Entrevista con Alberto Juárez de «Yo Marcos»

La obra «Yo Marcos», dirigida por Ricardo Rodríguez y escrita por Adriano Madriles, que lleva al público a explorar al enigmático personaje de Marcos Cipac ha sido nominada a los Premios Metropolitanos de Teatro 2024 que reconoce a lo mejor de la cartelera metropolitana del año. A través de un monólogo interpretado con gran destreza por Alberto Juárez, la pieza revive las memorias de Cipac, quien, según se dice, fue el creador de la imagen de Tonantzin Guadalupe, un símbolo cultural mexicano que combina los rasgos de una diosa ancestral con los de una virgen.
La narrativa se desenvuelve con maestría, utilizando la ficción como herramienta para explorar la espiritualidad tanto española como mexicana. Yo Marcos se entrelaza entre ficción, conferencia e investigación, mientras el actor se sumerge en la revelación de su personaje, descubriendo aspectos más profundos que solo el arte puede ofrecer, como el encuentro con su propia identidad.
El certamen de premiación se llevará a cabo el próximo 27 de noviembre y la obra está nominada a Mejor Espectáculo Unipersonal y Mejor diseño de video para Omar Flores Sarabia. Para celebrar dichas nominaciones y celebrar la fiesta guadalupana, la compañía ofrecerá dos funciones especiales en el Centro Cultural el Hormiguero los próximos 10 y 17 de diciembre.
En esta ocasión, pudimos charlar con Alberto Juárez para ahondar más en esta producción.
Jorge Méndez (JM): ¿Cómo llegaste a esta obra?
Alberto Juárez (AJ): Más que llegar al proyecto yo soy el gestor y el creador del proyecto. Desde niño tuve una fascinación de la virgen de Guadalupe, quizás porque fue la primera imagen que era morena, que tenía los ojos pequeños, que en aquel momento, en los 90 que no era criminalizada en la televisión.
En aquellos tiempos todos los criminales y drogadictos eran morenos, imagínate que ella fue la primera imagen de persona morena con la que tuve contacto que siendo racializada era considerada hermosa, bella y divina. Desde ahí despertó ese interés.
Hace algunos años encontré un reportaje llamado «La Huella de Un Pintor Indígena» que sacaba la revista Proceso y lanzaba la hipótesis de que esa imagen tiene un autor, un pintor; esta hipótesis, con la que estaban en común académicos y estudiosos del arte es que el autor era Marcos Cipac, un tlacuilo que había vivido en el siglo XVI.
Desde entonces me obsesioné con saber quien era Marcos Cipac, porque la imagen de la Guadalupana es una que es conocida en todo el mundo, replicada en todo el mundo. Entonces ¿Por qué nadie conoce a su pintor? Es ahí que gracias al programa de Creadores Escénicos que tuve la fortuna de ser beneficiario en 2023 pude comenzar con esta investigación, con este estudio artístico, disciplinario que termino en un montaje que hoy conocemos como «Yo Marcos».
JM: ¿Qué fue lo que más te gustó realizar o qué parte del proceso disfrutaste más?
AJ: Disfrute todas las partes del proceso. Actuarla es lo que más disfruto. Lograr confeccionar un equipo de trabajo de primer nivel, con creadores escénicos extraordinarios como Adriano Madriles que estuvo a cargo de la dramaturgia y es uno de los grandes dramaturgos mexicanos o como Ricardo Rodríguez, quien dirige la obra y es uno de los mejores directores en activo de este país en teatro o como Omar Flores Sarabia, encargado del dispositivo multimedia que además está nominado en los Premios Metro en la categorías tanto de Mejor Espectáculo Unipersonal o Mejor diseño de video.
JM: Para interpretar a Marcos Cipac, ¿Qué retos tuviste?
AJ: No solo fue cargar con un protagonismo, fue llevar toda la puesta en escena ya que es un monologo, es estar tu solo en escena, construyendo signos, estar en contacto con el público. La parte ficcional, representar a Marcos ha sido un regalo para el que tuve que prepararme muchísimo, no solo en lo físico ya que tuve que estudiar Nahuatl porque Marcos era seguramente un tlacuilo nahuablante, por lo que me adentre en el estudio del nahuatl, que es una lengua bellísima, complicada de aprender porque no tiene una raíz en común con el español.
Volver a conectar con los ancestros, con la lengua que se hablaba en el centro del país, poder estudiar la cosmovisión nahua, mexica, quiénes eran sus dioses, qué dios tenía responsabilidad, cuál era su sistema de pensamiento, su sistema social. Poder imaginar ese encuentro entre dos mundos aparentemente irreconciliables, adentrarme en la vida de aquellos que eran despojados de todo empezando por el nombre.
Hay un momento precioso en la obra que dice «si no tienes tu nombre, ¿Qué tienes?» No sabemos el nombre de Marina o de Malintzi, porque Marina es un nombre cristiano. No sabemos el nombre de Marco, porque Marcos es un nombre cristiano. ¿Cuántas figuras hay así? Imaginar el encuentro violento entre estas dos culturas y lo que dio como resultado ese crisol complejo que somos hoy los mexicanos, con Guadalupe como nuestro primer mito fundacional como México, esta idea de país que surge de ese encuentro violentísimo de dos mundos. Representar y entrar en esto ha sido increíble.
JM: ¿Cómo ha sido el trabajo con Ricardo Rodríguez?
AJ: Ha sido un viaje muy interesante, ha sido muy difícil, por momentos duro. Creo que la maravilla es que, aunque yo geste el proyecto y en mi cabeza vivía de una manera, al momento en que se lo entregas al director el tiene su visión, que tiene una estructura de como tiene que funcionar, de que se debe priorizar. De repente esa negociación al principio fue complicada porque yo estaba casado como debía verse pero dar paso a ese salto de fe que todo actor hace, esa confianza en alguien que tiene una trayectoria impresionante, que ha hecho carrera con todos los mejores actores de este país.
El acto de confiar, de dialogar, de decir «¿Qué es importante para mi?», «¿Qué es importante para ti?», ha sido un proceso muy interesante en el que tuvimos que convivir en un proceso de montaje que fue muy generoso de parte de Ricardo, con quien estoy muy agradecido.
JM: ¿Qué recepción has notado con esta obra?
AJ: Maravillosa. De lo grandes regalos que me ha dado este proyecto, justamente por la naturaleza en la que está diseñado el proyecto hay momentos en los que me acerco con el público y poder escuchar lo que es la imagen guadalupana para ellos, lo que es sembrar la idea del hombre que esta detrás de la creación, cuestionarnos como esa imagen puede ser el pretexto para ahondar en nuestra propia identidad, el rol en esta sociedad.
El que la gente al final de la obra me espere para platicarme como ha sido su encuentro con la virgen, que historia tienen con esa imagen, preguntarme cosas, preguntarme información especifica sobre el personaje, sobre la investigación ha sido maravilloso, es un proyecto que por su diseño es uno que dialoga mucho con los espectadores, siempre como hacedor de teatro es un regalo estar en contacto con el espectador.
JM: ¿Verías posible una adaptación cinematográfica o en serie de «Yo Marcos»?
AJ: Por supuesto que si. Tenemos la intención de hacer algo para cine, de ver de que manera este discurso, este personaje puede vivir en el cine. Hacer algo audiovisual es un proyecto titánico pero hablando específicamente de un proyecto que requeriría hablar de una producción de época, de recrear el siglo XVI, la caída de Tenochtitlan, de la instauración de la Nueva España, sería algo inmenso. Desde luego nos encantaría verlo, pensarlo y esperemos que alguien se anime a producirlo ya que tenemos bastante avanzado el trabajo (risas).
JM: ¿Qué cambios has visto en ti desde que enfrentaste este proyecto?
AJ: Soy un actor más consciente de sus capacidades, de sus tareas escénicas, de su entrenamiento. El monologo es un material muy especifico, no es terreno para explorar tu capacidad emocional ni tu construcción de una ficción concreta ni tu escucha. El monologo es muy artificioso, no deja de estar construyendo, como decía un maestro: «un fulano que se habla solo».
Hay que estar construyendo al otro con quien se interactúa todo el tiempo o abriendo al espectador, ser muy precisos con el tiempo, el espacio, me ha vuelto un actor mucho más consciente de ello. También me ha vuelto un actor mucho más sensible a ese diálogo con el espectador, como estamos dialogando, ver al espectador como un agente activo de la teatralidad, no solo un receptor y soy mucho más agradecido cuando estoy dialogando con mis compañeros actores. Disfruto mucho y agradezco hacer escenas con otros actores, normalmente antes de explorar el monologo pensamos como actores que queremos eso, aquel reto para explayar todas mis habilidades pero no, debes ser más técnico.