«Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas» (Reseña)
Aardman está de regreso con una aventura clásica pero entrañable.
Dentro de las grandes premiaciones la categoría a Mejor Película de Animación ha sido una de las más constantes en cuanto a calidad se refiere. 2024 no es la excepción con títulos que han demostrado que las películas animadas tienen mucho por contar y apreciar.
Flow, Robot Salvaje, Intensamente 2 o Memorias de un Caracol, son dignas cintas de los más grandes galardones y para completar la terna de 5 películas competidoras por la estatuilla Netflix entra con Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas, una divertida producción en stop motion que mantiene al icónico dúo hecho de arcilla presente como si el tiempo no hubiera pasado desde hace 20 años cuando conquistarán el reconocimiento de la Academia de manera merecida.
Gromit está preocupado por el hecho de que Wallace se haya vuelto demasiado dependiente de sus inventos, lo que resulta justificado cuando Wallace inventa un «gnomo inteligente» que parece desarrollar una mente propia.
Algo que siempre agrada de las propuestas de Aardman y el universo de Wallace y Gromit es que se pueden entender sin necesidad de haber visto el resto de películas o cortos que componen un cosmos narrativo. A su vez, se aprecia con sabor especial el conocer el resto de proyectos anteriores, incluído Los Pantalones Equivocados, corto ganador del Oscar en 1994. Las fotos del inicio certifican que las otras aventuras son canónicas y es justo el esquema de introducir a Feathers McGraw así como de la historia previa entre este villano pingüino con los dos héroes lo que refleja lo antes dicho.
El guión de Park y Mark Buthon lleva con el característico humor elegante de Wallace y Gromit el abordaje de un tema tan actual como el de la dependencia a la tecnología. El mensaje más importante es el de buscar un balance en el uso de los nuevos avances tecnológicos, ya que de permitir que controlen todo, los vínculos con los seres queridos y la propia existencia se condenan.
La cinta es ágil, dinámica, las secuencias son una maravilla del stop motion que demuestran el talento y la experiencia que Aardman posee a la hora de construir sus producciones, teniendo en cada situación una oportunidad para desplegar todas sus ideas de una manera brillante.
La apuesta de las películas de Wallace y Gromi es el de ser un disfrute para chicos y grandes. Mientras que los niños disfrutan del carisma de los protagonistas junto a un atractivo diseño de sus locaciones y de sus personajes, lo técnico plantea momentos que entregan números musicales imperdibles, batallas inesperadas que funcionan o de ese humor físico que solo sería así de vistoso con la arcilla como elemento primordial.
En cuanto a Feathers, merece la pena subrayar que sin necesidad de diálogos o siquiera cambios en su rostro, la amenaza que representa su inteligencia, maldad en gestos diversos combinados con la ternura que podría poseer un pingüino es inolvidable.
Referente a los Noorbots, son un agregado divertido y malévolo, una nueva incorporación en personajes que tienen que ver con la IA, entes con una facilidad para pasar de la ternura a la maldad en cuestión de segundos, con signos tan funcionales a la par de sencillos como el cambio de color/forma de los ojos o hasta en la manera de seguir una indicación.
Sin apostar por innovar y sin sorprender en cuanto a la trama, Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas funciona para su propósito fundamental que es entretener, evitando renunciar a la calidad que caracteriza a su estudio y demostrando que las propuestas familiares pueden ser excelentes producciones que sean dignas de los más altos reconocimientos.
