Hellboy: The Crooked Man (reseña)
Después del éxito en taquilla y con la crítica que trajeron las dos películas a cargo de Guillermo del Toro así como del desastre que llegó con la cinta de Neil Marshall, Brian Taylor (realizador de ‘Ghost Rider’ de 2011 o de ‘Crank’ de 2006) llega un nuevo reinicio que tiene como fin no solo adaptar el cómic ‘Hellboy: The Crooked Man And Others’ de 1997 sino que traer una visión más apegada a la obra base.
En esta ocasión, el centro temático recae en el ocultismo, la bujería y la hechicería sin darle especial atención a la acción. Por ello es que Taylor se decanta por contar el relato de una manera lineal, con referencias a los ítems fundamentales para la historia.
La sinopsis es la siguiente: En 1959, tras un percance durante la escolta de un cargamento, Hellboy (Jack Kesy) y una agente, Bobbie Jo Song (Adeline Rudolph), terminan varados en un pueblo custodiado por brujas que están al mando de una extraña entidad conocida como “el hombre torcido” (Martin Bassindale). Ahí conocerán a un individuo, Tom Ferrell (Jefferson White), al que la criatura y brujas persiguen; mismo al que no dudarán en ayudar. Durante su estancia, Hellboy descubrirá que guarda una sorpresiva conexión con el hombre torcido.
Hay que agregar que el objetivo de esta nueva adaptación es establecer una atmósfera de terror y de suspenso. Lamentablemente, el trabajo que se nota en el ramo narrativo encuentra trabas por limitaciones en maquillaje, vestuario, efectos especiales y actuaciones. Se agradece la dosis de brutalidad y de secuencias realmente atractivas que generar un tanto de misterio magnético como es el sello de este personaje.
Aunque se nota una mejora en cuanto a balance en la estética respecto a la película de 2019, lo cierto es que queda lejos de lo propuesto por Del Toro. No se siente parte del universo estético de Hellboy, sin darle amplitud a las distintas locaciones, como si se tratará de algo estético (algo que no queda con ese movimiento entre mundos).
The Crooked Man, antagonista de la cinta, genera división. Por una parte, hay fidelidad con el diseño del mismo que los conocedores del cómic agradecerán. Por otro lado, da vibras de estar atrapado en la década de 1990, o sea, apariencia anticuada.
En cuanto a esta versión de Anung un Rama, se nota fris, plano, sin carisma, evitando esa conexión que de inmediato se ganó el corazón del público. Esto afecta en la dinámica de la dupla Hellboy-Jo, ya que no hay mucha interacción, requiriendo un esfuerzo mayor que al final se nota forzado.
Caso contrario a Tom Ferrell, quien recibe una mayor construcción, con flashbacks que explican la historia de los personajes a detalle.
En el aspecto visual, la oscuridad y opacidad, acompañados de un CGI deficiente y una baja calidad en los efectos prácticos, expulsando de la sensación de ficción requerido. La música dota de esa vibra de pueblo fantasma a base de tonadas folk, algo que quizá calce bien.
Por ello, Hellboy: The Crooked Man puede gustar a los fans por su esfuerzo por adaptar de manera fiel el cómic. Sin embargo, sus puntos débiles en lo técnico opacan un cúmulo de personajes interesantes e historia que con otros elementos pudo ser magnífica.