FICM 20: “¿De verdad me puede oír o es como mandarle un mensaje a una zanahoria?”, José Permar director de “Ir y Volver”

Es difícil voltear atrás, a esos días de aislamiento, de distancia con nuestros seres amados, de miedo y preocupación que vivimos desde el 2020. Para José Permar, el cine fue un gran acompañamiento en esos momentos en los que su madre estaba hospitalizada y durante su recuperación. Esta vivencia la capturó en su cortometraje “Ir y Volver” que formó parte del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) en su edición 20.
“Yo me estaba mudando de Hungría a Bruselas cuando esto pasó en México y yo no veía a nadie de mi familia. Cuando recibo la noticia de que mi mamá estaba enferma no había manera de ir. Todos empezamos a hablar sobre la muerte, mi hermana me decía que se iba a morir”, contó el cineasta.
La propuesta de este cortometraje es un respiro a todas esas imágenes de la emergencia sanitaria que vimos en las noticias. En “Ir y Volver” observamos imágenes de las calles de Bruselas, de sus paisajes, sus áreas verdes, sus casas, secuencias que filmó Permar como una especie de diario que entretejió con las notas de voz que enviaba a los doctores mientras su madre estaba en coma y de una llamada que tuvo con ella durante su recuperación.
“Entonces no había una imagen qué poner y era parte de expresar la distancia. Todo era muy difuso, la mala calidad del sonido, las llamadas de Whats app, notas de audio, por eso decidí usar esas texturas con ruido, porque para mi representaba esta desconexión. No quería pensar que mi mamá se pudiera morir, no quería tener en mi cabeza esas ideas y lo que hice fue grabar lo que yo estaba haciendo como una especie de diario. Me gustó que fuera en súper 8 porque era igual de difuso y con mala calidad para jugar con el Lo-Fi que tiene esa textura de un sueño”, explica el director.

Las notas de voz, las llamadas y videollamadas que proponía el personal de salud para acortar distancias con los enfermos, para algunos no les daba tranquilidad: “me la pasaba peleando con los enfermeros ¿De verdad me puede oír o es como mandarle un mensaje a una zanahoria?”, compartió Permar.
“Cuando ella despertó mi primer pregunta fue ¿Si te acuerdas de algo? ¿Qué se siente estar en coma? ¿viste la luz? De ahí empezó la plática”, menciona el cineasta sobre el inicio de este cortometraje. “Mi mayor preocupación era que si le estoy mandando un audio y ella no podía escuchar, era un vegetal, está en coma, está muerta ¿Qué caso tiene? pero si me puede escuchar, ella está consciente y yo le estoy diciendo adiós ahí llorando y berreando, qué horrible escuchar eso, por eso le pregunté ¿estabas aquí? ¿no estabas aquí? ¿escuchaste mi voz?”.
Fueron 6 meses de recuperación, en los que su madre no podía salir de la cama y José Permar no podía viajar para verla, así que esas llamadas y esta recabación de recuerdos y búsqueda de explicaciones para este cortometraje sirvieron como un puente entre ellos. Además, fue una exploración de su actividad como cineasta para realizar una narrativa más íntima.
“Rompí como una brecha que yo tenía con el documental, con el cine en general, que nunca había hecho nada muy personal. En los documentales, es observar la vida de alguien más. Yo tenía esa barrera que no quería cruzar, ni siquiera con los personajes, de ir a algo muy íntimo. Siempre me quedaba en lo anecdótico y me gusta. Pero me hizo romper esta brecha y es la primera vez que siento que estoy exponiéndome más, este soy yo, esto pienso y esto me pasó”, expresó.
Con una trayectoria en la que se encuentran trabajos principalmente documentales como “Afuera” (2015), “Aurelia y Pedro” (2016) y «Off the Road / Fuera del camino” (2020), que ha recibido reconocimientos como Premio Ariel 2017 y la Mención Especial en el Festival Internacional de Cine de Berlín, para José Permar “Ir y Volver” es un proyecto que le permitió reencontrarse con una parte valiosa del cine como arte, una forma de expresión que sana. “A veces los largometrajes se convierten en un proceso muy burocrático. Que aplica a los fondos, checate esto y aquello. Lo empecé a sentir como un trabajo y olvidé lo terapéutico que tiene el arte para ayudar a quienes lo ven y a quien lo está haciendo”.
“Entonces hacer una película cuando yo sentía que no podía hacer nada, que no podía viajar a verla, me reconfortó. Fue como resignificar el hacer cine, olvidarme por un rato y no pensar en lo que estaba haciendo como una especie de trabajo o de la búsqueda de ser un cineasta profesional y que tengo que empezar a seguir cierto patrón para hacer las cosas. Fue por el puro hecho terapéutico, como cuando tienes algo atorado y lo escribes, y te ayuda a procesar, pensé en el cine como algo para procesar mi vida, creo que me cambió, me hizo verlo de mejor forma”, comparte el director.
Permar ha trabajado con diversas narrativas y no busca crear una línea, sigue experimentando en el cine y actualmente trabaja un documental en Bruselas que lo titulará “Tutorial para quemar a un ser humano” donde no hay narrativa, solo un tema: “Estoy trabajando con gente de la policía, grupos paramilitares, gente que hace protestas, que está tomando entrenamiento para afrontar policías, que da clase de arte marciales y los estoy poniendo en un estudio, en el que solo tienen que mostrar para la cámara como aprendieron a defenderse y atacar a otra persona. Comparando sólo los movimientos del cuerpo y sus aprendizajes estoy intentando hacer una especie de ensayo en cómo definimos la otredad y los prejuicios sobre cómo inventamos el enemigo ideal.
“Ir y Volver” es un cortometraje documental que no nos deja soltar el oscuro 2020, pero también ofrece una propuesta para reconectar y sanar lo vivido. Después de su paso por el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, por el FICM y próximamente en Festival Internacional de Cine de los Cabos, José Permar está entusiasmado por que su familia lo vea en pantalla grande y que sea un punto de conversación para quienes lo vean “es un trabajo muy personal, entonces lo hice sin pensar en expectativas de que mucha gente lo viera, pero se me hace bonito poder compartirlo, me gusta que esté en México, porque hay chance de que mi familia lo pueda ver. La pantalla no me importa tanto, pero el hecho de verlo juntos, es lo que se me hace más padre, que puede acabar y la gente puede salir del cine y comentar ¿te gustó ? ¿no te gustó?”, finaliza.