Reseña Sombra y Hueso (Serie)

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En los últimos años las adaptaciones de libros juveniles no van del todo bien, sin embargo, entre estos productos, Sombra y Hueso logró sorprender a la audiencia, porque no era buena, pero tenía ciertos puntos a favor que lograron que se renovara para una segunda temporada.

Afortunadamente, parece ser que escucharon las críticas del público y remediaron algunos errores, tanto de trama como en producción. Conforme pasaron los capítulos, la temporada se iba alejando cada vez más del canon de los libros, en principio podría sonar como algo malo, pero resultó ser lo mejor. La serie avanzó notablemente y te encontrabas queriendo saber más después de cada capítulo. Por su parte, los efectos fueron mejorados, sobre todo en la cuestión de los poderes de los grisha, ya no se ven baratos y son más fluidos.

El libro homónimo de Leigh Bardugo, en su momento tuvo mucho éxito, pero la historia que realmente atrapó el corazón de los fanáticos fue Seis de Cuervos. Para la producción de la serie, se anunció que unirían ambas historias, por lo que había cierta ilusión de poder ver a la pandilla de ladrones en la pantalla. Esto fue uno de los puntos a favor y al mismo tiempo en contra, ya que los personajes llegaron a ser más interesantes que los protagonistas de Sombra y Hueso, a pesar de que estos tenían poderes y en teoría mayor influencia en la trama.

Sombra y hueso (2021) - Filmaffinity

Durante la primera temporada se sentía que estaban contando dos historias que no terminaban de conectar, las interacciones se sentían forzadas y más teniendo en cuenta que no había apoyo del fandom a esta mezcla, dado que los acontecimientos de Seis de Cuervos son posteriores a la trilogía de Sombra y Hueso. Sin embargo, la segunda temporada logró arreglar la situación de una manera un tanto inesperada, acortando la historia de dos libros en una temporada, retomando únicamente lo esencial y creando un mundo nuevo, lleno de cultura e historia.

Sigue siendo más interesante la historia de los cuervos pero ya no fastidia tanto ver la trama de Alina (Jessie Mei Li) y esto es gracias a que su actuación a mejorado desde la última vez, además de que el guion fue más amable con su personaje, le otorgó más poder y dinamismo. Incluso el nuevo interés romántico es interesante, tristemente, esto provocó que la relación entre ella y Mal (Archie Renaux) se vea aún peor que en la primera temporada.

La serie había logrado que Mal fuera más simpático y que incluso se apoyara la relación, ya que su personalidad en los libros era muy pesada y obstruía el camino de la protagonista. Hasta cierto punto parecía que le tenía envidia por tener poderes, nunca amó esa parte de Alina. Sin embargo, el Mal de la serie no tiene estos defectos, lo único es que no hay química entre los actores, por más dramáticas que sean las escenas no terminas de comprar su amor.

Por su parte, el otro interés “romático” de Alina, era el Darkling (Ben Barnes), aquí tenemos un dilema, por un lado, el resumir los dos libros en una sola temporada tuvo como resultado una historia ágil, pero esto mismo provocó que el villano fuera un chiste, únicamente la interpretación de Ben es lo que se rescata, porque el guion no le ayudo en nada. En los libros el Darkling era malo malísimo, capaz de desfigurar a su propia madre y masacrar un orfanato; en la serie hizo las cosas a medias y, al final, lo mostraron demasiado vulnerable, haciendo que el espectador hasta llegue a empatizar con él, que podría haber sido algo a favor, pero termino viéndose como un señor berrinchudo con mucho poder.

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Su amenaza realmente nunca se sintió como algo grave, lo que preocupaba era que Alina no tuviera el suficiente poder para vencer a la sombra. Además, el pequeño grupo de grishas que le pusieron como ejército al Darkling fue lo peor de toda la serie, parece ser que un requisito para formar parte de ellos era ser un mal actor. Todas las escenas fueron sobre actuadas y lo único que provocan es un deseo porque salgan de pantalla por el cringe que generan.

Siguiendo el tema de los intereses amorosos, tenemos al príncipe Nikolai Lantsov (Patrick Gibson), quien en el libro es un tanto dudosa su integridad, pero en la serie es un personaje muy agradable, que tiene más química con Alina que cualquier otro y los productores explotaron muy bien ese aspecto, haciendo que su compromiso fuera un detonante para crear una tercera temporada aún acabando el arco de los libros.

En la obra de Bardugo realmente no quieres saber más del príncipe es más como un estorbo y un muy pobre triángulo amoroso, pero en la serie de Netflix el personaje es tan simpático y el giro final podría llevar a caminos interesantes.

Hablando del giro, se tiene que mencionar que hay un cambio radical entre el final de los libros y el final de la serie. En los libros Alina sufre una decadencia física y emocional posterior a la lucha contra el Darkling. Por su parte, en la serie sí se echó en falta un poco de esto y el entrenamiento con Baghra (Zoe Wanamaker), porque todo se siente muy fácil, pero al mismo tiempo estuvo bien porque ahorraron problemas innecesarios. Compensaron el coste físico por algo más emocional, Alina tiene que hacer ciertos sacrificios y, además le dieron coherencia a estos, el Darkling le mencinó algo relacionado al equilibrio, un tema que se ha pasado por alto en la serie, pero que al parecer va a cobrar relevancia en la tercera temporada.

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Ahora hay que hablar de los cuervos, no hay mucho que comentar sobre ellos mas que su historia, aunque en apariencia es más simple, es mejor que el arco de Alina. Fueron más fieles a los libros y agregaron nuevas aventuras que proporcionaron la evolución adecuada a los personajes. Al igual que en la trilogía de Sombra y Hueso se aceleraron algunos acontecimientos, hasta cierto punto se podría considerar un mundo alterno que no tiene tantas discrepancias con el original, únicamente las relaciones entre el grupo se afianzan más rápido pero no por ello es menos orgánico.

Además, en esta ocasión unieron de mejor forma las historias, sigue sin ser excelente este punto porque el tema de la espada fue un recurso no muy importante al final. Se sintió como un pretexto para que estuvieran en la batalla, sin embargo, su papel dentro de ella lo compensó porque se robaron la pantalla y está bien. Los actores que interpretan a Inej (Amita Suman), Kaz (Freddy Carter), Nina (Danielle Galligan), Jesper (Kit Young) y Wylan (Jack Wolfe), hicieron suyos a los personajes.

Desde un punto de vista personal, le dieron un mejor final a los protagonistas, en principio porque hasta el momento, Alina no ha tenido que perder su identidad como grisha, que fue algo que en los libros molestó demasiado. La relegaron a tener una vida simple, que no está mal, pero fue anticlimático después de todo el arco de empoderamiento y aceptación por el que tuvo que pasar. En la serie le dan un giro más obscuro, manteniendo su evolución. Por su parte, Mal e Inej están viviendo y participando en actividades que van muy bien con su ideología y enriquecen a los personajes.

La única parte negativa es lo acontecido con el Darkling, que al tener a Ben Barnes en el cast se siente como un desperdicio lo que hicieron, pero igualmente la historia como la llevaron a cabo ya no daba para más. Además, se sintió bien ese final, fue refrescante y definitivamente dejará intrigados tanto al fandom de la serie como de los libros, porque tal parece que los papeles se van a invertir, ahora se tomará como base a Seis de Cuervos y la trama de los personajes que pertenecen a Sombra y Hueso será lo novedoso. Ahora bien, probablemente eso lleve de nuevo a que brillen más nuestra querida pandilla de ladrones que Sankta Alina y el príncipe Nikolai, pero todo sea por tener más escenas entre Kaz e Inej.

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