Los Ángeles Azules y una fiesta musical como pocas en el Auditorio Nacional

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Créditos a la imagen de la portada a Omar Flores.

Con un Auditorio Nacional a reventar y un público que se entregó por completo, Los Ángeles Azules ofrecieron una auténtica fiesta que tanto fans como público general disfrutó en las casi dos hora que duró el concierto.

Los originarios de Iztapalapa no se dejaron nada y desde el inicio los asistentes dejaron sus butacas para bailar ya sea solos o con sus parejas, siendo estas últimas las que mayor número representaron.

Después de la primera media hora de concierto, las sorpresas comenzaron a llegar; fue con «Mi Niña Mujer» que el dúo Ha Ash hizo su aparición y a la par de la orquesta, engalanaron la palestra. Es indudable que la calidad de los arreglos para cuerdas, coros y vientos elevó aún más la experiencia, teniendo a las dos hermanas bailando de principio a fin en su participación.

Después de grandes temas como «El Amor de Mi Vida», «Entrega de Amor» o «La Cumbia del Infinito» (siempre con visuales interesantes para darle volúmen a la música), le dieron la bienvenida a Américo, uno de los exponentes de la cumbia en Chile. Con él tocaron el hit «Cómo Te Voy A Olvidar», teniendo el chileno una gran oportunidad para demostrar su nivel vocal, mismo que sin duda le dió todavía más impacto a este track.

Además de darle oportunidad a «Otra Noche», sencillo que lanzaron junto a Nicki Nicole, la banda se dió el tiempo para agradecer a sus fans e incluso, le dedicaron aplausos a aquellos que «vienen a fuerzas» pero ovacionado a aquellos que «vienen felices».

El cierre del recital no pudo ser mejor con una selección que hizo mover el cuerpo a todos los presentes. Empezando con una buena versión de «Se me perdió la cadenita» de la Sonora Santanera, siguiendo con la entrada triunfal de Belinda para cantar «Amor A Primera Vista». La cantante contrastó con su look sin desentonar en su entrega y respondiendo a un venue que también le dedicó un aplauso a la artista.

Siguiendo con más sorpresas, Ximena Sariñana salió con toda la actitud para interpretar «Mis Sentimientos». Esta colaboración fue una de las que mejor sonó con la orquesta sinfónica y preparó los ánimos para las dos últimas canciones.

«Nunca es Suficiente» fue la ocasión para honrar a Natalia Lafourcade quien no pudo asistir. Los coros de los asistentes fueron muestra del cariño que se le tiene a este ya himno de la compositora mexicana, quien pudo dar más puntos a un espectáculo que brilló como las luces de los celulares que adornaron el recinto.

 

Pese a su pierna lastimada, Jay de la Cueva fue el encargado de cerrar la velada con «17 años», quien no solo le puso todo el alma y que además regaló una demostración de su talento con la guitarra, siempre interactuando con el público y con sus consentidos, como llamó a Los Ángeles Azules.

Cómo es costumbre, la música desde Iztapalapa para el mundo resonó con fuerza en el Coloso de Reforma dejando un gran recuerdo a los fanáticos así como de un grato sabor de boca a escuchas casuales.

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