Sophie Alexander-Katz, del Blanco de Verano a las Coordenadas Sutiles
No cabe duda que una de las mejores actrices que actualmente figuran en el mundo del cine, la televisión y el teatro es Sophie Alexander-Katz, que desde sus inicios en la serie XY en Canal Once así como en el resto de su carrera alrededor de grandes historias que la han llevado a ser nominada a varios premios, es son duda un gran talento que siempre ha dado de que hablar.
En Unplugged News tuvimos la oportunidad de hablar con la multifacética artista acerca de dos proyectos recientes, Blanco de Verano, ópera prima de Rodrigo Ruiz Patterson y la obra de teatro digital Coordenadas Sutiles, ganadora del premio al Mejor Proyecto Teatral en Video dentro de los Premios Metro 2021.
Iniciando la charla, Sophie nos habló de su participación en la ópera prima Blanco de Verano y su papel como Valeria. “La película habla de la relación codependiente que puede llegar a existir entre una madre y un hijo, sobre todo cuando ella es soltera. Muchas veces hablamos de ello y pensamos poco en que tanto los padres y las madres son las que dependen más de los hijos y no al revés. La cinta lleva a reflexionar sobre esto, preguntarnos qué tan bien acomodados tenemos nuestros valores y cubiertas las necesidades psicoemocionales en diferentes frentes y no puestas todas en una sola persona. Siempre hablamos de que no debemos depender de otros para lograr esa satisfacción interna pero en realidad los seres humanos somos seres humanos por excelencia y definitivamente necesitamos de los demás pero una sola no va a cubrir todas esas necesidades que tenemos.”
Ahondando más en el rol de esta madre abengada y sobre protectora, Alexander-Katz explicó más a fondo esta dinámica y las cuestiones que la misma levanta. “Valeria es una madre completamente recargada en su hijo que te deja pensando que tanto realmente ella quisiera o no meter a un tercer elemento en esta familia que está conformada por dos personas. Para el niño, cuando los lazos son tan cerrados, como una especie de dueto que tiene su manera de vivir, sus costumbres y dinámicas, cuando meten a un tercer elemento siempre van a pasar cosas y resulta en un evento traumático donde pueden suceder cosas positivas o negativas. La película ofrece esa perspectiva, esa tensión en la que las dinámicas cambian y nos mantienen en el borde del asiento para saber si esta versión tripartita de la familia puede funcionar o no.”
Pero lo que más le llamó de este proyecto cinematográfico fue el alcance del relato que Ruiz Patterson. “Me pareció atractivo que es una historia universal pues no solo aplica a las madres solteras mexicanas sino que en cualquier parte del mundo se pueden identificar con ella. Además, es un relejo de la transición de un joven que camina entre la infancia y la adolescencia, un punto muy delicado en la vida. Está en la delgada línea del despertar sexual, de la búsqueda de una identidad como hombre”, confesó la actriz.
A su vez, la nominada al Ariel explicó cómo la película puede levantar ciertos puntos de reflexión acerca de los micro machismos y las viejas creencias familiares. “Rodrigo, el personaje de Adrián, busca una atención porque surge la cuestión de que tanto su madre puede ayudarlo a transicional entre la infancia y adolescencia de un niño que se está volviendo hombre y que tanto no es así. Porque puede ser un mito, una vieja creencia de antaño el que se necesite una figura masculina para ello, así como las nuevas dinámicas familiares que se han establecido y han roto las ideas preestablecidas del ser humano.”
Algo que también destacó en esta charla fue la capacidad de desarrollar personajes que están rotos por dentro y cómo eso va derivando en otros puntos. “Me parece maravilloso de esta película que ves a los personajes trabajar desde sus fracturas emocionales. Todos buscamos ser la mejor versión de nosotros mismos pero en realidad lo que nos acaba pasando es que trabajamos e interactuamos desde nuestros errores y rupturas. Todos tenemos esa cajita guardada de necesidades no cubiertas a nivel emocional, no existe la perfección aunque constantemente aspiremos a ello pero al parecer eso no existe ni siquiera en la naturaleza.”
Hablando de las fracturas emocionales y lo que estas provocan en una persona, brincamos al rol que realiza en la obra Coordenadas Sutiles, papel que no fue nada fácil de hacer para la actriz. “Tomar el papel de Sophie fue realmente escalofriante. Esta es la primera vez que Diego del Río que ha dirigido tantas obras ya, escribió algo y no tengo idea de porqué se le ocurrió escribirme un monólogo, algo que nunca había hecho. La idea de estar sola en un escenario me aterra pero así fue. Lo hizo en medio de la pandemia y me sentí completamente sorprendida de que haya sido su centro de inspiración para poder escribir algo. Eso me pareció brutal”, expuso la actriz, sin dejar de lado el gran reto que fue para ella aceptarlo.
“Era un desafío pararme sola en el escenario, en medio de la pandemia, sin saber realmente a dónde llevar el proyecto. La obra no es autobiográfica, cabe aclarar, aunque la protagonista se llame como yo. Y creo que lo que Diego aborda en este monólogo y terminó siendo ya con Samuel Sosa como productor, es que filmamos a seis cámaras con un equipo muy profesional y completo a nivel técnico en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. Lo que vemos en pantalla es una función real que le di por primera vez a una espectadora. Siempre he pensado que es el colmo de una actriz representar una obra en este lugar tan importante pero que por las restricciones sanitarias solo tuve a una espectadora en frente, aunque son cosa que me pasan todo el tiempo en mi carrera. Es parte de mi convivencia con mi propia profesión”, declaró entre risas la talentosa actriz.”
La dramaturgia de del Río abarca no sólo a esta actriz deconstruida sino también un tema bastante fuerte como las enfermedades psicológicas. “Es lo bello de este monólogo, que no solo abarca el tema de la actriz que ya no puede seguir con su profesión y que regresa al escenario por primera vez pero ya no actuando sino desde ella para ver si puede aún sobrevivir en él. De ahí sale este otro tema importante, que son las enfermedades mentales como el Trastorno Obsesivo Compulsivo o TOC o el Trastorno Bipolar tipo 2, en el que pasas de episodios muy depresivos a otros hipo maníacos. La protagonista entiende por fin que lo que le impidió seguir es esta condición que viene desde 300 años de historia de mujeres en su familia que fueron actrices que tenían estas características que empataban con los problemas de Sophie”, afirmó Alexander-Katz.
La actriz aprovechó para recordar la importancia de este gran oficio y los alcances que puede tener. “Somos contadores de historias, a eso nos dedicamos en este oficio. Todo lo demás es ruido. En realidad, somos personajes que contamos relatos con la única diferencia de que, cuando lo hacemos, lo vivimos en carne propia. Lo que yo pensaba en el momento de hacer Coordenadas era tratar de sobrevivir esta dramaturgia para que mi personaje pudiera llegar hasta el final de este experimento que ella misma se puso para volver a tocar el escenario, como una prueba a ella misma. Creo que a través de este rol tenía un compromiso de cariño para que pudiera llegar a este final de su encuentro.”
Tambien, Sophie enfatizó lo interesante de la puesta en escena, que fue una de las primeras obras digitales. “Fue de las que inicialmente fueron creadas para ese propósito. No es algo que ya hubiéramos hecho antes en teatro y que solamente le agregamos las cámaras para que se adaptaran a la obra. Esta fue pensada para verse así. Nació en el teatro así, pensado para el teatro digital, este nuevo formato que el COVID-19 nos obligó a inventar para que no dejáramos de existir.”
Aunado a ello, la actriz aseveró que sintió una obligación por hacerla debido a sus convicciones personales. “Es un acto de disidencia. Por eso lo acepté y aunque me aferrara mucho, lo teníamos que hacer porque es un registro histórico del teatro en la pandemia. Es otra faceta del mismo en el mundo.”
En una etapa en la que la cultura de todo tipo sufrió y aun no se recupera del todo, Alexander-Katz definió claramente su postura ante esta crisis que han enfrentado los cines y, sobre todo, el teatro. “Pienso que jamás dejará de existir el teatro ni la cultura mientras la humanidad siga viva. Es el reflejo de nosotros, una necesidad del ser humano de vernos fuera de nosotros mismos para comprender y ver los errores, emociones y pensamientos que tenemos en 3D. Las artes colectivas que reflejan esa entraña humana, como el cine, la televisión y el teatro, seguirán existiendo mientras vivamos por lo que significan. No es una necesidad, es un derecho que tenemos”, concluyó tajante la actriz.