El Zigzag de la Gacela: universos poéticos breves pero significativos

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Mientras se lee, uno puedo viajar en el tiempo, en la geografía y hasta en lo sentimientos. Esto es aún más significativo cuando el contenido así como de la estructura que la sostiene proceden a generar el efecto de traslado espacio-tiempo; si, es la magia que tiene sobre todo la poesía que hace de cada palabra, cada signo, cada milimétrica decisión algo fundamental.

El poder que engloba lo anterior hace que el lector común, el público casual, terminen por no entrar de lleno a los versos, al corazón de los poetas reflejado en sus escritos, con simpleza que enmascara una profundidad que siempre brinda de luz al alma. Y así se confirma cuando lees El Zigzag de la Gacela, de la escritora Carmen Leñero.

En esta ocasión la autora mexicana hace uso del ghazal (también conocida como gazal o gacela) una forma poética de origen persa correspondiendo al siglo VII y que depositan su belleza en aludir a asuntos que si bien pueden ser autónomos entre si se entrelazan con la musicalidad que crean una unidad de sentido abierta.

Cortos, en parejas de versos encerrados que encuentran la rima de manera alternada para darle una sensación de movimiento que fluye bellamente, las gacelas que propone Leñero corren en diversos temas que son abordados a través de la tradicion de poetas como Rumi, Hafiz i. Shiraz (de lado persa), Jim Harrison, John Thompson (de lado occidental) o incluso de la herencia que ha dejado la lengua española.

Pero ¿Qué puede impactar la lectura de esta propuesta? Sencillo: la red de conceptos o aristas temáticas que conviven en 82 páginas de inmersión poética.

Tomaremos dos ejemplos que podrían ilustrar lo anterior y que pueden animar a dejarse enamorar de esta bella forma de escribir. En primer lugar, podemos mencionar a la gacela Nombres; con apenas 6 parejas de versos, Carmen Leñero viaja por algunas de las tantas implicaciones que conllevan este concepto, desde el soporte existencial que da el saber que se posee un nombre hasta un cierre que dotan de aspectos divinos a lo gestual cuando se conversa.

El segundo ghazal y que bien podría ser el favorito de quienes se empapen de esta lectura es el tridente de fases como lo es Pandemia I, II, III, un emotivo, doliente, empático recuento de lo que fue aquello que azotó a principios de esta década.

Ver reflejadas la sensaciones de asfixia por la mascarilla, los decesos que explotaron sus cifras o hasta una reflexión sobre el estar con vida en esa crisis a través de rimas así como de una colección de palabras que le dan una sintonía musical, resulta en una preciosa manera de demostrar la importancia de la poesía, de su vigencia en cuanto a generar impacto.

Es una enorme dicha poder encontrarse con este tipo de obras que inviten a atreverse a dejar la zona de confort lectora y entregarse a la rítmica estética de la poesía. Es inevitable no invitar a adentrarse en una lectura ágil, fresca, conmovedora que curiosamente ha encontrado en el idioma castellano una rica fuente que nos nutre en cada incursión.

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