía los modelos que en la calle reinaban y que muchos exponentes jóvenes preferían. A un lado estaba la empresa de la palomita, quienes eran los reyes del calzado para correr, hacer ejercicio y hasta como ícono de los Juegos Olímpicos de 1984, pero no habían encestado como habrían querido.

Esta situación ponía a la división de baloncesto de la marca afincada en Oregón en riesgo mortal, teniendo una última oportunidad para fichar alguna estrella emergente. Presupuesto menor a la de las otras marcas, poco aprecio por jugadores, leyendas y entrenadores, eran obstáculos que requerían de un tiro ganador para salir de este panorama.

Como se puede notar, la premisa es sencilla e incluso, predecible. Sin embargo, gracias al talento de Affleck como director y a un guión vibrante de Alex Convery (que debuta como guionista) es que la emoción es total, agilidad en cuanto a la narración, así como una amalgama que mete drama o humor en los momentos más oportunos. Se ríe pero también se teme, se empatiza por el riesgo latente y se entusiasma con los aciertos que se dan en este episodio histórico.

En su segunda incursión, Ben regala encuadres, movimientos atinados, engalanado con una recreación fantástica de aquella época y un collage audiovisual en el que no solo se da contexto de esta época sino que es un aviso de que lo que se está por ver pertenece con derecho propio a esta categoría, una secuencia más que entrará después de aquel mítico comercial de Apple, un hito en el marketing y una de las alusiones más grandes jamás hechas a 1984 de George Orwell.

La fotografía de Robert Richardson es, como siempre, de alto nivel, El tres veces ganador del Oscar en dicha categoría por JFK, El Aviador y Hugo, vuelve a deslumbrar pero en esta ocasión, para poner el foco en los paisajes tan distintos por los que Sonny Vaccaro, quien se planteó el objetivo de fichar a Michael Jordan para Nike, debe pasar o hasta para poner en planos magníficos a la creación más importante de tenis: los AIR Jordan.

Algo curioso y que resulta en un gran acierto es el de dejar en el misterio el rostro de la versión joven de la leyenda del básquetbol. Esto lo hace Richardson para darle mayor peso al resto de personajes que fueron vitales para esta historia, dejando momentos para que brillen tanto en solitario como juntos en pantalla, en los que se puede comprender de mejor manera los aspectos emocionales que fueron cruciales para el devenir de los hechos.

La música es maravillosa, ya que no solo brinda emotividad sino que traerá nostalgia a quienes vivieron aquellos años. El soundtrack es increíble ya que se compone de canciones de artistas como Dire Straits (como gran apertura), Cindy Lauper, entre otros. Una combinación que dará otro toque a la experiencia.

En cuanto a las actuaciones, los involucrados regalan interpretaciones convincentes: Ben Affleck es excéntrico, carismático e hilarante como Phil Knight, el CEO y fundador de Nike; Jason Bateman aporta la mirada del marketing como Rob Strasser, director de marketing de la empresa; Chris Messina regala diálogos divertidos como David Falk, el salvaje representante de Michael Jordan que tiene constantes duelos verbales con Sonny; Chris Tucker y Marlon Wayans demuestran que pueden actuar de buena manera en el ramo dramático sin olvidar su faceta cómica, en los papeles de Howard White (jefe de Vaccaro) y George Raveling (entrenador en los Juegos Olímpicos); Matthew Maher es encantador como Peter Moore, el apasionado diseñador de la línea Jordan; Matt Damon es el soñador y visionario Sonny Vaccaro, el incansable asesor deportivo para el marketing y quien será el que se atreva a buscar la preciada firma de Jordan con Nike.

Viola Davis como Deloris Jordan, madre de la leyenda, brilla con su actuación dominante que va acompañada de una preocupación auténtica por el futuro de su hijo y que también buscará cambiar la situación para los jugadores. Entrega grandes escenas que confirman su nivel.

Si bien, la audiencia podría percibir la cinta como una especie de homenaje al sueño americano y el capitalismo, lo cierto es que también hay señalamientos a esto, de la explotación en otros países así como de lo injusto que es el negocio para los basquetbolistas, algo que le da mayor balance a todo el resultado.

AIR sin duda es una grata opción para ir al cine, en la que en menos de 2 horas se pasa por las risas, la reflexión y la emoción. Una cinta que tiene mensajes de que el talento y la fortuna deben ir acompañados para lograr los objetivos más dífciles, eso siempre con arriesgarse para romper reglas. Un tiro ganador para los involucrados.